“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

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21/2/17

Goethe en Italia, sueño de juventud

Goethe ✆  Boris Pelcer
Higinio Polo

En el número 18 de la Via del Corso romana, frente al Palazzo Rondanini, se alojó Goethe durante su estancia en la ciudad, entre 1786 y 1788. Al menos, eso afirman los administradores de la casa donde vivió, aunque, en realidad, llegó a Roma el 1 de noviembre de 1786 y se marchó a Nápoles el 22 de febrero de 1787, para seguir después a Sicilia. No regresó hasta el 8 de junio de 1787, y se marchó para siempre en abril de 1788. Goethe cumplía con los rituales de su época. 

En la segunda mitad del siglo XVIII, el viaje a Italia era una de las obligaciones para cualquier persona culta: Winckelmann había puesto Pompeya y la civilización romana en el centro del interés de los nobles desocupados y los nuevos burgueses enriquecidos, y creía su deber llevar la grandeza del arte griego a todos los gabinetes de Europa. Inventando disciplinas, dotando al espolio y el robo de la dignidad del estudio y la arqueología, los contemporáneos ricos de Goethe viajaban a Italia, para entretener sus días y para educar su espíritu. “No se viaja para llegar, sino por viajar”, escribió Goethe, y esa convicción se encuentra a cada paso en sus páginas sobre Italia.

11/1/17

Natalia Ginzburg, las páginas de un siglo

Natalia Ginzburg ✆  Paolo Galetto
Higinio Polo

Este verano hizo un siglo que nació Natalia Levi, a quien conocemos como Natalia Ginzburg (por el apellido de su primer marido, que quiso conservar), una de las voces más notables de la literatura italiana del siglo XX, pese a que ella pensó siempre que era una autora menor; pero no hay duda de que escritoras como ella (y como Elsa Morante o Leda Rafanelli) componen una mirada imprescindible sobre el novecientos italiano. Natalia Levi era una mujer sencilla, observadora, a veces ensimismada, interesada en la vida cotidiana, aunque fue arrastrada en el torbellino de la desgracia que llevó a su primer marido a la muerte en las prisiones fascistas; era una escritora que construyó a veces, como en su primera novela, personajes que había visto desde su ventana o que se habían cruzado con ella, gente común, personas que disfrutan, como ella, de las pequeñas cosas de la vida, y lo hizo con una mirada a veces triste, que, sin embargo, creía apasionadamente en el ser humano y en la libertad.

12/9/16

Vivir sin Nikolái Gógol

Nikolái Gógol ✆ Fabrizio Cassetta
Higinio Polo
En el número 7A del bulevar Nikitski de Moscú se alza la casa donde murió Nikolái Gógol. Aquí pasó los últimos cuatro años de su vida, progresivamente envuelto en las brumas de la incoherencia y la perturbación. Está en el barrio del Arbat, y es un sólido edificio de dos plantas, con arcadas que forman un porche y grandes ventanales; cuenta con una magnífica biblioteca con doscientos cincuenta mil libros y se ha convertido en un centro de investigación sobre el desdichado escritor ruso y sobre ciencias sociales. Cuando llegó allí Gógol, en diciembre de 1848, vivían en la mansión el conde Alexander Petrovich Tolstói y su esposa Anna, que lo acogieron. El escritor era todavía un hombre joven, no había cumplido aún cuarenta años, pero se encontraba ya prisionero de sus demonios, del fuego y el dolor que le sumergieron en una noche agonizante. 

Una reja, con dos pequeños arcos de entrada, cierra el jardín que da al bulevar Nikitski. En el centro del parterre, mirando al paseo, se alza la estatua de Gógol, cubierto con un capote, cabizbajo (“deseo que no se alce ningún monumento en mi honor”, escribió en su testamento), rodeado por bancos donde conversan estudiantes, y, a la derecha del patio, se levanta la mansión, con el pequeño porche que sostiene una terraza. En las habitaciones de la planta baja, expositores que ilustran la vida de Gógol, manuscritos, vitrinas, relojes, mesitas con libros abiertos, y, en la gran sala central de paredes carmesí y cortinas de rojo persa, un daguerrotipo del escritor, posando con bastón, de 1845.

16/3/16

Cinco años de guerra en Siria

Higinio Polo   /   Hace ahora cinco años que empezó la guerra en Siria. La mayoría de fuentes fijan su inicio el 15 de marzo de 2011. En aquellos días, se hablaba en la prensa internacional de manifestaciones de protesta en Damasco y en otras ciudades sirias, de confusas informaciones sobre los muertos en las protestas reprimidas por la policía, y, también de manifestaciones de los partidarios de Bashar al-Asad, en la oleada confusa de las “primaveras árabes” que se había iniciado en Túnez y seguiría en Egipto y otros países. La aparición de nuevos actores políticos en Siria, como la “Organización Siria por los derechos humanos” que abastecía de información a los medios internacionales, y que tenía detrás la mano de gobiernos occidentales, empezó a cambiar la situación. Al mismo tiempo, en esos mismos días de marzo, Francia y Gran Bretaña preparaban la guerra contra Gadafi, mientras Obama amenazaba al dirigente libio, aunque declaraba que no enviaría soldados a Libia: actuaría desde un segundo plano. Una semana después del inicio de la guerra en Siria, la flota norteamericana se preparaba para lanzar el ataque en Libia, y aviones británicos, norteamericanos y franceses empezaban a bombardear el país. Y Arabia intervenía en Bahréin para reprimir las protestas de la población.

5/10/15

Alvar Aalto / Arquitectura orgánica, síntesis y armonía

Alvar Aalto ✆ Rufus & Jason
Higinio Polo   |   “Todo lo que es superfluo se vuelve feo con el tiempo”, dijo Alvar Aalto, el arquitecto funcionalista orgánico que rechazaba el ascendiente de Le Corbusier o de Wright en su obra, y, en cambio, consideraba que las mayores influencias en su arquitectura venían de sus padres, de su infancia y de los lugares donde creció y se hizo adulto. Aalto, era hijo de un topógrafo y una funcionaria de Correos, hablaba sueco, y nació en el Imperio ruso. Cuando inició sus estudios de arquitectura en Helsinki, Finlandia era todavía territorio del imperio zarista, aunque la revolución bolchevique cambiaría las cosas. Era un hombre que estimaba a escritores como Anatole France y Ludwig Holberg, y quería capturar la estética, en una armonía con la vida arraigada en la soledad finesa, y repartía la luz y anudaba las necesidades humanas para crear una arquitectura multisensorial, donde los materiales ayudaban a dar satisfacción al habitante, al ser humano, en un minucioso espacio en cuya definición fue decisivo el trabajo de Moholy-Nagy con los materiales y la luz. Si hoy los arquitectos-estrella crean grandes edificios y conjuntos, semejantes a los grandes palacios y mansiones de siglos anteriores, Aalto insistía en los proyectos para viviendas.

4/9/15

Antón Chéjov en la isla de Sajalín

Sajalín es una larga isla rusa de mil kilómetros situada al norte del Japón, mayor que Bélgica y Holanda juntas, con más de tres mil kilómetros de costas

Higinio Polo   |   Antón Pávlovich Chejov sólo vivió cuarenta y cuatro años, por una tuberculosis que lo llevó a la tumba, pero nos ha dejado delicadas estampas de la Rusia de su tiempo, desgarradores relatos sobre la ferocidad de su siglo, piezas teatrales conmovedoras y una comprensiva mirada sobre la gente que intentaba vivir bajo un imperio extenuado y unas décadas sin apelación, intentando capturar la vida que, según él, autores como Ibsen desconocían. Su abuelo fue un mujik que había comprado su propia libertad, y Chéjov nació y creció en Taganrog, en el mar de Azov, como Sedov, el explorador ruso del Ártico. A Antón Pávlovich le gustaba caminar por las praderas que habían recorrido los escitas, tierras llenas de hierbas olorosas, ruda, ajenjo y vendaval; descansar en los trigales, soñar el mundo subido a alguno de los carros de bueyes que utilizaban los campesinos, y navegar por las aguas perdidas del Azov. Era un hombre paciente, aunque poco inclinado a la veneración acrítica del pueblo ruso, a las austeras ideas tolstoianas; por eso, escribió: “algo me dice que hay más amor a la humanidad en la energía eléctrica y la máquina de vapor que en la castidad y la negativa a comer carne”. Hasta 1879 no se trasladó a Moscú. Era un joven de diecinueve años que empezaba a estudiar medicina, y que, después, comenzó a escribir relatos para ganar algunos rublos.  

30/12/14

Maldito socialismo, ¡cómo te echamos de menos!

Higinio Polo
Hace unas semanas, en Berlín, mientras los beneficiarios del cambio político en la Europa del Este celebraban la desaparición del muro (y, sobre todo, del “socialismo real”) hace veinte años, como prueba manifiesta de la superioridad social del capitalismo, la prensa internacional conservadora lanzó una de sus habituales campañas propagandísticas para vender de nuevo la mentira del supuesto éxito conseguido por el cambio político y económico en los antiguos países socialistas europeos.

La escenificación de una alegría impostada en ceremonias de auto alabanza (con evidentes concesiones al nacionalismo alemán) y la presencia, y, después, las imágenes difundidas por el mundo de Gorbachov, George Bush, Kohl, Merkel, Wałesa y otros (incluso Medveded) celebrando la “victoria sobre el comunismo”, escondían el sufrimiento social causado por el retroceso hacia el capitalismo en toda la Europa oriental, y se revelaban como la gran mentira de los festejos de Berlín.

4/11/14

Los lápices de Máximo Gorki | Los guardaba porque le recordaban los lejanos días en que aprendió a leer

Máximo Gorki
Mikhail Nesterov

Higinio Polo
Malaya Nikitskaya es una calle tranquila, con fincas arboladas, hasta donde, en ocasiones, se acercaba Stalin en los primeros años treinta. La casa del número 6, justo en la esquina con Spiridónovka, se halla frente a una iglesia que muestra en su fachada un pórtico neoclásico, de columnas corintias y paredes amarillas. La finca tiene un arco de entrada y un muro bajo culminado por una reja modernista, que, como el resto de la casa, fue ideada por el maestro del modernismo ruso, Fiódor Shéjtel. Fue la mansión de un banquero, Stepan Riabushinski, y, tras la revolución bolchevique, instalaron aquí la editorial del Estado, Gosizdat, y se fundó la Unión de Escritores de la URSS.
 
Es el lugar donde Máximo Gorki vivió sus últimos cinco años de vida: se encuentra en el barrio de Tverskaya de Moscú. Aquí lo visitaban dirigentes revolucionarios, poetas, ráfagas perdidas de su dura juventud, y vinieron a verle Romain Rolland y Bernard Shaw, y escribió La vida de Klim Samguin, cuando ya su vida era como un vapor renqueante avanzando por el Volga. Cuando se instaló en ella, en 1931, era ya un hombre mayor: tenía 63 años, pero eso no le impidió convertir su casa en uno de los centros culturales más relevantes del Moscú revolucionario. Allí se guardan ahora sus libros, sus papeles, las carpetas que acumuló al final de su vida. Aquí recibió Gorki a Stalin, Voroshílov y Kaganovich, en 1932, cuando todavía nadie esperaba los lutos y el escalofrío de una nueva guerra.

14/10/14

El joven Picasso, mirando las barracas de Pekín

Autorretrato, 1896 ✆ Pablo Picasso
Higinio Polo
En la larga vida de Picasso, Barcelona ocupa un pequeño espacio: apenas nueve años, entre 1895, cuando llega con su familia, y 1904, cuando se va a París para siempre, aunque él no lo supiese entonces. Sin embargo, aunque no son muchos, esos años de juventud forjan una mirada y son una educación sentimental que le acompañará a lo largo de toda su existencia. Esa época, ha sido recogida en una pequeña muestra en el Museo Picasso barcelonés con el título Paisatges de Barcelona, que ilustra el libro que publicó Claustre Rafart, con el título Els paisatges de la Barcelona de Picasso, aunque el pintor no fue, en modo alguno, un paisajista.

Cuando Picasso llega a Barcelona, descubre la ciudad moderna, en ebullición durante la regencia de María Cristina, poco antes del asesinato de Cánovas por el anarquista Angiolillo, y con Sagasta dirigiendo consejos de ministros en una España en decadencia pero a cuyos gobiernos no les tiembla la mano en la represión de los movimientos obreros y populares, que pasará por la pérdida de las colonias y el atentado contra Antonio Maura protagonizado por otro anarquista, Joaquín Miguel Artal, que le clavó un cuchillo en el pecho al presidente del gobierno ante la entrada principal de la basílica de la Mercè, justo al lado de la casa donde vivía el joven Picasso con su familia.

27/8/14

Julio Cortázar, tres paradas (y un sótano)

Julio Cortázar ✆ Ricardo Heredia
Higinio Polo
1. París. Hace ahora un siglo que nació Julio Cortázar, y cincuenta años de la publicación de Rayuela. Su primer libro fue para la poesía, sonetos que ilustraron sus poco más de veinte años, y, hoy, cuando se cumplen cien años de Cortázar, no puede evitarse sentir la injusticia del destino, que parece enterrarle un poco más, aunque se organicen seminarios, y aparezcan artículos, y se celebren sesiones, como la que se hizo con Aurora Bernárdez, su primera mujer, que cedió a la Fundación Juan March la biblioteca del escritor que guardaba en su casa de la rue Martel. Cortázar vivió en París durante muchos años, hasta su muerte, viajando también por otros países, aunque nunca se olvidó de Buenos Aires. Se había establecido en la capital francesa en 1951; consiguió trabajo como traductor de la UNESCO, y allí fue pasando estrechez, y llegaron los éxitos, mientras iba construyendo puertas para pasar al otro lado, husmeando los bulevares parisinos y los pasajes por dónde pasaban sombras, desventuras y soledades, sabiendo que París destruye despacio.

7/4/14

Camille Pissarro, en el bosque de Marly

El camino de Marly ✆ Camille Pissarro
Higinio Polo  |  Las pinturas de Pissarro [...] muestran paisajes, escenas campestres, caminos rurales de Louveciennes, Pontoise, Éragny, poblaciones cercanas a París, y, también, panoramas urbanos de la capital francesa, en una significativa selección del único pintor que participó en las ocho exposiciones impresionistas que se celebraron, a partir de 1874, en poco más de una década. Pissarro insiste en los caminos, en las calles, en senderos, vías que van a alguna parte, como si nos indicase que ese es el secreto de la existencia: caminar hacia delante. A veces, el camino es un bulevar, donde transitan los ciudadanos acomodados que se asustaron con la Comuna y los obreros que se aventuran en territorios ajenos, sin mezclarse, porque la ciudad burguesa es el escenario del triunfo de quienes imponen su voluntad en las fábricas y en los gabinetes artísticos. Aquí y allá, en los lienzos de Pissarro, aparece a veces la industria, un puente de hierro, una chimenea, como en la Île Lacroix, de Rouen, o un mercado popular, aunque el indudable protagonista es el paisaje rural.