El paro en Italia, como en casi toda Europa, ataca
fundamentalmente a los jóvenes. Y naturalmente lo más fácil no es crear
empleos, sino precarizar los mismos y establecer condiciones leoninas para los
que quieran entrar en el mercado laboral. Condiciones miserables: trabajo
precario, sueldo bajo y movilidad funcional y geográfica, a discreción (de la
empresa, naturalmente). Con estas condiciones que está imponiendo este gobierno (el
primer gobierno desde hace sesenta años que no ha salido de las urnas y ha sido
impuesto) pretenden además que los jóvenes italianos estén contentos, que estén
domesticados y que rindan pleitesía a quienes les ofrecen tamaña bicoca.
Como quiera que estas medidas, al parecer no han gustado
entre la juventud, el gobierno tecnócrata ha decidido pasar a la vejación. Y
entonces el presidente Monti, hace unos días dijo que los jóvenes tenían que
acostumbrarse a no tener un puesto de trabajo fijo, que eso era monótono y que
era mucho más bonito cambiar, tener nuevos desafíos…
La tasa de desempleo de Italia se situó en noviembre de 2011
en el 8,6 %,, además, el índice de desempleo juvenil (que comprende a
trabajadores de entre 15 y 24 años) se situó en noviembre en un 30,1 %. La tasa
de desempleo masculino se situó en el 7,6 %, mientras que el paro femenino
quedó en un 9,9 % .