Josep Casals | En Experiencia
y pobreza y El narrador, dos
artículos de tono distinto escritos respectivamente en 1933 y 1936, Benjamin
reitera una misma idea: “parece haberse perdido una facultad que cabía
considerar inalienable: la de intercambiar experiencias”; “la cotización de la
experiencia ha bajado”; la generación de la guerra ha vuelto de las trincheras
“más pobre en cuanto a experiencia comunicable”… Este empobrecimiento halla su
imagen en el movimiento uniforme del autómata.
1.
La adaptación al ritmo de la máquina en “la producción de
masa” se corresponde en el otium con
el sopor del tedio (ennui): desde los
primeros atisbos de la “normalización” de la industria en el siglo XVIII hasta
el taylorismo, se impone una temporalidad recursiva que ya F. Engels compara
con el semper idem de Sísifo. Por su
parte, Benjamin presenta este infierno tantálico como imagen de un tiempo vacío
—y, por ello, pesado como una losa.

