“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

22/6/12

Un movimiento construido por soñadores

Amy Goodman

Especial para La Página
En Estados Unidos hay alrededor de 12 millones de inmigrantes indocumentados, un número mayor que la población total de muchos países del mundo. La cifra incluye a 800.000 jóvenes que ahora probablemente tengan la posibilidad de obtener la residencia legal durante un tiempo limitado, gracias a una orden ejecutiva dictada la semana pasada por el Presidente Barack Obama. En un discurso pronunciado en el Rose Garden, Obama declaró: «Esta mañana la Secretaria Napolitano anunció las nuevas medidas que mi gobierno tomará para mejorar la política de inmigración de nuestro país, para hacerla más equitativa, más eficiente y más justa, en particular para ciertos jóvenes en ocasiones llamados ’soñadores’». Detrás del discurso hay un movimiento por el cambio social construido por millones de personas, cada uno con una historia diferente.

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Los «soñadores» son personas que viven en Estados Unidos sin documentación legal, a menudo llamados en forma peyorativa «ilegales», aunque llegaron al país durante su infancia y, en algunos casos, cuando eran bebés. Como dijo el Presidente Obama en su discurso: «Son jóvenes que estudian en nuestras escuelas, que juegan en nuestros barrios, son amigos de nuestros hijos, juran lealtad a nuestra bandera. Son estadounidenses de mente y alma, de todos los modos posibles, excepto uno: en los papeles”. Desde hace diez años existe una campaña para que se apruebe una ley en el Congreso que le de a estos jóvenes el estatus de ciudadanos legales a través de un proyecto de ley denominado «DREAM», sigla que en inglés significa: Ley de desarrollo, ayuda y educación para los menores extranjeros.

Antropología marxista / Es hora de leer a Lenin

Vladimir Lenin ✆ Inobras
Eduardo Zeind Palafox  

 Especial para La Página 
Vamos a aleccionarnos en menesteres antropológicos. El hombre es tal, el hombre es cual, el hombre es este o el de allá, decimos. Pero jamás concluimos una definición que nos sirva para conocer al hombre. Y si no lo hacemos, es porque el hombre tiene la gran capacidad de recrearse o de renovarse. Somos como los niños, que terminando de ver una película de vaqueros quieren ser vaqueros. Cuando los niños ven una película acerca de astronautas, quieren ser astronautas. Y si todos los días vemos idiotas, deseamos ser idiotas.

Estos ejemplos confirmarían las teorías de los que afirman que el medio ambiente configura al hombre. Pero otros, como Carlyle, nos refutarían. Es el héroe el que transforma el medio ambiente, el cual transforma, a su vez, a las masas. Hablar así es hablar de estirpes y de razas, aunque los conceptos raciales sean desechados actualmente por prudencia y por amor a la santa paz. ¿Qué estudia, al final, un antropólogo? Estudia las formas de producción materiales y culturales que practica el hombre.