Amy Goodman
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Especial para La Página
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En Estados Unidos hay alrededor de 12 millones de
inmigrantes indocumentados, un número mayor que la población total de muchos
países del mundo. La cifra incluye a 800.000 jóvenes que ahora probablemente
tengan la posibilidad de obtener la residencia legal durante un tiempo
limitado, gracias a una orden ejecutiva dictada la semana pasada por el
Presidente Barack Obama. En un discurso pronunciado en el Rose Garden, Obama
declaró: «Esta mañana la Secretaria Napolitano anunció las nuevas medidas que
mi gobierno tomará para mejorar la política de inmigración de nuestro país,
para hacerla más equitativa, más eficiente y más justa, en particular para
ciertos jóvenes en ocasiones llamados ’soñadores’». Detrás del discurso hay un
movimiento por el cambio social construido por millones de personas, cada uno
con una historia diferente.
Los «soñadores» son personas que viven en Estados Unidos sin
documentación legal, a menudo llamados en forma peyorativa «ilegales», aunque
llegaron al país durante su infancia y, en algunos casos, cuando eran bebés.
Como dijo el Presidente Obama en su discurso: «Son jóvenes que estudian en
nuestras escuelas, que juegan en nuestros barrios, son amigos de nuestros
hijos, juran lealtad a nuestra bandera. Son estadounidenses de mente y alma, de
todos los modos posibles, excepto uno: en los papeles”. Desde hace diez años
existe una campaña para que se apruebe una ley en el Congreso que le de a estos
jóvenes el estatus de ciudadanos legales a través de un proyecto de ley
denominado «DREAM», sigla que en inglés significa: Ley de desarrollo, ayuda y
educación para los menores extranjeros.