Gustavo Márquez Marín | Hay
incautos que todavía creen que el imperialismo es una invención de la
“izquierda trasnochada”. Repiten las mentiras que difunden los centros de
guerra psicológica de la CIA y el Pentágono, para justificar sus continuas
injerencias en Latinoamérica y el mundo. Deberían reflexionar sobre lo dicho
por el “premio nobel de la Paz” sobre la política exterior de EEUU: “Tenemos el Ejército más fuerte del mundo y
en ocasiones tenemos que torcer el brazo a los países si no quieren hacer lo
que queremos a través de métodos económicos, diplomáticos y a veces militares”,
confesando que en sus palabras hay una “dosis de realismo”. En otras palabras,
los Estados y Naciones tienen derecho a existir solo sí se supeditan a sus
intereses o podrían sucumbir a la furia de su maquinaria bélica genocida,
pagando con sangre y destrucción su osadía de pretender ser libres y soberanos.
Esa “dosis de realismo” le hace falta también a quienes se niegan a ver esa
realidad. Para ubicarse bastaría que den una hojeada a la historia de saqueos y
despojo que por más de 160 años han protagonizado en Nuestra América los
neocolonizadores del norte.
“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell
20/2/15
Dosis de realismo
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