Gustavo Márquez Marín | Hay
incautos que todavía creen que el imperialismo es una invención de la
“izquierda trasnochada”. Repiten las mentiras que difunden los centros de
guerra psicológica de la CIA y el Pentágono, para justificar sus continuas
injerencias en Latinoamérica y el mundo. Deberían reflexionar sobre lo dicho
por el “premio nobel de la Paz” sobre la política exterior de EEUU:
“Tenemos el Ejército más fuerte del mundo y
en ocasiones tenemos que torcer el brazo a los países si no quieren hacer lo
que queremos a través de métodos económicos, diplomáticos y a veces militares”,
confesando que en sus palabras hay una “dosis de realismo”. En otras palabras,
los Estados y Naciones tienen derecho a existir solo sí se supeditan a sus
intereses o podrían sucumbir a la furia de su maquinaria bélica genocida,
pagando con sangre y destrucción su osadía de pretender ser libres y soberanos.
Esa “dosis de realismo” le hace falta también a quienes se niegan a ver esa
realidad. Para ubicarse bastaría que den una hojeada a la historia de saqueos y
despojo que por más de 160 años han protagonizado en Nuestra América los
neocolonizadores del norte.