Nuestros pueblos históricamente sometidos no aparecen en la
historia mundial sino como una caricatura cómica con el agravante de ser
descubiertos por los europeos. Ésta región cuna de los mayas y de las
civilizaciones indígenas que poblaron y nutrieron nuestras tierras en el pasado
cuya conquista, sometimiento y cuasi exterminio implicó la destrucción de la
maravillosa cultura, diversidad religiosa, avances científicos de todo tipo,
forma de organización, arraigo defensa y convivencia solidaria con la madre
Tierra, que honorablemente poseían.
Por designios históricos y bajo el yugo europeo nuestros
ancestros se especializaron y a una nos predestinaron a la resistencia;
resistencia a todo un universo de crímenes a que se nos sometió; y por más de
400 años seguimos siendo víctimas. Desde nuestro nacimiento para el mundo
europeo –porque nosotros desde antes ya éramos- sólo aparecemos como una de las
regiones del mundo saqueadas dentro de la acumulación originaria sobre la que
se erigió el modo de producción capitalista; como escribe Galeano en la
alquimia colonial y neocolonial nuestra riqueza se convirtió [y se convierte]
en nuestra pobreza.
Tras 297 años de esclavitud española nuestro pueblo
denominado El Salvador se abrió al mundo para ser sometido de nuevo por el
Imperio Británico y luego por los Estados Unidos; cambiando sí -y sólo eso- la
forma del sometimiento. Y de nuevo los salvadoreños adoptamos una nueva forma de
resistir ya no al látigo, sino a los comerciantes londinenses y banqueros
ingleses, a las empresas yankeesde la Railaw Co.,UnitedFruit Co., etc.