“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

4/9/17

Nuestra revolución rusa, en su centenario


Charles Michaloux & François Sabado

 El centenario de la Comuna de París, en mayo de 1971 en París, estuvo marcado por una gran marcha en la que la muy reciente energía de Mayo del 68 flotaba en el ambiente de la primavera parisina delante del cementerio del Père-Lachaise y el Muro de los Federados. Era la celebración de un evento fundador pero que terminó en derrota. Si bien el recuerdo de la masacre de los Comuneros por los Versallescos y la burguesía parisina otorgaba a ese centenario toda su gravedad, estaba impregnado por la feliz esperanza de la juventud que salió a la calle aquel día. 
  
El centenario de la Revolución Rusa se presenta de manera muy diferente. Sin embargo, Octubre de 1917, a diferencia de la Comuna de Paris, concluyó con una victoria; una victoria prolongada, de forma brillante, por la que se ganó contra el cerco contrarrevolucionario de todas las grandes potencias de la época. Pero, tras los destrozos del estalinismo, la implosión de la Unión Soviética se dio sin que este brutal colapso reavivara la memoria de Octubre. No está previsto ninguna movilización [conmemorativa], y actualmente, tras una década de crisis en la que se siente cada vez más la violencia de un capitalismo sin fronteras, empieza a pesar el espíritu de los tiempos. Se aprovecha el centenario para hacer propaganda sobre lo nocivo o inútil de esa revolución que terminó en dictadura, o dando a entender que desde su nacimiento fue el instrumento de esta última gracias al golpe de Estado.