“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

4/8/12

George Orwell / Un clásico del cine: Rebelión en la granja [1954]

George Orwell  Paul Antonson 
Jesús María Dapena Botero

C. M. Woodhouse escribía en el verano londinense de 1954, en The Times Literary Supplement acerca de la novela de George Orwell, Rebelión en la granja (Animal Farm), publicada en el mismo mes y años de las explosiones de las bombas en Hiroshima y Nagasaki, que el novelista había pasado la vida entera preparándose para escribir esta obra literaria, aunque se consignara que el tiempo de escritura fuera entre 1943 y 1944, mientras iba en ascenso el desarrollo del Proyecto Manhattan, el paradigma estadounidense de la carrera armamentista contra los nazis, hasta su culminación con la destrucción de esas ciudades japonesas y así dar fin a la Segunda Guerra Mundial. (4)

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Se estaba, en el pleno contexto de una beligerancia sanguinaria, que se transformaría en una no menos atroz guerra fría, siempre bajo la amenaza de que nuevas megabombas pudieran causar una conflagración universal, con la cual se acabaría con todo, y el mundo, en medio de átomos para la guerra, que no para la paz, todo un derroche tanático de la energía.

Ahí en esa trama de aconteceres, la pluma de Orwell se deslizaba para narrarnos una fábula - más que un cuento de hadas- si entendemos por fábula, un relato ficticio y breve, con intención didáctica, que concluye con una moraleja final, en la que los protagonistas suelen ser animales.

Datos sobre el laúd

El Laúd fue un instrumento de cuerda muy utilizado entre los siglos XIV y XVIII y que ha resurgido a partir del siglo XX. También designa a todo instrumento en el que las cuerdas se sitúan en un plano paralelo a la caja a lo largo de un mástil saliente. El precursor del Laúd tenía la tapa hecha de piel, luego en el siglo VII se la reemplazo con madera en su mitad superior, en donde llevaba una roseta, la mitad inferior seguía cubriéndose con cuero, este instrumento se llamó al’oud (en madera ) término que se trastocó en Laúd cuyas cuerdas se amarraban al borde inferior del instrumento. A fines del siglo VII o principios del VIII se reemplazó su tapa enteramente con madera y se le adicionaron otras dos rosetas, se dotó con puente para las cuerdas tal como se dibujó en las primeras descripciones de instrumentos moros en España (códice 353 del Escorial, Cantigas de Santa María).

Hay dos videos con
música para laud...
... y tres audios con el mismo instrumento
El laúd fijó su forma clásica en torno al año 1500. Tiene una tapa plana de abeto y un fondo en forma de pera, profundo y muy ligero, formado por estrechos gajos de madera pegados entre ellos por sus lados, y de siete a diez trastes de tripa alrededor del mástil. Seis pares de cuerdas (cuerdas dobles) van desde las clavijas (colocadas en un clavijero doblado en ángulo hacia atrás del mástil), al puente pegado en la tapa. La afinación más característica en el renacimiento es la siguiente: Sol, Do, Fa, La, Re, Sol. La cuerda aguda suele ser sencilla. Por encima del puente hay una abertura redonda en la que se coloca una talla muy decorada o rosetón. Los dedos de la mano derecha del intérprete pulsan las cuerdas. El lautista inglés John Dowland (1563-1641) fue un destacado compositor para este instrumento durante el renacimiento.

Portugal / La esperanza no muere

Portugal... Sampaio
Miguel Urbano Rodrigues 

Adolfo Casais Montero escribió al final de los años 50 que “era difícil ser portugués”. Expresó una realidad. Humberto Delgado estaba refugiado en la Embajada de Brasil y en aquella época la imagen del fascismo era horrorosa en los medios intelectuales brasileños.

Português 
Conocí en el exilio esa situación. Los amigos preguntaban cómo podía el pueblo portugués soportar hace décadas una dictadura tan obscurantista como la de Salazar. Nuestras explicaciones sobre la supervivencia del régimen no convencían. Transcurrido medio siglo, la situación en Portugal me hace recordar el desahogo de Casais Monteiro en un contexto histórico muy diferente.

La crisis del capitalismo irrumpió en los EE UU y se extendió por el mundo. Pero en Portugal sus efectos se insertan en un cuadro que por sus facetas humillantes es difícil de comprender y explicar. Cada mañana cuando abro el computador y tomo conocimiento de las últimas noticias y en la noche al acompañar los noticieros de la televisión y escuchar los resúmenes de las declaraciones de ministros y diputados de los partidos de la burguesía y los discursos del Primer Ministro, soy tocado por la extraña sensación de asistir a una farsa intemporal en un país inimaginable. Temo que no exista precedente para una situación como la de Portugal en este año sombrío del 2012.

El gobierno de Obama hace fracasar el Tratado de Comercio de Armas de la ONU

Amy Goodman

Especial para La Página
Adivine qué está más estrictamente regulado: ¿el comercio mundial de bananas o el de los buques de guerra? En junio, un grupo de activistas se congregó en Time Square, Nueva York, para denunciar una absurda realidad: “Las bananas están más estrictamente reguladas que las armas de bajo calibre. Hay más normas que regulan el comercio de bananas de un país a otro que las que regulan el comercio de una AK-47 o un helicóptero militar”. Así lo expresó Suzanne Nossel, de Amnistía Internacional Estados Unidos, durante la manifestación justo antes de que comenzara la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Tratado de Comercio de Armas (TCA), realizada del 2 al 27 de julio. Gracias a una declaración de último momento realizada por Estados Unidos de que “necesitaba más tiempo” para revisar el breve texto del tratado, de apenas 11 páginas, la conferencia culminó la semana pasada en fracaso.

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No hay mucho que pueda considerarse polémico en el tratado. Los gobiernos signatarios acuerdan no exportar armas a países a los que se aplica un bloqueo de armas, ni exportar armas que facilitarían “la comisión de genocidio, crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra” u otras violaciones al derecho humanitario internacional. La exportación de armas está prohibida si facilita la “violencia de género o la violencia contra los niños” o si las armas son utilizadas para “el crimen internacional organizado”. ¿Por qué Estados Unidos necesita más tiempo que los más de 90 países restantes que tuvieron suficiente tiempo para leer y aprobar el texto? La respuesta estriba en el poder del lobby de la industria armamentista y la aparente incapacidad del Presidente Barack Obama de hacer lo correcto, especialmente si no fue fríamente calculado desde el punto de vista político.