Jacques Sapir | Las diversas revelaciones sobre las condiciones en que fue arrancado el acuerdo, y es mejor hablar de diktat entre Grecia y sus acreedores ilustran bien lo que uno podría pensar en caliente. Este acuerdo es un verdadero desastre para todos sus signatarios, y para Grecia en primer lugar. La larga entrevista concedida la noche del miércoles 14 de julio por Alexis Tsipras en la televisión estatal ERT lo confirma [1]. Confiesa que este acuerdo es un "mal acuerdo". El análisis que hizo en su blog el ex ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis va en el mismo sentido [2]. Además, el Fondo Monetario Internacional publicó una nota de análisis, que había sido comunicado a todas las partes implicadas en desde el 6 de julio y que demuestra de manera irrefutable que este acuerdo no es viable [3]. Desde entonces se revela otra cara del drama que tuvo lugar en la noche del 12 al 13: todo esto no sirve para nada.
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Otro acuerdo tendrá que ser encontrado rápidamente,
y la posibilidad de expulsión de Grecia de la zona euro vuelve con fuerza
[4]. El ministro de Finanzas alemán Schäuble lo ha reconocido, así como el ex
gobernador del Banco Central de Bélgica. [5] Esto convierte las proclamaciones
de éxito que nuestro Presidente ha realizado en Bruselas en la mañana del 13
particularmente irrisorias. La votación que tuvo lugar en el Parlamento francés
lo es igualmente.