El caso Soria ha tenido una importante significación
política. En la jugada de Soria –el
ministro de industria dimitido por los papeles de Panamá-, el señor Rajoy
–primer ministro en funciones-, ha intentado implementar en el Estado español
su propia versión del golpe blando contra la democracia, tal como ha sido
realizado estos últimos años en Honduras, Paraguay y ahora en Brasil con la
destitución de Dilma Rousseff. Se trata
de gobernar en estado de excepción, a partir de la crisis política provocada
por el propio gobernante; en el Estado español esa crisis deriva del final del
bipartidismo, pero –como resulta de sentido común-, debería solucionarse con el
relevo de los implicados en casos de corrupción en los puestos de
responsabilidad. Sin embargo, la
derecha prefiere la estrategia golpista de tomarse la ley y el bien público en
función de sus intereses particulares: son los vientos que corren en Europa.
“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell
14/9/16
La alternativa española: entre la dictablanda y la democracia recortada
Miguel Manzanera Salavert
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