Gustavo Márquez Marín |
Cuando el Comandante Chávez enfrentó las crisis y conspiraciones que lo
acecharon durante su gobierno, siempre apeló el protagonismo popular para
derrotar la conjura reaccionaria. En la frase “solo el pueblo salva al pueblo”
resumía el eje doctrinario de la V República, señalando al Poder Popular como
sujeto fundamental del proceso constituyente de la nueva sociedad democrática,
participativa y protagónica en construcción. Identificó al burocratismo y la
corrupción como dos manifestaciones de la enfermedad terminal del Estado
burgués heredado de la IV República, que solo podría superarse con una cirugía
radical. A este propósito no ha contribuido la opacidad de la administración
pública ni las barreras kafkianas que impiden a los ciudadanos evaluar las
políticas y acciones gubernamentales.
“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell
22/6/15
Al estilo Chávez | Para cambiar las cosas se requiere un ‘golpe de timón’
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