Las votaciones del 26 de Junio suponen un
frenazo parael proceso de cambio, que ha afectado al Estado español durante el
último ciclo electoral; éste comenzó con las elecciones europeas hace dos años
(mayo del 2014), siguió con las municipales (mayo 2015) y acaba de terminar con
la repetición de las elecciones generales.
Al cierre de este periodo, podemos observar un panorama político
completamente diferentedel que había en un principio; el bipartidismo,
estructura política que caracterizaba el régimen juancarlista –similar otros sistemas políticos liberales-, aparece
severamente disminuido en su influencia social.
Frente a ello, los grupos políticosque buscan transformar las
estructuras de la sociedad en favor de una mayor racionalidad, y que representan
los intereses de las capas populares –clase trabajadora y movimientos sociales,
mujeres, jóvenes, ecologistas, pacifistas, animalistas, etc.-, han alcanzado
resultados impensables hace tan solo dos años:más de cinco millones de votos
que suponen más del 20% del electorado.
Como consecuencia, estas fuerzas cuentan con un fuerte grupo
parlamentario en Europa,una importante cuota de poder municipal –con las
alcaldías de las capitales más pobladas del Estado, Barcelona y Madrid, así como otras ciudades
significativas, Valencia, Zaragoza, La Coruña, Pontevedra, Pamplona, Cádiz,
Zamora-,y una nutrida representación en las cámaras legislativas,71 miembros del
Congreso y 16 del Senado.
“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell
2/7/16
Elecciones en España: Avanzar retrocediendo
Miguel Manzanera Salavert
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