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La reflexión autocrítica es vital, porque no es suficiente
dar por sentado teóricamente el carácter anticolonial, antiimperialista,
anticapitalista y ecosocialista de la revolución, ya que es con la reflexión
permanente sobre la praxis, como se irá desbrozando el camino de la
transición hacia una sociedad emancipada en la que impere la justicia, la
paz y “un modo sustancialmente
democrático de control social y autogestión general” como dice
Mészáros. Sin ese ejercicio, no hay garantía de que se mantenga la
direccionalidad estratégica en medio del asedio sin tregua del imperialismo y
sus lacayos, en su intento por apoderarse de la mayor reserva petrolera del
mundo.