Alan Woods
La campaña por el referéndum en Escocia ha
terminado. Ahora, a plena luz del día es necesario extraer todas las
conclusiones. La primera y más importante es que representa un punto de
inflexión decisivo en el desarrollo de la lucha de clases en Escocia y en el
resto de estas islas. Millones de trabajadores y jóvenes se han puesto de pie
en una lucha encarnizada contra elestablishment, quien ha sido sacudido hasta
sus cimientos por el giro inesperado de los acontecimientos. Hasta el último
momento, el futuro de una unión que ha durado poco más de 300 años ha sido
amenazada con la extinción. Una vez sabidos los resultados, el suspiro de
alivio colectivo de Downing Street y la City de Londres se podía oír desde
Glasgow y Edimburgo.
Pero este no es el fin
de la historia. La campaña del referéndum fue ni más ni menos que un nuevo
despertar político de Escocia. Personas apáticas que habían sido alienadas de
la política empezaron a participar repentinamente de forma activa. Hubo debates
apasionados en cada pub, esquina, tienda o parada de autobús.