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Dilma Rousseff
✆ Fabio Campana |
Atilio Boron
Obedeciendo a un orden directa de Adolf Hitler, el 18 de Agosto de 1944
Ernst Thälmann moría fusilado por las SS en el campo de concentración de
Buchenwald. Su cuerpo fue inmediatamente cremado para que no quedara vestigio
alguno de su paso por este mundo. Thälmann había llegado a este tétrico lugar
luego de transcurrir los anteriores once años de su vida en la prisión de
Bautzen, donde fuera enviado cuando la Gestapo lo detuvo –al igual que a miles
de sus camaradas- poco después del ascenso de Hitler al poder, en 1933.
En esa prisión fue sometido a un régimen de confinamiento
solitario cumpliendo la pena que le fuera impuesta por el imperdonable delito
de haber sido fundador y máximo dirigente del Partido Comunista Alemán.
Thälmann era además uno de los líderes de la Tercera Internacional, que en su
VIº congreso -celebrado en Moscú en 1928- había aprobado una línea política
ultraizquierdista de
“clase contra clase”. Esta se traducía en la absoluta
prohibición de establecer acuerdos con los partidos socialdemócratas o
reformistas, fulminados con el mote de “socialfascistas” y caracterizados sin
más como el ala izquierda de la burguesía.