José López | Lejos
de lo proclamado por los propagandistas del actual sistema capitalista, el
verdadero socialismo y comunismo no tienen casi nada que ver con lo que existió
en los regímenes de la Europa oriental en el siglo XX. Basta con leer a los
padres del marxismo para descubrir que así como Jesucristo no es responsable de
los crímenes cometidos por la Santa Inquisición, Marx y Engels no lo son (por
lo menos no por completo, pues algunos de sus errores, sin embargo, sí
contribuyeron) de las experiencias prácticas distorsionadas que pretendían
instaurar, en su nombre, el “socialismo real” como etapa intermedia hacia el
comunismo. No hay que confundir estalinismo con socialismo, menos aun con
comunismo. Como tampoco hay que confundir la “democracia” liberal con la
democracia. En definitiva, no hay que confundir la etiqueta de la botella con
su contenido. Lo verdaderamente importante es el contenido. Hay que distinguir
entre lo buscado y lo encontrado, entre un concepto teórico y su aplicación
práctica, la cual puede ser contraria al primero. Que un partido se
autoproclame como socialista no significa que lo sea,
“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell
12/9/13
Capitalismo, Socialismo y Comunismo | Recuperando el verdadero sentido de las palabras. Combatiendo prejuicios
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