Especial
para La Página
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En la quinta La Esmeralda se celebró el sábado uno de los más sonados saraos de los fastos
citadinos. Desde temprano se agolparon apretadas caravanas de camionetones con
nutridas comitivas de seguridad, protocolo y relaciones públicas de Dientes Rotos, Reputaciones Consagradas y Nulidades
Engreídas sin ideología, trayectoria ni obra. Ante las puertas
competían en dar declaraciones
los llamados ciruelas, rojo rojitos por fuera y amarillos por dentro, todos
ostentosos, todos con prendas y accesorios de marca, todos empeñados en
producir eventos en lugar de resultados.
Primeros en entrar fueron los delegados de CONATEL,
fatigados por más de una década de inactividad dejando impunes violaciones de
la Ley Resorte y la Ley de Telecomunicaciones hasta obtener una televisión
acribillada de interrupciones e inserciones no apta para consumo humano.