“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

15/9/07

Tenemos algunas razones para discrepar del presidente Chávez

Omar Montilla

Nunca estuvimos de acuerdo con el perdón colectivo de los foragidos que promovieron, incitaron y ejecutaron el Golpe de Estado del 11 de abril del 2002, y que fueron perdonados el 14 de abril. Nos recordamos de Bolívar en el Manifiesto de Cartagena, cuando criticaba que a cada conspiración sobrevenía un perdón y a cada perdón le seguía otra conspiración. Esa experiencia dramática la vivimos nuevamente en el mismo año 2002, cuando en diciembre estalló el paro petrolero que sumó a nuestro país en el caos, con graves pérdidas económicas. Gracias al valor indoblegable de nuestro pueblo, de su Fuerza Armada y la conducción impecable del Presidente, pudimos salir nuevamente victoriosos de esa confrontación.

Después vino la guarimba y las movilizaciones para revocar el mandato de nuestro Presidente. Si la derecha imperial salió nuevamente derrotada, a nuestro país le costó tambien salir de este trance. Nunca estuvimos de acuerdo con aceptar las miles, quizá millones de firmas chimbas, que hicieron posible llevar a cabo esa consulta electoral. La campaña electoral ejecutada siguiendo las líneas estratégicas del general Zamora en la Batalla de Santa Inés, dió a la revolución un triunfo ejemplar, que frustró las intenciones del Imperio con dar al traste con nuestro proceso de cambios.

Discrepamos también del presidente Chávez por mantener y aceptar por tanto tiempo el “apoyo” del grupo de oportunistas y depredadores del erario público como son los que se amparan en el partido Podemos. Didalco fue prácticamente sorprendido saltando la talanquera el 11 de abril. Eso lo saben todos, pero gracias a su habilidad pudo sobrevivir. Pero ya no más. Junto a Ramón Martínez pronto desaparecerán de la escena política y se convertirán en polvo cósmico. Ismael García pudo trepar y llegar a ser responsable del Comando Miranda. Recordadas son las miles de quejas que llovieron sobre este “responsable”, las cuales eludió también muy hábilmente.

¿Pensamiento único? ¿Dictadura? ¿Restricciones a la libertad de pensamiento? Si hay posibilidades de realizarse intelectualmente, esas se encuentran ahora en el Partido Socialista Unido. Hay muchas actuaciones del presidente Chávez con las que nunca hemos estado de acuerdo, pero lo grande, son las posibilidades de expresarlo públicamente.

Pero si discrepamos del presidente Chávez en estos aspectos, también reconocemos sus grandes dotes de estadista y de estratega político que supo sortear con mucha prudencia, sabiduría y ponderación todas las pruebas que tuvo por delante. Gracias a sus excepcionales cualidades morales se enfrentó con éxito al Golpe de abril, al paro petrolero, a la guarimba, al revocatorio y tantas otras pruebas que la derecha venezolana, servil del imperio, adelantó con las peores intenciones.

Da escalofrío sólo el pensar que el Golpe del 11 de abril hubiera tenido éxito. A estas alturas, si es que hubiéramos sobrevivido, estaríamos contanto todavía los miles de muertos, desparecidos y exiliados. PDVSA hubiera sido privatizada. Nos vienen a la mente el recuerdo de las escenas dramáticas del golpe de estado contra el presidente Salvador Allende, que son el ejemplo a seguir por Carmona y los que ahora, una vez más, desafían al proceso revolucionario oponiéndose a los cambios que se anuncian desde ya con la aprobación del Proyecto de Reforma Constitucional.

Sólo nos resta esperar el cumplimiento de la promesa del presidente Chávez, de que el permisivo del 2002 ya no volverá más.

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