Hace unas semanas, en Berlín, mientras los beneficiarios del
cambio político en la Europa del Este celebraban la desaparición del muro (y,
sobre todo, del “socialismo real”) hace veinte años, como prueba manifiesta de
la superioridad social del capitalismo, la prensa internacional conservadora
lanzó una de sus habituales campañas propagandísticas para vender de nuevo la
mentira del supuesto éxito conseguido por el cambio político y
económico en los antiguos países socialistas europeos.
La escenificación de una alegría impostada en ceremonias de
auto alabanza (con evidentes concesiones al nacionalismo alemán) y la presencia,
y, después, las imágenes difundidas por el mundo de Gorbachov, George Bush,
Kohl, Merkel, Wałesa y otros (incluso Medveded) celebrando la “victoria sobre
el comunismo”, escondían el sufrimiento social causado por el retroceso
hacia el capitalismo en toda la Europa oriental, y se revelaban como la gran
mentira de los festejos de Berlín.