En el cine de catástrofes el renacimiento de la comunidad –o
de la familia, en la evidente sintomatología edípica del género– ocurre después
de la debacle. El fundamento narrativo: a pesar de todo, la vida humana
continua. ¿Cómo leer, entonces, un filme cuyo final coincide con la extinción
de la humanidad? La pregunta surge de dos admirables películas del año pasado,
ajenas a las pulsiones del cine industrial: El caballo de Turín (A Torinói ló),
de Béla Tarr, y Melancolía (Melancholia), de Lars von Trier.
“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell
9/2/12
El Caballo de Turín y Melancolía: Dos miradas del fin
La catástrofe, una vez más. Es un año propicio para la
circulación del término: en él coinciden la profundización de la crisis
sistémica y el momento indicado por las profecías mayas. Todo está en riesgo,
pero sólo los bancos son rescatados. El cine de entretenimiento, útil para
medir la temperatura ideológica, anticipó esta circunstancia en 2012 (2009),
último ejemplar de un género practicado con asiduidad desde los setenta.
Fredric Jameson ha escrito: «hoy día nos
resulta más fácil imaginar el total deterioro de la tierra y de la naturaleza
que el derrumbe del capitalismo». En esa línea, Slavoj Žižek ha analizado
el cine catastrofista como un síntoma: sólo podemos concebir la transformación
del orden social a partir de un desastre que impida la continuidad del sistema
imperante. La clausura de la imaginación utópica.
El género inclusivo en español es el masculino
En varios sitios se habla mucho sobre el uso del lenguaje inclusivo,
específicamente sobre su utilidad y justificación. Supuestamente, con ese uso
se evita la discriminación de la que son objeto las mujeres en algunas
ocasiones. Según esto, en una oración como “Se invitó a todos los abogados” se
emplea un lenguaje exclusivo y se deja por fuera a las abogadas. Con respecto a
este tema, se explican a continuación algunas consideraciones reduciendo a lo
esencial la terminología gramatical.
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