Según informan los medios de comunicación italianos, Mario
Monti, el presidente del Consejo de Ministros abandonó este jueves la sede de
la Presidencia del Gobierno de Italia en dirección al aeropuerto romano de
Ciampino, desde donde partió en un avión hacia Bruselas, donde está la sede del
gobierno europeo. Su misión es obvia, mendigar algo de los escasos mendrugos
que quedan para tratar de salvar lo que ya no se puede salvar.
El plan Monti no es más que el traslado hacia las masas
trabajadoras la responsabilidad del salvataje ante la crisis, no sólo económica,
sino sistémica. Mientras tanto, Berlusconi seguramente ríe a carcajadas por los resultados de su mal gobierno, el que avergonzaba a todos, menos a la mayoría de los italianos que hasta último momento lo seguían apoyando.