“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

17/5/17

Filosofía de la sospecha: pensamiento crítico y retorno a los orígenes

Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo
 
 Patricia Terino Aguilar

Fue en 1845 cuando Marx escribió esta famosa Tesis XI sobre Feuerbach, abriendo así una nueva y decisiva etapa para la filosofía, su enseñanza, su transmisión y su puesta en práctica, actividades reservadas hasta ese momento a una reducida elite de pensadores que podía disfrutar de los conocimientos adquiridos a través de esta disciplina, con el consabido poder que ello conlleva, no solo en el ámbito intelectual, sino también en los diversos campos que conforman a la persona.

El modo en que Marx entendió la filosofía hizo que esta cambiara de rumbo, concibiéndola como una herramienta imprescindible para la transformación de la sociedad que habitaba. Con Marx, la filosofía amplía su horizonte y ya no queda reducida exclusivamente al ámbito académico, sino que sale de las aulas, de la universidad y de los círculos privilegiados para incorporarse a la ciudadanía en forma de conocimiento, de toma de conciencia y de crítica hacia el modelo de sociedad imperante.