Honoré de Balzac ✆ Juan Andrés Álvarez Castaño |
Especial para La Página |
Le
debemos a Balzac, el ambicioso proyecto de escribir más de cien novelas que
retratasen su época. Inspirado en la Divina comedia de Dante, le otorgó un giro
humano, es decir, histórico y social a la cuestión. Así, como un modo de pagar
sus deudas financieras, emprendió la ardua tarea de escribir La comedia humanaen
una retahíla de narraciones sobre los temas más diversos de la sociedad
francesa de su época.
En
la actualidad, la temeraria empresa de mostrar la comedia humana recae, desde
luego, en los medios de comunicación diseminados por todo el planeta. Para ser
todavía más precisos, habría que decir que la narración de la comedia no atañe,
tan solo, a las novelas de gran tiraje o a sesudos ensayos filosóficos sino que
se extiende a la riqueza del registro audiovisual. Hoy asistimos al espectáculo
del mundo dispuesto gracias a refinadas tecnologías audiovisuales: el cine y la
televisión escenifican para nosotros los pormenores de algo parecido a lo que
soñó Balzac en la primera mitad del siglo XIX.
Al
observar la Ceremonia de Apertura de los Juegos Olímpicos en Londres 2012,
advertimos cómo las referencias para el público no son, y no podrían ser, otra
cosa que íconos cinematográficos y televisivos. Cuando más de media humanidad
observa en sus pantallas la figura del agente secreto británico James Bond,
007, o las sandeces protagonizadas por Mr.
Bean, es claro que se apela a la memoria sedimentada por la llamada cultura de
masas, esto es, al imaginario secularizado por las imágenes del “starsystem” inglés.
Los
megaeventos, como es el caso, aseguran su alto rating, poniendo en escena
aquello que toda la industria del “entertainment” ha convertido en cultura para
las masas. Sea que se trate del itinerario histórico visual de Gran Bretaña o
de tal o cual estrella de la música “Pop”, lo cierto es que se reconstruye para
la fruición del público planetario aquello que podríamos denominar “Cultura
Global”. La comedia humana del siglo XXI fluye por las redes simbólicas de la “Híper
industria cultural”, desplegando el cliché de lo británico.
En
este espectáculo, en que Su Majestad salta en paracaídas desde un helicóptero
(humor británico), hay también grandes olvidos. Por de pronto, habría que
recordar como hitos bochornosos Las Malvinas, Irlanda del Norte, Irak y otros
lamentables episodios, sólo para recordar los más recientes. En la comedia
humana que se nos cuenta día a día se construye un relato del presente que no
se ajusta a la Historia. La verdad es que no se trata de ningún descubrimiento,
ya Balzac escribió que “Todo poder es una conspiración permanente”. Acaso, la
única novedad radique en que, en una sociedad “mediatizada”, el mundo entero se
convierte en un rincón de provincia.