Alfredo Portillo
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Especial para La Página
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En días pasados, a través de algunos medios de comunicación
y de las redes sociales, circuló la
información según la cual el Ministerio del Poder Popular para la Educación,
tiene planes para restringir la enseñanza de asignaturas como inglés,
informática, música y religión. Dicha información despertó la preocupación de
muchas personas y prendió las alarmas en
algunas organizaciones de la sociedad civil venezolana que se ocupan del tema
de la educación.
La verdad es que en este mundo en que estamos viviendo, en
el que las tecnologías de información y comunicación juegan un rol decisivo en
los procesos de educación y acceso a la información, eso de restringir como que
no tiene mucho sentido. Más bien se deben abrir otros canales para que la
diversificación y democratización en materia educativa-informativa sea cada vez
más posible.
A propósito de lo anterior, estaba pensando que, específicamente
en lo relativo a la enseñanza de idiomas extranjeros en el sistema educativo venezolano, sí se
deberían introducir algunos cambios. Por ejemplo, la enseñanza del idioma
inglés no debería ser obligatoria, sino más bien opcional, porque ya todos
conocemos muy bien la historia de la enseñanza de este idioma en Venezuela: es
mucho lo que se invierte y muy mediocre el resultado en cuanto al dominio del
mismo. ¿Porque para qué seguir sometiendo
a todos los educandos de Venezuela a un régimen de horas, días, semanas,
meses y años, para que aprendan algo que la mayoría nunca llega a aprender, ni
siquiera para poder leer la más mínima información?