El rey Salman de Arabia Saudí y Trump, en Riad Reuters / Foto: Jonathan Ernst |
El pretexto
del conflicto son unas declaraciones del emir de Catar Tamim Bin Hamad Al
Thani, en las que afirma que una guerra contra Irán sería una locura, ya que
desaparecerían todos los países árabes del Golfo Pérsico, o que Trump no iba a
durar en el poder. Además, se le acusa a Tamim de financiar a los Hermanos
Musulmanes (HM), a los que consideran terroristas, y desestabilizar a los
países árabes. ¿No ha sido Arabia Saudí quien ha agredido militarmente a Irak,
Bahréin, Yemen o Siria? Cierto. Catar, al igual que Arabia Saudí, EUA y EEUU,
ha patrocinado el yihadismo
sunnita que opera en
Afganistán, Irak, Yemen, Siria, Libia, Chechenia, Rusia, China y Europa. Pero,
¿cómo es posible haber patrocinado el terrorismo mundial durante años sin que 11.000
soldados de EEUU instalados allí no se hayan enterado?
Castigo aleccionador para los traidores
De nada le ha
servido a Doha alegar el ciberataque, falseando las palabras del emir, o pedir
a los líderes de Hamas (filial palestina de HM) que abandonen el país. Los
castigos, que incluyen el bloqueo aéreo, terrestre y marítimo de Catar, así
como la expulsión de miles de familias cataríes de Arabia Saudí y de Emiratos
Árabes Unidos (EAU), pueden tener consecuencias imprevisibles para el país
(como la falta de alimentos que importa de Arabia) y para la paz mundial.