Ignoran el hecho de que las sociedades orientales produjeron
gran parte de las innovaciones científicas, culturales y materiales de la
historia. Pero los historiadores ortodoxos intentan presentar versiones de la
historia que separan el desarrollo de una parte
del mundo de la otra. El libro de Kenneth Pomeranz, La Gran Divergencia, da pruebas empíricas que derrocan esta visión de la historia. Muestra que había fuertes paralelismos entre Europa y el sudeste asiático en términos de esperanza de vida, ya en 1750. Pomeranz argumenta que la divergencia de Europa en el siglo XIX respecto el resto del mundo se debe principalmente a la azarosa localización del carbón. Esto hizo que el fracaso europeo de explotar intensivamente la tierra fuera un problema menor puesto que el carbón permitiría el crecimiento de las industrias intensivas eléctricas.
del mundo de la otra. El libro de Kenneth Pomeranz, La Gran Divergencia, da pruebas empíricas que derrocan esta visión de la historia. Muestra que había fuertes paralelismos entre Europa y el sudeste asiático en términos de esperanza de vida, ya en 1750. Pomeranz argumenta que la divergencia de Europa en el siglo XIX respecto el resto del mundo se debe principalmente a la azarosa localización del carbón. Esto hizo que el fracaso europeo de explotar intensivamente la tierra fuera un problema menor puesto que el carbón permitiría el crecimiento de las industrias intensivas eléctricas.
Otro hecho crucial se debe al comercio. Las Américas
ofrecieron un gran recurso de los muchos productos que Europa necesitaba y los
necesitaba más que cualquier otro país asiático. Mientras tanto, el crecimiento
de la población y la manufactura pararon las exportaciones de recursos vitales
de las regiones asiáticas, el crecimiento allá provino del uso intensivo de la
mano de obra y del uso de los recursos naturales.
Hasta entonces el comercio y los comerciantes no eran una
característica distintiva de Europa. Había comercio lucrativo y activas
ciudades comerciales en todo el Mediterráneo, en China y en la Península
Arábica. Los mercaderes emergieron como clase dentro de las sociedades agrarias
pre capitalistas, compraban productos en un lugar y los vendían en otro. Los
mercaderes establecieron ciudades y aumentaron su influencia donde nuevos
modelos de vida se estaban desarrollando. Hecho tan cierto para la China o el
norte de África como para Florencia o Brujas (Bélgica).
Estas clases mercantiles emergieron de una manera similar en
sociedades con poco o ningún contacto entre ellas. Aparecieron en el segundo
milenio antes de Cristo en Babilonia y Egipto y el 300 AC en la India, en
China, en Grecia y Roma. Normalmente dejaron un poso ideológico, político y
económico. Budismo, Hinduismo, Cristianismo e Islam fueron extendidos a través
de las rutas comerciales por los mercaderes.
Las grandes lenguas del mundo a menudo se desarrollaron por
la comunicación entre la gente en las rutas comerciales y los mercados. Los
sectores de la establecida clase dirigente agraria trataron repetidamente a los
mercaderes como útiles aliados en las luchas por el poder contra otros grupos
sociales. Pero los comerciantes siempre eran los aliados débiles. La riqueza de
los comerciantes vino de la malversación del excedente bajo el control de la
vieja clase dirigente –y la clase dirigente se resintió de ello. Incluso el
mercader más poderoso podía ser de repente lanzado a la prisión o perder su
cabeza.
Karl Marx distinguió entre diferentes tipos de capital. Los
comerciantes sacaban beneficios financiando el comercio y el capital financiero
de los usureros salía de los intereses que los préstamos. El capital productivo
provenía de emplear a las y los trabajadores para producir bienes.
Imperios El capital mercantil y el capital financiero
existían ya bajo los viejos imperios. El capital productivo hizo sólo extrañas
y efímeras apariciones. Los comerciantes no desarrollaron las fuerzas de
producción por ellos mismos. Cuando empezaron a ejercer influencia política en
algunas áreas, crearon formas estatales que hicieron posible el desarrollo
industrial y agrario capitalista en Europa.
¿Por qué esto pasó en algunos lugares y no en otros? Esto
está conectado con la manera en que el desarrollo económico incentivó nuevas
relaciones sociales que eventualmente chocaron contra los viejos dirigentes y
sus estructuras. En algunos lugares la producción empezó a tomar nuevas y
avanzadas formas. Aquí las nuevas relaciones sociales sacudieron la vieja
sociedad. Pero los adelantos decisivos todavía se apoyaban en la lucha
revolucionaria exitosa.
En la Europa Occidental las nuevas técnicas productivas
desarrolladas durante los siglos X y XI funcionaron mejor cuando se aplicaban
metódicamente en los cultivos y en las granjas animales. Fue difícil de llevar
a cabo puesto que los propietarios de tierras preferían los esclavos. Por lo
tanto aquellos que controlaban la tierra empezaron a transferir más
responsabilidades en el campesinado.
Los cambios en las fuerzas de producción alentaron cambios
en las relaciones de producción. Marx describió como la base económica de la
sociedad generaba una superestructura legal y política entera. Pero dado que
las fuerzas productivas se habían desarrollado, la vieja superestructura empezó
a transformarse en un bloque que se oponía al nuevo bloque, generando un
conflicto entre ambos.
Por lo tanto había una conexión necesaria entre los métodos
de producción y la manera más provechosa de una minoría para explotar el resto
de la población. Y este no sólo era el caso del crecimiento del feudalismo
europeo, también era cierto para la creación de un tipo de explotación basado
en el trabajo “libre” del capitalismo.
Pero muchos historiadores ignoran la manera en que el
desarrollo de las fuerzas de producción afectan a la gente y fomenta los
cambios.
Marx mostró que una precondición para la emergencia del
capitalismo consistía en la separación de los productores inmediatos de los
medios de producción. El control de estos pasaba entonces a manos de la nueva
clase explotadora y los productores –la gente trabajadora– no tenían entonces
otra manera de ganarse la vida que vendiendo su propia habilidad para trabajar.
Pero su premio por el trabajo era más bajo que el valor de
los productos que su trabajo había creado. La diferencia, “el excedente”, iba a
parar a las carteras de sus jefes. Marx denominó este proceso “explotación”.
Describió también como la fuerza de trabajo inglesa fue separada a la fuerza de
su control sobre los medios de producción.
Los cercamientos de tierra de los siglos XVI, XVII y XVIII
expulsaron al campesinado de las tierras y le empujó a buscar trabajo en las
ciudades en auge.
Confiscando las tierras En muchas partes del mundo el
proceso ha continuado incluso durante el siglo XX. Los colonos blancos
colonizaron las tierras de los nativos de lugares como Sudáfrica. Pero separar
los productores de los medios de producción no fue por sí mismo suficiente para
llevar a cabo el desarrollo del capitalismo.
En Italia bajo la República romana del siglo segundo antes
de Cristo la deuda expulsó al campesinado de sus tierras pero se produjo la
esclavitud a gran escala más que el establecimiento de un sistema basado en el
trabajo asalariado.
Incluso las primeras empresas industriales del mundo no necesariamente
utilizaban trabajo asalariado. Algunas usaban convictos o esclavos. La
esclavitud era una manera lógica para la clase dirigente de extraer un
excedente más de los explotados, puesto que garantizaba máximos beneficios.
Pero tenía un inconveniente. Los peones se sentían resentidos por sus
condiciones y esto afectaba la calidad de lo que producían.
Supervisar a los esclavos también era caro. Por eso pronto
hubo críticos de la esclavitud entre las mismas clases dirigentes. Pero en
muchas de las sociedades clasistas agrarias la gleba, donde los peones eran
medio libres, era más común que la esclavitud total.
En el siglo X en la Europa Occidental, por ejemplo, la
producción aumentó cuando el campesinado recibió más responsabilidades. Otra
vez esto muestra que los cambios en las formas de explotación estaban
conectados con los cambios en los métodos de producción.
El capitalismo para desarrollarse no sólo necesitaba la
separación de los productores inmediatos de su control sobre los medios de
producción, sino que también requería nuevas maneras de producir que darían a
los explotadores un excedente más grande debido a que el trabajo “libre”
asalariado producía más beneficios que el modo de producción esclavista o
feudal.
Y estas nuevas maneras de producir tuvieron que escapar del
control de las viejas clases dirigentes agrarias o como mínimo del sector
mayoritario de esta clase.
Las visiones dominantes entre los historiadores sobre como
se desarrolló el capitalismo no se sostienen. “Los valores europeos” no crearon
el capitalismo, fue el capitalismo el que creó estos valores. El capitalismo no
se desarrolló por algún carácter especial de Europa. Es un producto del
desarrollo global de las fuerzas y las relaciones de producción a gran escala.
La agricultura se desarrolló primero en el Próximo Oriente
hace unos 10.000 años. Desde entonces se ha producido un crecimiento
acumulativo de nuevas fuerzas de producción, esparcido a través de las masas de
tierra conectadas de Europa, Asia y África. El auge del capitalismo en Europa
no es más que una de las fases pasajeras en este proceso.
Traducción del inglés por Albert Portillo | >>
Original version in English