Gustavo Dudamel ✆ Edo |
Más de dos horas de concierto con un "fuerte"
programa, a base de Beethoven y Strauss, el público en pie, media hora de
saludos y tres "bises". Ese es el balance de la noche
"mágica" y "roja" que han protagonizado Gustavo Dudamel y
la Bolívar esta noche en Madrid en el cierre de su gira europea. "Después de este programa no se puede hacer más nada,
incluso siendo joven, pero vamos a tocar algo que les va a gustar", ha
anunciado a los espectadores del Auditorio Nacional el venezolano para, a
continuación, ponerse festivo con el "Danzón número 2" de Arturo
Márquez, su primer bis.
Videos: Danzón N° 2 & Alma Llanera |
El segundo, y ya con una violinista luciendo la
camiseta de la Selección Española, ha sido el "Mambo" de Leonard
Bernstein, y el tercero, con el percusionista encargado de las maracas con una
chaqueta con la bandera venezolana y por encima la bandera española, "Alma
llanera", de Pedro Luis Gutiérrez, coreado por el Auditorio, la orquesta y
el propio director.
Y todo ello, según ha dicho Dudamel, "por la
victoria" -de la Selección Española en la Eurocopa-, cuya celebración esta
tarde en Madrid, a la misma hora que el concierto, ha dejado algunas butacas
vacías pero no ha hecho dudar a forofos del venezolano y la Bolívar como
el Nobel Mario Vargas Llosa, "encantado", decía, con el espectáculo.
Hace un año y medio, a tres días de cumplir los 30, el
venezolano "hipnotizó" al Auditorio Nacional, atónito ante su
soberbia Novena de Mahler al frente de Los Angeles Philarmonic, y esta noche ha
vivido uno de esos momentos que tanto le gustan, "el siglo-instante",
en el que "uno comprende que la música es como la eternidad" y que es
posible detener el tiempo.
"La música es
como la eternidad"
"Uno nunca puede saber cuándo va a suceder eso pero
igual que el de Mahler fue mágico, este concierto será muy especial",
vaticinaba Dudamel, que inició sus estudios musicales cuando tenía cuatro años
en el mismo Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela que ha hecho
posible la existencia de la Orquesta Simón Bolívar.
"La música es como la eternidad, como el
'siglo-instante', como ese momento en que puedes sentir miles de cosas. Entras
en un concierto y cuando sales eres una persona distinta. No sé si esta
noche lo lograremos y pasará lo que con Mahler, porque eso no puede prepararse,
esa es la magia de la música, pero va a ser muy especial", barruntaba.
Dudamel, director de orquestas de tres continentes -Los
Ángeles, la Bolívar y la Sinfónica de Gotemburgo- ha querido terminar en
Madrid, en el Auditorio, su gira de presentación de su disco
"Beethoven", junto a la Bolívar, y han interpretado de él la Tercera,
conocida como la "Heroica" (Eroica), además de la Sinfonía Alpina de
Richard Strauss.
El público ha reconocido puesto en pie su intrépida,
enérgica e inteligente forma de dirigir la "Heroica", una composición
"libertadora", "revolucionaria" y romántica en la que
Beethoven idealizó a Napoleón Bonaparte, a quien se la dedicó en un principio,
para luego arrepentirse cuando éste se autoproclamó emperador.
En este "auténtico homenaje a la esencia del
hombre", según Dudamel, han sido 89 los músicos de la orquesta los que
"lo han dado todo" y se han empeñado en una exigente ejecución que ha
proyectado el "Finale" de la obra hacia ese mundo libre al que
Napoleón renunció y ha puesto en pie al público gritándole "bravos".
Cuando han vuelto para interpretar la "Sinfonía
Alpina" y sus 21 poéticas descripciones de la naturaleza, eran ya 203,
incluidos los doce cornos que tocaban en el exterior de la sala.
Y para demostrar de nuevo de lo que es capaz la música, ha
querido repetir el "momento siglo" que logró con Mahler y ha
sostenido la batuta un eterno minuto final en el que el silencio y la
respiración contenida del auditorio han sido los protagonistas.
Dudamel sueña con que "algún día", El Sistema que
ya ha permitido que 400.000 niños y jóvenes venezolanos -el 75% por debajo del
umbral de la pobreza- aprendan música sea un movimiento universal, despierte
tantas pasiones como el fútbol, y en España "la Roja": "en
Venezuela ya pasa, así que lo mismo...", desea optimista.