Carlos Maldonado
Especial para La
Página
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39 en uno y 11 en el otro, son los
años que nos separan de dos hechos dramáticos en la historia inmediata. El
golpe de Estado contra el insigne gobierno socialista de Salvador Allende en
Chile perpetrado por Augusto Pinochet a la cabeza del ejército nacional pero
auspiciado tras bambalinas por Washington y, el derribo de las Torres Gemelas
del Centro Mundial del Comercio en Nueva York por supuestos “terroristas” de Al
Qaeda.
En ambos acontecimientos los aviones
fueron protagonistas fundamentales. En el primero sirvieron para quebrar la
férrea resistencia de los que salvaguardaron la dignidad nacional ante el
ataque artero de las huestes golpistas bombardeando sin piedad, en una
asimetría frenética y aberrante, el Palacio de la Moneda donde el legítimo
presidente defendía la democracia; en el otro, para penetrar las estructuras de
las emblemáticas torres y sembrar en la opinión pública estadounidense la
decisión de ir a la guerra contra los “terroristas” allende del océano los
cuales se refugiaban en cuevas y aldeas remotas de las montañas asiáticas,
cuyos habitantes nunca estuvieron conscientes de estas tramas infernales hasta
que tuvieron a las tropas yanquis matando a sus gentes.
No obstante, máxime en estos
tiempos, la historia ha dejado paulatinamente de ser la que se escribía por
encargo de los dominantes. Conforme pasaron los días y los frenesís de los
encartados directa o indirectamente en los hechos anteriormente mencionados se
van apaciguando, versiones, testimonios, documentos escritos, fílmicos,
fotográficos, de protocolo, incluso aquellos de archivos secretos que poco a
poco van siendo revelados por grandes y pequeños, han servido para ir
conociendo las interioridades de estos acontecimientos demostrándonos a todos
que las motivaciones y las consecuencias no fueron forjadas en el “fervor”
patrio de defender o extender la democracia. Sino, para preservar el estatus
quo de los que dentro y fuera han visto a los diferentes pueblos como lacayos. Y,
nomás alguna de estos, trata de romper esa condición para enrumbar su propio
camino, la manu militari imperialista cae sobre él para volverlo al redil. O en
otras circunstancias, convertir a otros fuera de su alcance hasta el momento,
en nuevos tributarios de su esquema imperial y patrocinadores con sus riquezas
del desarrollo de las potencias imperialistas, repitiendo el esquema de despojo
colonial de siglos anteriores.
Al principio, la historia dominante oficial
empapó el ideario mundial, a través de sus medios de intoxicación, con el
argumento de que en el primer hecho histórico acá traído, Allende era un
comunista que llevaba a Chile por la senda de
la pobreza y el aislamiento. Que su pueblo lo aborrecía y que la gesta
“libertaria” de Pinochet que culminó con un baño de sangre, empezando con el
bombardeo al Palacio de La Moneda por parte de aviones caza de las Fuerza Aérea
Chilena, donde resistía heroicamente su presidente inmolado y finalizando con
casi 3,000 muertos y 36,000 torturados y exilados, fue un acto cruel pero
necesario. Hoy, sabemos que eso no fue así. Que los que aborrecieron a Allende
y al pueblo chileno, lo derrocaron y no tuvieron empacho en asesinarlo también,
pese a ser el presidente constitucional, no fueron otros que los dueños de
Chile, los señores del cobre, la tierra y la ITT. Los mismos que siguen
reprimiendo a los chilenos entre estudiantes, mapuches y obreros para cerrarles
el paso hacia el disfrute de la felicidad.
En otro espacio temporal y geográfico, 28 años
después del derrocamiento de Allende dos aviones -¿o drones?- se estrellaron
contra cada uno de las Torres Gemelas del World Trade Centre, un 11 de
septiembre de 2001, cuyas estructuras cayeron estrepitosamente a pesar de estar
construidas para que soportaran precisamente atentados de esta magnitud tal y
como hace 67 años el Empire State Building, en ese entonces el rascacielos más
alto del mundo, soportó la embestida de un avión militar, un bombardero
Mitchell B-25 que se estrelló en el lado norte del edificio, en la planta 79, a
causa de una neblina espesa. Con la tecnología de ese entonces el fuego fue
apagado en 40 minutos lamentando que 14 personas murieran en el accidente.
Empero esa comparación, apenas 11
años han pasado desde el derribo de las Torres Gemelas y la madeja de ese
suceso no ha dejado de desenrollarse a tal punto que la versión oficial se ha
trastocado a favor de las fuertes sospechas de que ésta no fue más que otra conspiración
al estilo de Pearl Harbor maquinada por la inteligentsia norteamericana que un
ataque terrorista.
Testigos presenciales como Kurt Sonnefield,
documentalista oficial y cameraman designado por el gobierno norteamericano
para filmar en el Ground Zero, Torres Gemelas como miembro de FEMA (Federal
Emergency Management Agency), y equipos de investigación serios como los
Truthers (partidarios del movimiento estadunidense por la verdad sobre el 11 de
septiembre) o la National Transportation Safety Board (NTSB), han opinado en
sus estudios, todos al unísono, que la versión gubernamental es una gran
infamia.[i]
Incluso Sonnenfeld vive hoy en
Argentina exiliado y perseguido por el propio gobierno de Estados Unidos por
ser “testigo clave” de la conspiración que filmó.
La NTSB concluyó que los dos aviones que se
estrellaron contra el World Trade Centre no pudieron ser aviones civiles pues
uno de ellos volaba a 945 km/h y el otro a 796 km/h cuando impactaron el
“objetivo”. Asimismo, con esa base la asociación estadounidense Pilots For 911
Truth subraya por su parte que, según el propio fabricante, los Boeing 767 no
son maniobrables y se desarticulan a altitud baja a más de 660 km/h, datos que
ya fueron confirmados por Dwain Deets, un ex responsable de la NASA.[ii]
Lo anterior significa que los aparatos que se
estrellaron contra el World Trade Center no pueden ser los aviones de pasajeros
que cubrían los vuelos United 175 y American 11.[iii]
A través de los documentos de la NTSB,
desclasificados a pedido de Pilots For 911 Truth, ya habían permitido saber
anteriormente que la
puerta de la cabina de pilotaje del vuelo American 77 se mantuvo cerrada desde
el momento del despegue hasta el instante en que se perdió todo rastro del
avión, del que finalmente se dijo que se había
estrellado contra el Pentágono. Lo cual demuestra que los supuestos piratas
aéreos no pudieron penetrar en la cabina de pilotaje para desviarlo de su ruta.[iv]
Estas investigaciones han ido desentrañando
pistas que revelan la trama de las situaciones previamente planificadas dieron
al traste con el gobierno legitimo de Allende y con las colosales
edificaciones.
A partir de este último hecho, sabemos que el pretexto
fue perfecto para que los imperialistas amos del mundo emprendieran la nueva
campaña contra el “terrorismo” que no fue más que la excusa maestra para
iniciar la cruzada para la conquista y reconquista del mundo y sus recursos por
medio de la “guerra” y poder instaurar en el futuro el gobierno mundial que
tanto desean.
Por ello, mis queridas y queridos lectores, es
primordial que todas las informaciones que plagan los medios corporativos
dominantes, incluyendo los micro nuestros que no son más que apéndices de
estos, no sean aceptadas como la “verdad” absoluta, sino tras ella se esconde una
intencionalidad para seguir obedeciendo la pauta dominante.
Como Allende tenemos que construir “las grandes
alamedas por donde un día pasen las mujeres y hombres libres”. Como él,
resistirnos a que el mundo sea gobernado por un gobierno totalitario. Pero para
lograr esa hazaña tenemos que ser buscadores insaciables de la verdad que no es
precisamente esa que se presenta en las primeras planas informativas. La verdad
muchas veces es ocultada para que no se sepan las infamias de los poderosos.
Estas dos historias de aviones de las cuales aún
no se sabe todo tienen que ser objeto de nuestras investigaciones para ir
encontrando sus otras piezas para así armar el rompecabezas real que nos haga comprender
las auténticas razones que existen detrás de cualquier hecho histórico.
Que esta entrega sirva de homenaje al que una
vez fue el compañero presidente constitucional de la República de Chile, el
heroico Salvador Allende y su pueblo así como a las victimas inocentes tanto
dentro como fuera de Estados Unidos. Las que han caído y siguen cayendo a manos
de sus ejércitos alrededor del mundo por las desmedidas ambiciones de sus
líderes los cuales debieran ser juzgados por sus abominables crímenes de guerra
y los actos deleznables contra la humanidad.
También un llamado a las mujeres y hombres
decentes de este mundo que, independientemente de su ideología y filiación
política, desean un mundo mejor para los suyos donde la justicia y la equidad
sean el común denominador entre todos los habitantes del planeta, incluyendo
aquellos que no tienen similar inteligencia a la humana como las plantas y los
animales en su hábitat pero que por lo mismo merecen ser respetados y
protegidos. Al final, todos somos seres cósmicos
y todos tenemos una relación intrínseca en esta grandiosa dialéctica universal.
Notas
[i] 11 de septiembre:
falsedades al descubierto por
Thierry Meyssan.
Red Voltaire. 5 de octubre de 2009
[ii] 11
de septiembre: naves que se estrellaron contra las torres gemelas no eran
Boeing 767. Informe oficial de la National Transportation Safety Board (NTSB).
Red Voltaire. 5 de agosto de 2010
[iii] Ibid
iv Ibid