“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

6/12/12

Epistemología marxista / Lenin pensaba que un pueblo libre es un pueblo que todo lo sabe, que puede juzgar y cambiar

Lenin en un mural de Diego Rivera
Eduardo Zeind Palafox

Especial para La Página
Cuando vamos a iniciar una investigación sociológica nos topamos con el problema siguiente: no sabemos distinguir un "problema" de una "problemática". Los cambios o mutaciones de método, de teoría, de conceptualización o de experimentación jamás se dan de un día para otro. Tales cambios necesitan de ciertas estructuras para acaecer. Bueno, pues tales estructuras representan las "problemáticas".

Este texto es una breve lección para plantear "problemas" y "problemáticas", es decir, para distinguir nuestros "modos de exposición" de nuestros "modos de investigación". Este texto usa las técnicas que usó Althusser para pensar en la filosofía de Marx. Dejemos de pensar que el "buen decir" es sinónimo del "bien pensar". A veces decir las cosas de modos patéticos, poéticos o incoherentes sirve para llegar a la verdad, que casi siempre está detrás de los juegos del lenguaje.

Marx usó, por ejemplo, "modos de exposición" provenientes de las matemáticas, de la física, de la química y de la astronomía. Usó los anteriores métodos para salirse, más o menos, de la jerga de la economía clásica (lo mismo intentó Keynes, pero con intenciones burguesas). Veamos, veamos con atención. ¿Es, entonces, el lenguaje una problemática que casi nunca alcanzamos a ver? Al parecer, sí. Lo que Marx hizo al cambiar el "terreno" teórico de sus exposiciones fue cambiar las metáforas, las analogías y los símiles expositivos. Cuando hizo tales cambios descubrió que no existe un lenguaje universal, descubrió que las leyes de la gramática no enlazaban de manera "biunívoca" lo ideal con lo real.

Y al hacerlo complicó la lectura de sus obras, que estaban destinadas a ser leídas por las personas incorrectas. En una carta Marx declara: "El método de análisis que he empleado y que nunca se había aplicado a cuestiones económicas hace bastante ardua la lectura de los primeros capítulos". ¿Qué necesidad tenía Marx de complicarlo todo? Vamos entendiéndonos. Marx no lo complicó todo, pero sí lo replanteó todo. Marx no planteó un "problema", es decir, una pregunta que generara una respuesta: Marx planteó una "problemática", es decir, se-ña-ló los conceptos que imposibilitaban el pensamiento nítido y necesario para que las clases obreras justificaran teórica y moralmente su movimiento revolucionario.

Adentrémonos más. ¿Qué pasa si yo explico el concepto de "salario" con un lenguaje económico? Clarifiquemos. ¿Qué pasa, digo, si afirmo que el salario es el pago que el trabajador recibe por su trabajo? Pues pasa que oímos una proposición que "parece" justa, ¿cierto? De esta manera los proletarios no pueden exigir ni fundamentar nada. ¿Pero qué pasa si cambio las cosas y asevero que el salario es un conglomerado de recursos energéticos que el trabajador recibe por su trabajo? Pasa que  la física y la economía son una misma cosa. Tendré que citar a Spinoza para acallar a los débiles mentales. Spinoza dice (`Proposición XVI´ de la `Ética´): "De la necesidad de la naturaleza divina deben seguirse infinitas cosas de infinitos modos". No seamos burgueses, es decir, literales, y entendamos la palabra "divina" como si fuese una "necesaria contingencia" entre lo monetario y lo energético.

El lector atento habrá visto ya que atacamos una "problemática", un sistema de axiomas... y para decirlo con todas sus sílabas, hemos atacado la ideología burguesa. Algunos dirán que regresando al terreno de la economía todo volverá a la normalidad, pero yo digo que nunca en la historia la economía ha estado aislada de la física. El gran "juego de manos" de la burguesía, como diría Lenin, consiste en escindir platónicamente lo espiritual de lo material. La concepción burguesa pretende que hay "substancias" aisladas y que pueden trabajar las unas sin las otras. No podíamos atacar la "problemática" sin atacar el lenguaje. En el tejido del lenguaje siempre encontraremos necesidades de clase, si me permiten usar metáforas textiles, metáforas con tintes antropológicos (una chaqueta cubre dos necesidades a la vez, una corporal y otra social).

No podíamos plantar o plantear un problema sobre un terreno poco preparado. ¿Qué hizo Marx para preparar el terreno? Caminó hasta el terreno del idealismo y del empirismo y todo lo pisoteó, pateó y desajustó. Excavando, haciendo de lo llano algo sinusoide, Marx encontró que no hay una relación temporal entre el "objeto de conocimiento" y el "objeto real". Después de Marx el "Y primero fue" de la religión perdió credibilidad. Usemos un "modo de exposición" nacido en la astronomía para sacar a la luz lo que Marx pudo ver. Cuando vemos una estrella vemos la "luz" de la estrella, y gracias a dicha luz podemos determinar, "creemos", la posición de la estrella y muchas cosas más, como su edad, su distancia y qué sé yo. La "luz" es nuestro "objeto de conocimiento", mientras que la estrella "en sí" es nuestro "objeto real".

La ideología burguesa, temporizante, creía que era posible inducir a partir de la luz de la estrella los datos fundamentales de la estrella, pero Marx descubrió que no era así. Marx sostuvo que el "conocimiento" no puede reducirse a un "reconocimiento". No podemos saber cómo es una piedra observando su luz. Remitámonos, como quería Wittgenstein, a una sola fuente. La "luz" de la estrella no es la estrella, es sólo un atributo de la estrella, uno que puede cambiar si las condiciones externas así lo determinan (el lector avezado en astrofísica sabe de qué hablo).

Marx vio que la fuerza de trabajo se manifiesta de muchos modos o con muchos atributos, aunque muchos de ellos están ocultos bajo la "lógica de los binomios". ¿Qué hay detrás de la "luz" estelar y qué hay, seamos honestos, detrás de la frase "fuerza de trabajo"? La "fuerza de trabajo" no nos habla de la "fuerza vital" que el hombre usa "para" trabajar. Es decir: no tenemos una fuerza para trabajar y una fuerza para solamente vivir (Arendt comprendió lo anterior con lucidez política).

Ahí hay un robo, un embeleco. Ahora sí, una vez que los obreros aprenden que su "energía" vital es pagada por ellos mismos y usada por ellos mismos para trabajar, pueden hacer negociaciones o revoluciones de manera consciente. Recordemos que Lenin pensaba que un pueblo libre es un pueblo que todo lo sabe, que todo lo puede juzgar y cambiar.