Especial para La Página |
Chávez rompió el molde de los políticos tradicionales que se
cobijan con la demagogia, se corrompen y envanecen con el poder o
sucumben a la adulancia cortesana. Nunca perdió su esencia de hombre del pueblo
y revolucionario comprometido. Fue portador de una nueva ética política fundada
en la autenticidad y la transparencia.
Siempre expresaba lo que sentía y pensaba. Actuaba siguiendo su
conciencia y sus convicciones, casi siempre nadando contra la corriente, pero
en sintonía con Jesús: “por sus frutos
los conoceréis”. En ello quizás está el
secreto de su liderazgo y su conexión con los pobres, con los explotados de
siempre, ahora convertidos por él en
actores políticos fundamentales.
Como Miranda y Bolívar, sabía que sin identidad no puede
haber independencia y sin ésta no es viable el socialismo. Por ello, reivindicó la patria y sus símbolos, su
historia y su cultura, siempre desde una perspectiva humanista y universal,
libre de chovinismos y nacionalismos sectarios o excluyentes.
Al asumir el árbol de las tres raíces como sustento
ideológico de la revolución bolivariana,
se deslindó de la tradición eurocentrista ortodoxa y dogmática que
caracterizó el socialismo del siglo XX.
Frente a la globalización
capitalista neoliberal que buscaba desdibujar el perfil cultural y político del
Estado-Nación, para imponerle al mundo un gobierno neocolonial corporativo en
nombre de la globalización, la revolución bolivariana con Chávez a la
cabeza, se erigió en un soporte
fundamental de la resistencia antiimperialista
de América Latina y el Caribe.
Con el correr de los días,
el dolor y el vacío que nos dejó la partida temprana de nuestro
Comandante, va transmutándose en una tranquilidad interior que nace de la
certeza de saber que él no se ha ido porque venció la muerte, que seguirá a
nuestro lado con su presencia infinita, acompañándonos en la lucha por la
emancipación definitiva de nuestro pueblo. Nos dejó su legado histórico y su
pensamiento vivo. El compromiso que tenemos los revolucionarios es profundizar
y hacer irreversible la revolución bolivariana. Dejó el proyecto y las
fundaciones hechas, nos corresponde terminar de construir el edificio.