En este contexto, el INDEPABIS y la SUNDECOP lucen rebasados
por un fenómeno especulativo fuera de control, habiendo quedado la ley de
ilícitos cambiarios como letra muerta. Está claro que la oposición cuartorepublicana con el
apoyo de los gringos, no descansará en su afán de derrocar la revolución para implantar el modelo neoliberal. Sin embargo, si se quiere construir una estrategia para derrotar esta nueva intentona desestabilizadora, hay que tener muy en cuenta que esa oposición golpista está aprovechando el viento a su favor que le ofrecen los desequilibrios macroeconómicos realmente existentes, resultantes del desgaste de la política económica del gobierno.
apoyo de los gringos, no descansará en su afán de derrocar la revolución para implantar el modelo neoliberal. Sin embargo, si se quiere construir una estrategia para derrotar esta nueva intentona desestabilizadora, hay que tener muy en cuenta que esa oposición golpista está aprovechando el viento a su favor que le ofrecen los desequilibrios macroeconómicos realmente existentes, resultantes del desgaste de la política económica del gobierno.
La profundización del modelo rentista petrolero, la
desaceleración del desarrollo productivo a expensas del incremento del comercio
importador, la perforación del actual control de cambio facilitado por la
debilidad institucional combinada con una corrupción que tiene como caldo de
cultivo la especulación cambiaria, las tendencias estanflacionarias –estancamiento con inflación– de la economía y,
al fortalecimiento de la de economía capitalista respecto de de la economía
social y estatal, son señales inequívocas de la necesidad de alinear la
política económica con el rumbo que señala el Programa de la Patria, hacia la
construcción de una economía productiva, diversificada, endógena y sustentable,
que privilegie la economía social. La estrategia para enfrentar y ganar la
guerra económica pasa por una revisión integral y a fondo de la política
económica, por un “golpe de timón”.