“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

17/2/14

Leon Tolstoi: el bien y la pobreza

Leon Tolstoi ✆ Ilya Repin
Tatiana Sorókina  |  El objetivo de este trabajo es vislumbrar la complejidad psicológica y ética de la pobreza que, por lo regular, se olvida en los estudios contemporáneos. Se examinan los ensayos de Lev Tolstoi a partir de los cuales se demuestra que, en la actualidad, sus consideraciones sobre la problemática de la pobreza son de suma importancia. A partir de la interpretación de tres ensayos del gran escritor ruso del siglo XIX, se pretende mostrar que el tema puede ser abordado desde un enfoque filosófico-moral.

Obertura

El tema de la pobreza siempre es actual y, parece, nunca se extinguirá. La realidad, que se encuentra lejos de ser grata y satisfactoria para las multitudes, lo nutre sin cesar. Es obvio que siempre han existido diferentes maneras de aproximarse a este tema. En la actualidad, las que encabezan las pesquisas son las científicas, particularmente de las
disciplinas económico-sociales. Desde la modernidad, la ciencia tiene gran influencia sobre sociedades enteras. Basadas en un conjunto de métodos específicos, las reflexiones científicas sobre la pobreza crean un ambiente y un sentido común poco alentadores; además, sus resultados caen en las manos de los mass media. En el espacio mediático, el discurso disciplinario se convierte en una verdadera divulgación de un sentimiento altamente negativo y, sobre todo, de frustración frente al problema.La imagen social de lo que representa la pobreza merma todavía más por la forma de su inspección y análisis.

Por lo regular se realizan procedimientos comparativos –predominantes en las investigaciones sobre el tema– en el intento de explicar el fenómeno y sus niveles, a tal punto que se incrementan y enfatizan las distancias entre las necesidades y riquezas, entre las insuficiencias y acumulaciones. Cuando se trata de carencias económicas, en un extremo, y abundancias (o, incluso, exuberancias), en el otro, se olvida de lo relativo de éstas desde un punto de vista pragmático. Cuando se habla de estos extremos, se refiere, sobre todo, al aspecto material de la vida humana.

En este caso, el logo como constructo social se deriva de una observación directa de las condiciones de vida. La concepción de la pobreza emerge de la práctica real y refleja los periodos coyunturales. Entonces, la pobreza se estudia y se enfrenta como un hecho concreto y mesurable en su apreciación.

Al mismo tiempo, el vector relacional hecho >>logo puede ser observado desde una perspectiva invertida. Es precisamente el discurso el que construye la realidad y los hechos. Así, el hambre y la carestía, al ser conceptualizados, se plasman a la vida mediante expresiones formadas y argumentadas en los discursos. El sofisma discursivo sobre la pobreza se muda a lo empírico como una praxis negativa, abrumadora y angustiante; la verdadera fantasmagoría terminológica no sólo define, también guía el suceso de la pobreza: “los hombres (dice una antigua sentencia griega) están atormentados por las ideas que tienen de las cosas, no por las cosas en sí”.1