¿Qué es la política prefigurativa?
El movimiento Occupy ha
enarbolado la bandera de la «política prefigurativa», proclamando que apuntaba
a prefigurar una sociedad futura igualitaria y democrática a través de la
práctica de una democracia directa que acabe con las jerarquías y elimine los
vicios de la democracia formal y representativa bajo el sistema capitalista.
Sin embargo, estas ideas son anteriores al nacimiento de Occupy y continúan una tradición política de más de 50 años. Por
desgracia, se desecha el agua de la tina, sucia por los vicios de la «difunta»
democracia capitalista liberal y de la vieja izquierda burocrática, junto con
el bebé: la política estratégica, la representación democrática y la
centralización, indispensables para cualquier movimiento democrático, ya sea
reformista o revolucionario.
Hasta la fecha, la explicación más minuciosa sobre la
política prefigurativa ha sido la que elaboró Wini Breines, profesora de
sociología y ex-activista de la Nueva Izquierda. Para Breines, la política
prefigurativa gira alrededor de la «democracia participativa», entendida como
una oposición sostenida a la organización jerárquica y centralizada, y
requiere un movimiento que desarrolle y establezca relaciones y formas
políticas que «prefiguren» la sociedad igualitaria y democrática que se aspira
a crear1. Para Breines, la política prefigurativa está conectada de manera
integral a la noción de comunidad, entendida como una red de relaciones más
directas, más totales y más personales que las relaciones formales, abstractas
e instrumentales que caracterizan el Estado y la sociedad contemporáneos. Estas
nuevas relaciones mezclan las esferas pública y privada de la vida y se
encarnarán en las contrainstituciones no capitalistas y comunitarias forjadas
por el movimiento. Algo bastante significativo es que Breines contrapone la
«política prefigurativa» a la «política estratégica», cuyos núcleos son el
«pensamiento estratégico» y el compromiso de construir organizaciones formales
para lograr grandes cambios estructurales en los órdenes social, económico y
político2.
Muchas de las ideas y prácticas asociadas con la política
prefigurativa han tenido un impacto positivo en la política de la izquierda de
Estados Unidos desde los años 60. Por ejemplo, inspiraron el rechazo de la
Nueva Izquierda hacia la rigidez burocrática, el dogmatismo, la política poco
democrática y la bancarrota moral del Partido Comunista y de buena parte de la
Vieja Izquierda, lo que aportó una bocanada de aire fresco a la política de
protesta. Los partidarios contemporáneos de esta perspectiva ya no reaccionan
contra la Vieja Izquierda, sino contra una democracia capitalista cada vez más
plutocrática, que mantiene los rituales de una democracia política cada vez
más desprovista de contenido. Es entendible su atracción por un experimento de
autogestión local y democrático, y esta es bienvenida como un elemento esencial
de buena práctica política, tanto para hoy como para una futura sociedad
socialista. Las ideas de la política prefigurativa han ayudado, además, a inspirar
y a radicalizar a miles de activistas que han inyectado sangre nueva a los
movimientos anticapitalistas como Occupy.
Samuel Farber es doctor en
Sociología por la Universidad de California en Berkeley. Fue profesor del Brooklyn College de la City
University of New York. Nació y se crió en Cuba, donde
fue activista estudiantil de la segunda enseñanza contra la dictadura de
Fulgencio Batista; migró a Estados Unidos en 1958. Su obra más reciente es Cuba Since the Revolution of 1959. A Critical Assessment (Haymarket Books, Chicago, 2011).
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