Nadie duda que el 26 de octubre y el 30 de noviembre la
izquierda uruguaya, el Frente Amplio la fórmula Tabaré-Sendic tuvieron una
resonante victoria electoral y política. No tienen dudas ni siquiera nuestros
adversarios, los analistas políticos, los serios y los otros y hasta los
variados medios de prensa que tuvieron que tragarse un enorme sapo y tres
culebras. La votación del 26 de octubre tuvo además un sabor especial
por el clima previo, por la confluencia de agoreros funestos que nos querían
demostrar que perderíamos y que debíamos perder las elecciones. El 30 de
noviembre fue diferente, lo esperábamos y lo único en juego era la diferencia
entre las fórmulas. Fue muy amplia, más del 12%, la mayor diferencia desde que
funciona el balotaje en Uruguay y además triunfamos en 12 departamentos. Otro
hito histórico.
La excelente votación en Salto que por primera vez supera a Montevideo en el porcentaje de votación del FA, en Cerro Largo, en Paysandú, en Canelones, Montevideo, Soriano y con buenos resultados en todos los departamentos incluso en los tradicionales bastiones del Partido Nacional deberán ser analizados en detalle. La crisis del Partido Colorado se acentúa con los resultados en Salto, Rivera y Montevideo.
Con las cifras completas y lo más abiertas posibles por
zonas, barrios y localidades será necesario hacer un profundo análisis
comparativo de las diferentes instancias electorales anteriores y en particular
entre el 26 de octubre y el 30 de noviembre. En una radiografía social,
cultural, por edades, por las más diferentes variables muy necesaria. No
alcanza con el golpe de vista grueso, hay que hilar fino.
Sería un error creer que hubo una simple continuidad de las
votaciones anteriores. Hubo cambios importantes que debemos registrar y
analizar. Voy a decir una obviedad, pero muy cierta: a la hora de las
victorias las paternidades y maternidades sobran, se multiplican. Y no alcanza
con una larga y generosa lista, hay que definir las prioridades y hacerlo con
precisión.
El padre y la madre número uno de esta victoria, de la
potente reacción ante las encuestas y los agoreros, fue el pueblo progresista y
frenteamplista. Hago la distinción, porque existe y se expresa en el nivel de
compromiso y de adhesión política. No es justo hablar de votos prestados, los
votos son siempre prestados.
La gente en este caso no es una categoría abstracta, fueron
las multitudes que acompañaron los actos en todo el interior en el último tramo
de la campaña hacia el 26, los que se manifestaron y pelearon en las redes, los
que desbordaron el espacio y todas las previsiones en el acto final en Bulevar
y la Rambla y los que se decidieron a dar la batalla a nivel individual,
familiar, en los trabajos y con los amigos. Esa socialidad que es fundamental
en la política uruguaya.
La reacción de la gente también se expresó en la
movilización de los sectores del Frente Amplio que a su nivel todos hicieron un
gran aporte al triunfo. Y nuevamente las Redes Frenteamplistas hicieron un
esfuerzo extraordinario.
La brutal, intensa, persistente y aguda campaña de la
derecha para desmoronarnos la moral, desmovilizarnos y por otro lado mostrar
que el cambio no sería tan dramático y cuyo símbolo y lema era ''Por la
positiva, fracasó estrepitosamente. Lo hizo fracasar la gente que reaccionó
exactamente al revés.
Si señores y señoras, hubo un cambio cultural en el Uruguay,
pero no como pretenden explicar algunos, por los planes sociales o porque
perdió valor el trabajo, sino exactamente por lo contrario, porque la gente
supo definir con precisión qué era lo que estaba en juego en estas elecciones.
Ese cambio en la gente no hubiera sido suficiente si Tabaré
Vázquez no hubiera dado un nuevo y decidido impulso a una campaña muy larga y
agotadora, pero en la que la fórmula nunca se detuvo y que correctamente decidió
combatirla en todo el territorio nacional, no solo para consolidar y ganar
votos en todos los rincones del país, sino para transmitir siempre un mensaje
nacional: hay que pelearla y se puede ganar.
Ese contacto directo o a través de algunos medios le permitió
a Vázquez sostener e impulsar la reacción popular y construir el discurso
necesario para esta batalla electoral, diferente a todas las anteriores. Y lo
hizo con gran inteligencia y éxito. El resultado del 26 de octubre construyó la
amplitud de la victoria del 30 de noviembre.
Considero que la presentación de La Rural con los otros 3
candidatos principales fue el momento del viraje. ¿Hubo viraje o las
encuestadoras le erraron siempre y feo? Es una pregunta necesaria.
Dos meses antes de las elecciones la situación era
preocupante, no sólo por las encuestas, sino por muchos otros indicadores. Las
encuestas cualitativas, los grupos motivacionales, los que hicimos en el FLS y
los que hizo el FA daban resultados complicados, para ser generosos. La jornada
de los Comités de Base, a 61 días de las elecciones no daban por cierto una
imagen de movilización triunfante ni mucho menos. Sobre todo en Montevideo.
Una digresión, sin la estructura del FA, sus comités de base
sería imposible asumir las tareas básicas que exige unas elecciones, incluyendo
el propio día de la votación, pero cada vez somos menos y más envejecidos y si
no asumimos la realidad, nos distanciaremos todos los días un poco más de las
batallas políticas. Yo quiero defender el carácter de movimiento del FA, creo
que la mayoría de los votantes del FA, son antes que nada frenteamplistas que
se definen luego por una lista, un grupo, un partido, por ello mismo considero
que una de las grandes tareas del futuro inmediato es la renovación creativa y
audaz del FA para que nos represente mejor, con espacio para los jóvenes y las
mujeres y para la circulación más viva y exigente de las ideas y de las
prácticas políticas. Y eso requiere cambios.
Lo que las encuestas y muchos analistas y periodistas
políticos no registraron fue la reacción y sus consecuencias en la carrera
electoral. Había sin duda un alto número de indecisos o con decisiones muy
primarias que se fueron volcando en pocas semanas a favor del FA.
Ese cambio no invalida que había y que hay que considerar un
grupo grande de progresistas y frenteamplistas que reclaman mejoras, cambios,
avances en diversos aspectos fundamentales. Lo más común es que hablemos de
seguridad, de educación y de gestión, pero se logró colocar el verdadero eje de
definición en esta campaña: la marcha general del país, la que determina el
crecimiento, el empleo, los salarios, las jubilaciones, los indicadores
sociales, las inversiones y en definitiva también la posibilidad de avanzar en
la seguridad y la educación. Ese era el verdadero eje.
La marcha del país, es lo que evaluó la gente al finalizar
el mandato de Tabaré en el 2010 y lo que estaba en discusión en este 2014. Y el
país funciona mucho, pero mucho mejor que durante los últimos 70 años de
decadencia.
El tercer elemento que debemos considerar son los resultados
del actual gobierno. Si la gente tuviera una mala opinión de nuestro segundo
gobierno, no había forma de ganar. Y además de los hechos tangibles y vivibles
para la gente, José Mujica jugó un importante papel. De forma implícita, por su
imagen de político popular diferente y, de manera explícita en el debate
político. Lo digo por las opiniones de Mujica que comparto y también las
otras. La gente no se puede recortar a la medida, menos los personajes. Y un mínimo
de rigor político en el análisis requiere considerar y valorar el papel de
Mujica.
La derecha balbucea explicaciones sobre su derrota y, trata
de alejar a años luz cualquier análisis autocrítico y menos aún reconocerle
algún mérito al gobierno. Ahora ya hablan del ''ventarrón de cola'' porque el
viento no les alcanza para explicar la derrota. A la falta de rigor ahora le
agregan el ridículo.
La otra explicación derivada es que la gente votó con el
bolsillo. Es una subestimación más, una agresión a los votantes. La gente votó
por múltiples razones, incluyendo razones ideológicas y culturales, además de
su sensibilidad y de su experiencia concreta de vida.
La economía, el papel que la política económica tuvo en los
cambios sociales, en los avances productivos del Proyecto Nacional han sido
fundamentales para la marcha del país y del gobierno, y el mérito principal
reconocido por todos es de Danilo Astori. Es la mayor fuente de certezas en el
rumbo que han tenido ambos gobiernos progresistas. Y ese es un capital enorme,
que nuevamente fue utilizado en esta campaña electoral.
Hay un ''pequeño'' aspecto que quiero señalar: en 9 años el
tema de la política económica ha sido discutido ampliamente en la izquierda,
dentro del FA, a veces duramente, pero cuando llegan las instancias electorales
desaparece abruptamente del escenario, es una bandera asumida por todos con
igual entusiasmo y utilizada en todas las campañas de las fuerzas del FA, de
manera más o menos explícita. Es justo porque en realidad es una construcción
colectiva y plural, pero sería bueno que todos los recordáramos a lo largo de
los intensos y combatidos años de los gobiernos, cuando hay que jugarse y
hacerse responsable de las decisiones.
Este es un tema sobre el que volveré cuando analice la
votación interna en el Frente Amplio y en particular la del FLS.
Lo cierto es que aquí estamos, 8 días después de las
elecciones, con el Consejo de Ministros ya anunciado por Tabaré Vázquez, con el
proceso de transición en marcha y sobre todo con muchas preguntas que reclaman
respuestas. En próximos artículos trataré de abordarlas, comenzando por una que
formulo reiteradamente: Cave ne
cadas ¿Qué quiere decir en esta ocasión?.
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