La incomunicación en el cine de Antonioni
La obra de Michelangelo Antonioni sigue siendo, para muchos
cinéfilos, una de las más valoradas del cine italiano. Nos hallamos ante un
cineasta que ahondada en la incomunicación del ser humano, a través de imágenes
de singular belleza. Obra de culto, sin duda, la de Antonioni, porque su cine
es moroso, con escenas lentas, que exigen del espectador una especial paciencia
y que nos llevan a considerar sus películas como esenciales en nuestro universo
cinematográfico.
El director italiano nació en 1912, en Ferrara, un 29 de
septiembre. Creció en un ambiente intelectual donde imperaba el fascismo
italiano. Pero pronto el director se aleja de esto, interesado por el cine. Le
acompañan en esa singladura que comenzó en los años treinta, la sólida amistad
de Giorgio Bassani y la del filólogo Gianfranco Caretti, ambos del círculo
literario de Ferrara, hombres que ya van abriendo la senda de la cultura en la
ciudad italiana en un período tan difícil como el anterior a la Segunda Guerra
Mundial. Antonioni va a ser también un crítico cinematográfico de
prestigio en revistas como Corriere
Padano, Cinema, Italia Libera y Bianco
e Nero.