Sabemos desde hace bastante la gran afinidad que existe
entre la obra de ese escritor y periodista impresionante que lleva el nombre de
Hunther S. Thompson, de quien en su oportunidad hemos hablado con motivo de un
excelente documental titulado “Gonzo: The Life and Work of Dr. Hunter S.
Thompson” (2008): Johnny Depp se ha convertido con el paso del tiempo en un
gran cultor no sólo de la admiración por la obra de Thompson, sino también de
desarrollar todo un aparato empresarial para poder llevar a la gran pantalla
las adaptaciones de varios de sus trabajos, yendo de “Fear and Lothing in Las
Vegas” (1998) hasta la película que en este caso reseñaremos y que desde sus
primeras imágenes nos intrigó — “me” intrigo — como un apasionante proyecto.
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La cinta se centra en las desventuras de Paul Kemp, un
periodista con algún que otro proyecto de novela comenzado y fracasado que
decide cambiar su suerte y mudarse por un tiempo a Puerto Rico con el claro
objetivo de ganar un poco más de dinero y tener un mejor pasar hasta que se
ajusten los astros y pueda conseguir eso que tanto anhela y que lo deja en un
lugar de segunda dentro de la producción literaria: una voz propia.
En esas estamos cuando, dentro de la redacción del diario, un extraño hombre se le aproxima para invitarlo a una reunión privada en una playa también privada, digamos, una de esas terribles injusticias que lamentablemente son patrimonio de cualquier país caribeño o sudamericano.
En esas estamos cuando, dentro de la redacción del diario, un extraño hombre se le aproxima para invitarlo a una reunión privada en una playa también privada, digamos, una de esas terribles injusticias que lamentablemente son patrimonio de cualquier país caribeño o sudamericano.
Sanderson, tal el nombre de la extraña persona,
interpretado por Aaron Eckhardt, es un clásico representante del sueño
norteamericano: un hombre emprendedor que confía en su propia suerte y ha
convocado a Kemp a su casa para comentarle acerca de un proyecto que requería a
alguien con la habilidad para escribir, esto es, un novelista que se encargue
de la publicidad y los comunicados oficiales para disuadir la atención del
público y ocultar una estafa que incumbe a las altas esferas del poder
norteamericano: desde capitales bancarios hasta el propio alcalde de Miami están
metidos en la concesión de una isla caribeña utilizada por le gobierno de USA
para probar arsenal militar que pronto pasará a sus manos para convertirse en
el nuevo paraíso privado tanto para el descanso como para los capitales no
declarados. Esto es: verán su aparición tanto una serie de hoteles como, claro,
algún tipo de entidad bancaria que guarde dinero libre de impuestos.
Kemp se mete en la situación sin esperar casi nada:
borracho, amigo de las experimentaciones tanto con alcohol como con las drogas
— sabemos de qué estamos hablando si estamos habituados a los relatos de
Thomspon —, comienza a frecuentar las altas esferas de la política
puertorriqueña y es allí en donde conoce al gran motivo de todas sus acciones:
Chenault, la novia de Sanderson, personificada por una increíblemente bella
Amber Heard. La cinta contrastará los dos mundos visitados por Kemp, el de la
gloria económica que oculta su podredumbre con Sanderson y la belleza de
Chenault y los oscuros antros puertorricenses con su compañero Sala y Moberg,
el primero fotógrafo y el segundo redactor de noticias referidas al culto y los
crímenes del mismo extraño diario para el cual todos trabajan.
La película tiene ciertos aires de contar una suerte de
origen de la escritura de Thompson, de su propia vida: “The Rum Diary”
contribuye a la mitologización del escritor y a la puesta en la gran pantalla
de sus historias, sus visiones. No estamos en el mundo desquiciado de Terry
Gilliam en “Fear and Lothing in Las Vegas” (1998) salvo por una pequeña escena
en donde los personajes de Kemp y Sala experimentan con una droga provista por
Moburg: fuera de eso, el tipo de relato se ajusta mucho a los parámetros de la
comedia ligera con ciertas pretensiones biografistas y a algunos procedimientos
propios de las películas con elementos melodramáticos de Hollywood. Por suerte,
el hecho de contar una historia basada en los trabajos de Thompson y el de
poder ver nuevamente en la gran pantalla algunas de las formulaciones del
escritor salva a la película de convertirse en algo totalmente intrascendente…
Es una película que se salva de regular, desde mi perspectiva, por tener un
buen libro detrás que la sostiene y algún que otro paso de comedia llevado
adelante, pero no creo que sea la mejor cinta para introducirnos en el mundo
del escritor norteamericano. Un acierto de Depp más por las intenciones que por
el resultado, si me apuran.