“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

23/4/12

Excesos de ron en “The Rum Diary” / Diario de un seductor

Fernando Bogado

Sabemos desde hace bastante la gran afinidad que existe entre la obra de ese escritor y periodista impresionante que lleva el nombre de Hunther S. Thompson, de quien en su oportunidad hemos hablado con motivo de un excelente documental titulado “Gonzo: The Life and Work of Dr. Hunter S. Thompson” (2008): Johnny Depp se ha convertido con el paso del tiempo en un gran cultor no sólo de la admiración por la obra de Thompson, sino también de desarrollar todo un aparato empresarial para poder llevar a la gran pantalla las adaptaciones de varios de sus trabajos, yendo de “Fear and Lothing in Las Vegas” (1998) hasta la película que en este caso reseñaremos y que desde sus primeras imágenes nos intrigó — “me” intrigo — como un apasionante proyecto. 

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Toda esta gran introducción no es otra cosa que una siniestra estrategia para volcar nuestras opiniones en torno a la película “The Rum Diary”, adaptación de uno de los más entrañables trabajos de Thompson que ha tenido a Depp como productor y a Bruce Robinson como director.

La cinta se centra en las desventuras de Paul Kemp, un periodista con algún que otro proyecto de novela comenzado y fracasado que decide cambiar su suerte y mudarse por un tiempo a Puerto Rico con el claro objetivo de ganar un poco más de dinero y tener un mejor pasar hasta que se ajusten los astros y pueda conseguir eso que tanto anhela y que lo deja en un lugar de segunda dentro de la producción literaria: una voz propia.


En esas estamos cuando, dentro de la redacción del diario, un extraño hombre se le aproxima para invitarlo a una reunión privada en una playa también privada, digamos, una de esas terribles injusticias que lamentablemente son patrimonio de cualquier país caribeño o sudamericano. 

Sanderson, tal el nombre de la extraña persona, interpretado por Aaron Eckhardt, es un clásico representante del sueño norteamericano: un hombre emprendedor que confía en su propia suerte y ha convocado a Kemp a su casa para comentarle acerca de un proyecto que requería a alguien con la habilidad para escribir, esto es, un novelista que se encargue de la publicidad y los comunicados oficiales para disuadir la atención del público y ocultar una estafa que incumbe a las altas esferas del poder norteamericano: desde capitales bancarios hasta el propio alcalde de Miami están metidos en la concesión de una isla caribeña utilizada por le gobierno de USA para probar arsenal militar que pronto pasará a sus manos para convertirse en el nuevo paraíso privado tanto para el descanso como para los capitales no declarados. Esto es: verán su aparición tanto una serie de hoteles como, claro, algún tipo de entidad bancaria que guarde dinero libre de impuestos.

Kemp se mete en la situación sin esperar casi nada: borracho, amigo de las experimentaciones tanto con alcohol como con las drogas — sabemos de qué estamos hablando si estamos habituados a los relatos de Thomspon —, comienza a frecuentar las altas esferas de la política puertorriqueña y es allí en donde conoce al gran motivo de todas sus acciones: Chenault, la novia de Sanderson, personificada por una increíblemente bella Amber Heard. La cinta contrastará los dos mundos visitados por Kemp, el de la gloria económica que oculta su podredumbre con Sanderson y la belleza de Chenault y los oscuros antros puertorricenses con su compañero Sala y Moberg, el primero fotógrafo y el segundo redactor de noticias referidas al culto y los crímenes del mismo extraño diario para el cual todos trabajan.

La película tiene ciertos aires de contar una suerte de origen de la escritura de Thompson, de su propia vida: “The Rum Diary” contribuye a la mitologización del escritor y a la puesta en la gran pantalla de sus historias, sus visiones. No estamos en el mundo desquiciado de Terry Gilliam en “Fear and Lothing in Las Vegas” (1998) salvo por una pequeña escena en donde los personajes de Kemp y Sala experimentan con una droga provista por Moburg: fuera de eso, el tipo de relato se ajusta mucho a los parámetros de la comedia ligera con ciertas pretensiones biografistas y a algunos procedimientos propios de las películas con elementos melodramáticos de Hollywood. Por suerte, el hecho de contar una historia basada en los trabajos de Thompson y el de poder ver nuevamente en la gran pantalla algunas de las formulaciones del escritor salva a la película de convertirse en algo totalmente intrascendente… Es una película que se salva de regular, desde mi perspectiva, por tener un buen libro detrás que la sostiene y algún que otro paso de comedia llevado adelante, pero no creo que sea la mejor cinta para introducirnos en el mundo del escritor norteamericano. Un acierto de Depp más por las intenciones que por el resultado, si me apuran.