“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

30/5/12

La guerra está cerca, más de lo que imaginamos

@ Shawn McCann
Carlos Maldonado 

Especial para La Página
El magnífico y sensacional reportaje especial “Buscando a Oscar. Masacre, memoria y justicia en Guatemala”, que hoy miércoles 30 de mayo de 2012, publicó el matutino El Periódico de Guatemala en sus páginas centrales como fascículo independiente y cuyos autores son los periodistas Sebastián Rotella de Propublica y Ana Arana de a Fundación MEPI con reportes de Habiba Nosheen y Brian Reed, es una prueba clara de quienes fueron los verdaderos perpetradores de las masacres en nuestro país. Al leerlo no cabrán más dudas.

Este reportaje lleno de dramatismo y conmoción desentraña la verdadera y macabra historia de Dos Erres y dos de sus sobrevivientes. Así como la conciencia acerca de sus hechos lo cual empujó a sus actores directos a desentrañar el crimen de Estado. Ahora falta ver quienes de los mandos mayores del Ejército Nacional ordenaron masacrar a la población inocente e indefensa en aquellos aciagos años de la guerra que llevó a cabo la oligarquía senil de este país a través del uso de su brazo armado, el mal llamado Ejército Nacional, que en la realidad se ha descubierto, fue -¿y lo es aún?- comandado por un grupo de psicópatas asesinos que cuentan en su haber un poco más de 200,000 crímenes, más desapariciones, más secuestros, más torturas, más exilios. Drama del cual el pueblo aún no se recupera. Al contario, pareciera ser que los mismos actores de sus dramas han emigrado a otras estructuras y han mutado hacia otras formas de violencia como el narcotráfico y la trata de ilegales. Un cuento de horror del cual no se puede aún despertar. Igual al de Tito Monterroso: cuando desperté el dinosaurio todavía estaba ahí.

Mientras eso sucede, el fascismo afila sus dientes contra las experiencias populares exitosas que se han erigido en el cono sur, incluso, en Nicaragua desde donde se siente acechado y ha trazado su más próxima frontera. Su inmediato objetivo la República Bolivariana de Venezuela donde han empezado a urdir la trama del golpe invasivo al tener de antemano como perspectiva la derrota de su títere Capriles Rodonsky. De hecho, esa ficha está puesta solo para decir que juegan a la democracia al tiempo que confabulan con la derecha venezolana, colombiana encabezada por Uribe y regional con apoyo del comando Sur para deshacerse de la Revolución Bolivariana. Incluso, el futuro de Capriles, que en calidad de pieza de su ajedrez no importa, puede ser sacrificado para bien de sus objetivos. Si es necesario asesinarlo lo harán para culpar de ello a Hugo Chávez y con ello exacerbar el plan de invasión.

Eso que se lee en elPeriódico de Guatemala hoy, fácilmente puede volver a pasar. El imperio está desesperado. El sistema está en crisis terminal y en esa locura se aventurará a una guerra para recuperar el control y la rapiña. Si en aquellos días lo permitió y lo apoyó como está escrito en sus propios documentos desclasificados que más que suceda de nuevo. Y, por lo menos en estos países del centro de América no estamos preparados para sufrir otra vorágine de sangre. O, quizá sí, pero como chivos al matadero. Nuestras supersticiones e ignorancias nos mantienen sumidos en esa suerte de consentimiento y abnegación aunadas a  la fragmentación y el cortoplacismo. La ceguera es nuestra más amplia virtud y el apoyo irrestricto a ese sistema que se cae a pedazos. Jamás osamos voltear a ver al sur. Ni siquiera a nuestros vecinos con quienes compartimos tragedias similares.

Lo que si estoy seguro es que la guerra se acerca a pasos agigantados y estamos de lo más frescos. Los nubarrones se acumulan en el horizonte pero no los vemos pues estamos de espaldas a ellos contemplando los espejismos y las lentejuelas que nos presenta el consumo y la añoranza en un cielo inalcanzable.

Mis más cálidas felicitaciones a estas y estos valientes periodistas. Sin duda nunca cejaron en la vieja sentencia: la verdad os hará libres.