Traducción especial para La Página Rolando “El Negro” Gómez |
El día de hoy Israel se acercó un paso más a la
Alemania nazi de 1938.
En Berlín los nazis recorrieron las calles
aterrorizando a los judíos, rompiendo vidrios de ventanas, quemando libros y
sinagogas. Hoy, en el barrio pobre de
Tel Aviv llamado “Hatikva” (La Esperanza), la crema de los Übermenschen
políticos de Israel, los kahanistasMijael Ben Arí, Itamar Ben Gvir y
BarujMarzel, aterrorizaron a los trabajadores foráneos no-judíos que viven en
ese barrio con violencia de multitudes y con nada menos que un pogromo.
Video sobre los sucesos |
La multitud gritaba “el pueblo quiere que los
sudaneses sean deportados”, y “infiltrados fuera de nuestro hogar”. La diputada de la Kneset (Parlamento israelí)
Miri Regevsijo que “los sudaneses son un cáncer en nuestro cuerpo”. 17 manifestantes fueron arrestados.
Los manifestantes expresaron su desaliento con
la forma de tratar “el problema” de los extranjeros que solicitan asilo en
Israel por parte del gobierno, especialmente con el Primer Ministro BenjamínNetaniahu. Algunos portaban carteles de apoyo al
Ministro del Interior Eli Yshai, quien se pronunció a comienzos de esta semana
por la expulsión de los extranjeros que solicitan asilo.
La marcha fue organizada por el Miembro del
Parlamento Mijael Ben Ari, del partido Unión Nacional, conjuntamente con los
activistas de extrema derecha Itamar Ben Gvir y BrujMarzel, quien dirige un
grupo de seguridad vecinal en el sur de Tel Aviv.
Uno de los oradores…llamó a crear un partido
político que liderara la expulsión de los trabajadores migrantes
no-judíos. –“No es racismo”, insistía.
Mi amigo, el periodista israelí Jagai Matar, fue
también asaltado durante las festividades.
Los hechos lo sacudieron considerablemente, y aún se está
recuperando. Mientras tanto, ha escrito
un artículo en su blog (n hebreo) titulado “Camino a un linchamiento”.
¿Quiénes son estos refugiados? Son del sur de Sudán, una nación que está
todavía destruida por una guerra civil, y descendiendo rápidamente hacia el
caos impuesto por el gobierno central sudanés.
Este es el mismo gobierno responsable por el genocidio de Darfur. Refugiados, genocidio, odio racial: ¿no suena
familiar?
Otro elemento de este pogromo que es crítico
llegar a comprender es que mientras el mismo fue iniciado por el ala judeonazi
de la extrema derecha, los Miembros del Parlamento del partido gobernante Likud
-Danon, Regev, Tirosh y Levín- se involucraron y se adjudicaron públicamente el
evento. Esa es la manera en que trabaja
el facismo rastrero. Primero, la extrema
derecha apuesta sus proclamas dentro de un discurso político. Luego, los partidos de mayor aceptación se
involucran y cooptan a la extrema derecha.
Ya entonces, la extrema derecha se vuelve parte de los partidos
aceptables y se transforma en algo verdaderamente odioso y horrible (a grandes
rasgos, la manera en cómo el “Tea Party” funciona en el discurso de la política
estadounidense, aunque no haya promovido ningún pogromo todavía).
Esta noche Tel Aviv –y por extensión Israel- se
ha vuelto algo verdaderamente odioso y horrible.
Si uno observa los pronunciamientos de los
líderes “responsables” del país, uno los puede ver adaptándose a las posiciones
de extrema derecha “populares”: el Ministro del Interior Eli Ishai impreca contra
los sucios africanos. El Fiscal General
dice que está listo para proveer el apoyo legal para las deportaciones en
masa. El Primer Ministro –un tipo que
nunca albergó simpatías por los oprimidos, judíos o no judíos- va a sacrificar
a estas pobres almas en un santiamén a cambio de ventajas políticas.
Esto, por supuesto, es la repetición del mensaje
de extrema derecha, neonazi, de muchos partidos políticos europeos como la Liga
de Defensa Inglesa, el Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen, etc. Es un eco del manifiesto anti-inmigrantes de
Anders Breivik, antes de que asesinara 77 jóvenes noruegos liberales.
Supongo que no es sorprendente que haya tal
venenoso movimiento político en desarrollo en Israel, el cual, después de todo,
no es inmune al mismo veneno que infecta el cuerpo político europeo y
estadounidense.
Pero lo que es sorprendente es qué cercanamente
esto es un eco de la tragedia histórica del Holocausto, tal como se manifestó
en Alemania en 1930. Nosotros también
teníamos refugiados judíos que eran despreciados cuando buscaban refugio en
estas playas. La historia judía está
repleta de ejemplos de similares persecuciones, incluyendo las Cruzadas, la
Inquisición, y varias otras expulsiones.
No estoy pronosticando un genocidio contra los
trabajadores foráneos no judíos en Israel.
Pero dada la historia judía en el último siglo, uno pensaría que los
judíos, incluyendo los israelíes, serían más sensibles a repetir los horrores
perpetrados entonces contra nuestros ancentros.
Para ser justo, ha habido manifestaciones de
odio igualmente nocivas, incluyendo expulsiones de Nigeria, Gabón, Angola y
otras.
Pero nosotros, los judíos, hemos sufrido este
destino por nosotros mismos. Perpetrarlo
contra el débil y el vulnerable de Tel Aviv es un verdadero shande (vergüenza
en Idish). Es menos que reconfortante
pensar que Israel planea una similar expulsión masiva de sus propios
inmigrantes para apaciguar la furia de la bestia de la xenofobia israelí.
A las sombras de la ocupación de los territorios
y del trato brutal de Israel hacia los palestinos, los trabajadores foráneos no
judíos son los palestinos, los negros de Israel. Al igual que los palestinos, ellos no tienen
estatus legal dentro de Israel. Esto los
vuelve invisibles, impotentes y a la merced de quien quiera explotarlos.
La única diferencia entre los dos grupos es que
los trabajadores foráneos no judíos se encuentran dentro del estamento político
israelí, mientras que Israel ha tenido éxito en excluir a los palestinos (así
lo cree) del estamento político.