Este libro, de pequeñas dimensiones, pero de gran contenido,
lo leí en 1977, cuando cargado de ilusiones, esperanzas y con mi incipiente familia
a cuestas llegué a Roma por primera vez. En Historia de los Griegos, Indro Montanelli
combina los rumores, las certezas, los mitos y sus propias conclusiones para
ofrecernos no el más detallado de los retratos de los clásicos griegos pero,
tal vez, sí el más vívido, el más estimulante, y para mí inolvidable. La prosa de
Montanelli es ágil y alegre. Consigue ser el vehículo perfecto para hacernos
creer que las 368 páginas que componen el libro son el testimonio verdadero de
un hombre que estuvo allí, en Atenas, en Esparta, en Tebas. Discutiendo en las
academias y liceos, coreando en los teatros y emborrachándose en las
olimpiadas. Creo que este es un libro que se debería leer. Lo de Historia de
los Griegos es otra cosa. Es un viaje que bien vale la pena hacer en estos
momentos en que los griegos están escribiendo una nueva historia. ¿Quién mañana
la reseñará?
A los lectores / Indro Montanelli
Me sería más fácil enumerar los vicios y defectos de este libro
que sus méritos y cualidades. Antes de escribirlo, sabía que llegaría
fatalmente a tal conclusión, pero lo escribí igualmente porque me divertía hacerlo,
porque espero que alguien se divertirá leyéndolo y porque pienso que, pese a
todas sus lagunas, llenará aquélla, mucho mayor, que nuestros profesores
olvidaron colmar: narración sencilla, relato cordial. La he llamado Historia de
los griegos porque, a diferencia de la de Roma, es una historia de hombres más
que una historia de pueblo, de nación o de Estado.
Por esto he reducido a lo esencial la trama de los
acontecimientos políticos para dar preferencia a los que determinaron el
desarrollo de la civilización y jalonaron sus grandes etapas. En este libro,
los poetas y los filósofos cuentan más que los legisladores y los caudillos; la
huella dejada por Sócrates y Sófocles me parece más profunda que la dejada por
Temístocles y Epaminondas.
No pretendo haber dicho algo nuevo ni haber dado a lo que ya
es sabido una interpretación original. Y ni siquiera me lo había propuesto. Mi
ambición ha sido la de proporcionar a los lectores un medio para acercarse sin
fatiga, y sobre todo sin aburrimiento, a los antiguos griegos. Espero haberlo logrado.
Traducción de
Domingo Pruna