Nos separan menos de dos semanas de las nuevas y decisivas
elecciones parlamentarias del 17 de junio. El clima político está dominado por
la polarización, los temores y las esperanzas. Las fuerzas que se enfrentan
están polarizadas, principalmente, sobre la cuestión de ‘quién’ y ‘si’. ¿Quién
prevalecerá? ¿La derecha, liderada por Samaras, o la Izquierda reformista
Syriza, liderada por Tsipras? ¿Serán capaces de formar un nuevo gobierno para
enfrentar la bancarrota del país?
Savas Michael-Matsas |
En la reciente elección del 6 de mayo, la ira popular y el
rechazo masivo al ‘Memorándum’ de austeridad draconiana, acordado por los
gobiernos anteriores y los principales partidos burgueses, hicieron explotar el
viejo sistema burgués bipartidista de los últimos 38 años, luego del colapso de
la dictadura militar. Las masas se han movido en forma decisiva hacia la
izquierda, sobre todo en apoyo de Syriza, de su programa de rechazo al
‘Memorándum’ y por la formación de un gobierno de la Izquierda. Todos los
esfuerzos y presiones de la UE, el FMI y los centros de poder político y
económico locales para formar un gobierno de ‘emergencia de unidad nacional’,
que incluyera a Syriza, fracasaron y se ha llamado a una nueva elección para
llenar el peligroso vacío en la estructura del poder.
La resistencia de las masas a un programa de la UE y el FMI
de canibalismo social ha transformado a Grecia en un país ingobernable. Nadie
puede creer seriamente que, cualquiera sea el resultado del 17 de junio, la
crisis del poder político pueda ser resuelta. Más bien será exacerbada,
especialmente cuando toda la zona euro -empezando por España- se está
sumergiendo en un abismo.
Samaras, el líder del derechista Nueva Democracia, ha
formado a las apuradas un ‘Frente europeo de derecha’ altamente heterogéneo, el
cual agrupa bajo sus banderas a neoliberales extremos como su rival político
tradicional Dora Bakoyanni, a liberales de centroderecha y a la ex Laos
(fascistas declarados), utilizando una anticuada retórica anticomunista del
tiempo de la Guerra Fría: “hay que salvar a la patria de una ‘toma del poder’”
por ¡Tsipras!
“Amanecer Dorado”, abiertamente neo-nazi, el cual tuvo un
espectacular aumento de su caudal electoral al 7% en mayo, habla del “peligro
del trotskismo” y de los “trotskistas que actúan detrás de Tsipras”!
A este anticomunismo ridículo pero peligroso, a este circo
anti-Syriza se le ha unido el Partido Comunista de Grecia (KKE), que ha hecho
de Syriza el principal, si no el único, blanco de su campaña electoral. No es
sorprendente que en las encuestas el KKE esté perdiendo cada vez más intención
de votos, cayendo desde casi un 8% en las elecciones de mayo a cerca de un
4/5%.
Por el contrario, en el mismo período, Syriza ha saltado de
un 17% en las elecciones del 6 de mayo a un 30% en las encuestas actuales, por
lo cual le disputa, por añadidura, el primer lugar y la oportunidad de formar
un gobierno a la temerosa derecha.
Pero aun en ese caso, la formación de un gobierno de mayoría
de la Izquierda está lejos de ser fácil. El KKE ya ha rechazado, en forma
maliciosa, cualquier idea de unirse a un gobierno de coalición de los partidos
de izquierda. La Izquierda Democrática -más una formación de centro izquierda
que un grupo reformista de izquierda- demanda la participación en ese gobierno
de los restos del totalmente desacreditado neoliberal Pasok y hasta de la
propia Nueva Democracia derechista. El centrista Antarsya no pude jugar ningún
papel: no tiene ninguna expectativa de entrar al Parlamento, ya que las
encuestas muestran que retrocede del 1,2% el mayo pasado a un débil 0,5% hoy en
día.
La principal tendencia es el movimiento hacia la izquierda,
hacia un voto a Syriza. Con la proximidad de las elecciones y la posibilidad de
asumir cargos gubernamentales, Syriza se vuelve cada vez más conservadora y
trata de aplacar a la UE y a la burguesía griega.
Su programa, cuya versión renovada fue presentada el 1º de
junio, continúa la línea de buscar un compromiso imposible entre un rechazo del
‘Memorándum’ y las demandas de la UE, el euro y el FMI, el cual deja intactas
la pertenencia a la UE y las bases sociales capitalistas de Grecia.
Con respecto a la insustentable deuda pública, Syriza sigue
llamando a una moratoria de los pagos, a una renegociación de los mismos y a
una investigación internacional que audite la deuda para descubrir ‘la parte
ilegítima’, siguiendo el ejemplo de Correa en Ecuador.
En relación con los bancos, Syriza nunca llamó a
nacionalizarlos sin compensación y bajo control de los trabajadores; solamente
pide un ‘control público’, por ejemplo una ‘nacionalización’ parcial de los
bancos griegos, los que fueron recapitalizados por el Sistema Financiero de
Europa.
Luego, el programa se mueve más hacia la derecha. Por ejemplo,
reclama el restablecimiento del viejo salario mínimo de 700 euros, mientras que
para vivir decentemente se necesita el doble. En relación con el aparato
represivo del Estado, la policía y el ejército, levanta tibiamente una vaga
propuesta de ‘democratización’. La visita oficial de Tsipras a los generales en
el cuartel del Estado Mayor del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea recordó a
mucha gente (incluso a la estación de radio de Syriza) la visita que Salvador
Allende (el ícono de Tsipras) le hiciera a Pinochet antes del golpe de Estado
en Chile.
A pesar de todo esto, domina una especie de ‘Tsiprasmanía’
(el término pertenece a un partidario de Syriza) tanto en los medios de
comunicación social de la burguesía internacional como en todas las variantes
de la izquierda democratizante internacional. Los medios de comunicación
imperialistas presentan a Tsipras como el retorno a Europa del ‘fantasma del
comunismo’; los reformistas democratizantes y/o la izquierda centrista lo ven
como la última reencarnación de la ‘Esperanza para la Emancipación’. En los
últimos días, llegó a Atenas, como peregrinos a la Meca de Syriza para apoyarla
en forma pública y entusiasta, una cantidad de figuras muy conocidas de la
intelligentsia de la izquierda internacional como Sklavoj Zizek (habló en un
gran mitin electoral de Syriza junto a Tsipras), Leo Panitch y Tariq Ali (habló
en un mitin central organizado por NAR y Antarsya llamando a la audiencia a
votar por Syriza, no por Antarsya; y recibió un estruendoso aplauso de la mitad
del público del mitin, mientras que la otra mitad estaba ¡aterrorizada!).
Nuestro Partido, el EEK, lucha tanto contra la adaptación
oportunista como contra la ceguera sectaria hacia Syriza. Mantenemos una
constante relación, algunas acciones comunes y el diálogo principalmente con
las bases y la gente que se está volcando hacia Syriza. Luchamos por derrotar a
la derecha, nos oponemos a la caza de brujas anticomunista y a la campaña de
difamación de los estalinistas contra Syriza. Al mismo tiempo, criticamos su
programa, su vinculación a la UE imperialista, así como al marco capitalista y
al contenido burgués del tipo de ‘frente popular’ de colaboración de clases que
han anticipado los reformistas. Contraponemos nuestro propio programa por una
salida revolucionaria y socialista de la crisis (repudio de toda la deuda,
nacionalización de los bancos y de los sectores estratégicos de la economía,
sin compensación y bajo control de los trabajadores; reorganización de la
economía sobre nuevas bases de acuerdo con las necesidades sociales;
escuadrones de defensa obreros contra los fascistas; desmantelamiento del
aparato represivo del Estado burgués, poder obrero y gobierno de los
trabajadores; ruptura con la UE y lucha en común con los trabajadores de Europa
para una unificación socialista del Viejo Continente, etc.). Además, dejamos en
claro que un auténtico gobierno de la izquierda podría -y debería- ser
solamente un gobierno de los trabajadores.
El EEK quería luchar por este programa nuevamente en estas
elecciones. Pero el sistema antidemocrático de la clase dominante impone
gigantescos obstáculos financieros, que se vuelven a veces abrumadores: luego
de la campaña para las elecciones del 6 de mayo, debíamos nuevamente recaudar,
en un plazo muy corto, cerca de 60.000 euros para las elecciones del 17 de junio
-una suma enorme para un pequeño Partido de la clase obrera, sin recursos
materiales, la mayoría de cuyos miembros son jóvenes desempleados. A pesar de
los esfuerzos y los sacrificios de los compañeros, no hemos tenido éxito en
reunir esa suma antes del plazo final. Por lo tanto, el EEK no puede presentar
sus listas independientes en las elecciones venideras.
Mientras emprendíamos la lucha para reunir los recursos
necesarios para una intervención independiente, aceptamos la invitación que nos
hiciera Antarsya para explorar las posibilidades de formar un bloque electoral
en común. En nuestras discusiones bilaterales, propusimos incluir en el
programa común unos puntos programáticos extremadamente esenciales para el EEK:
la necesidad de luchar por el poder obrero y por un gobierno de los
trabajadores de izquierda; no a un frente popular; así como la necesidad de
combatir el nacionalismo y el aislacionismo nacional combinando la exigencia de
romper con la UE imperialista con el llamado a los Estados Unidos Socialistas
de Europa. Junto con esos puntos, solicitamos que el nombre de nuestro Partido,
el EEK, fuera claramente agregado luego del nombre de Antarsya, para dejar en
claro que se trataba de una cooperación electoral y no de una fusión con una
coalición de la que nos separan cuestiones programáticas importantes.
Finalmente, Antarsya sostuvo que mientras pudiera acordar con los puntos
programáticos, ¡estaba fuera de discusión el poner de forma independiente el
nombre de nuestro Partido en las boletas! ¡Deberíamos simplemente estar
incluidos en el Antarsya, a pesar de no ser parte de él! El ultimátum fue
rechazado y las discusiones fracasaron por completo.
En realidad, Antarsya estuvo -y está- en el medio de una
crisis explosiva: dos de sus organizaciones, que provienen de la Izquierda de
tradición euro-comunista y una parte del NAR, buscan un acuerdo, incluso una
fusión, con Syriza; pero las principales fuerzas de NAR, más el SWP de Cliff,
están contra Syriza. Las fuerzas pro-Syriza boicotearon cualquier acuerdo con
el EEK y los otros se adaptaron a ellas. En realidad, nunca habían acordado con
los dos puntos programáticos principales presentados por EEK (poder obrero,
Estados Unidos Socialistas de Europa), como lo demuestra claramente su material
electoral para las elecciones. Probablemente, una caída importante de sus votos
el 17 de junio será devastadora para esta coalición centrista, que es demasiado
abierta al electoralismo, pero también al KKE estalinista.
El EEK, durante este período, lleva adelante su propia
campaña política para el ‘día después’ de las elecciones de junio. La semana
próxima, el Comité Central del EEK, en una reunión especial, hará pública una
declaración acerca de la situación en su conjunto, especificando, asimismo, su
táctica en relación al voto en las elecciones venideras.