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elecciones especiales. En junio, el Senador Frank Lautenberg murió a los 89 años de edad. Christie ordenó que se realizaran elecciones especiales el 16 de octubre, tres semanas antes de las elecciones generales. La decisión les costó a los contribuyentes de Nueva Jersey alrededor de 24 millones de dólares de gastos electorales adicionales. Christie podría haber dejado a los electores definir la candidatura al Senado el mismo día que votaban para elegir gobernador y los otros cargos, y así hubiera ahorrado millones de dólares de los contribuyentes.
Cory Booker era el candidato favorito para ganar la banca de
Lautenberg. Durante años, había sido el popular alcalde afroestadounidense de
la ciudad de Newark y una figura en ascenso en el Partido Demócrata a nivel
nacional. Como se trataba de un cargo federal, los candidatos al Senado debían
aparecer en primer lugar en la papeleta de votación. El nombre de Booker
probablemente hubiera convocado una gran afluencia de simpatizantes demócratas
en las elecciones, y su posición a la cabeza de la papeleta de votación
probablemente hubiera hecho que sus electores votaran a los demócratas para el
resto de los cargos, lo que hubiese perjudicado a Christie. Sin embargo, al no
estar Booker en la fórmula electoral, Christie obtuvo una mayoría considerable
en la votación. Cuando lo cuestionaron con respecto al costo de la elección,
Christie se jactó: “No sé cuál es el
costo y, sinceramente, no me interesa”.
Lo que quizá sí les importe al gobernador Christie y a su
partido son las importantes victorias que lograron los activistas progresistas
en estas elecciones. En su propio estado, los electores apoyaron un aumento del
salario mínimo (que Christie vetó), para aumentarlo de 7, 25 dólares a 8,25
dólares la hora, en función del aumento anual del costo de vida.
Del otro lado del río, en la ciudad de Nueva York, Bill de
Blasio fue electo alcalde. Se trata del primer alcalde demócrata en la ciudad
en veinte años. “Los desafíos que tenemos
por delante existen desde hace años, y los problemas que nos planteamos
resolver no se solucionarán de la noche a la mañana”, afirmó de Blasio en
su discurso de victoria que no pronunció en Manhattan, sino en Brooklyn. “Pero no se confundan, la gente de esta
ciudad ha elegido la senda progresista”. De Blasio apoyó el movimiento
Occupy Wall Street, fue arrestado por manifestarse contra el cierre de un
hospital y promete aumentar los impuestos de la ciudad a los habitantes más
ricos. “Cuando les pedimos a los más
ricos de nosotros que paguen un poco más de impuestos es para financiar
programas universales de educación preescolar y extracurricular. No estamos
amenazando el éxito de nadie, sino que les pedimos a quienes les ha ido muy
bien que se aseguren de que todos los niños tengan la misma oportunidad de que
les vaya tan bien como a ellos”. En su gestión como alcalde, De Blasio
contará con el apoyo de una mayoría del Concejo Municipal de la ciudad de Nueva
York, en lo que nuestro compañero de “Democracy Now!” Juan González ha
denominado “probablemente el gobierno más
progresista de los últimos 50 años”.
Más allá de Nueva York y Nueva Jersey, los movimientos
populares progresistas lograron buenos resultados en las elecciones estatales.
En Colorado, los electores aprobaron un plan para establecer impuestos a la
venta minorista de marihuana para fines recreativos, que se legalizó en el
estado en el mes de noviembre. Los electores de las localidades de Denver,
Boulder y Littleton (en Colorado) también votaron a favor de que la ciudad fije
impuestos a la venta de marihuana, lo que consolidaría el paso de penalizar la
marihuana a aceptar su uso generalizado. Tres ciudades del estado también
votaron para prohibir la fracturación hidráulica, conocida como ‘fracking’. La fracturación hidráulica
es el proceso de extracción de gas natural mediante perforación, que muchos
afirman que contamina las corrientes de agua subterráneas y el aire, e incluso
puede provocar terremotos.
Los ciudadanos de Portland, en Maine, fueron los primeros de
la Costa Este de Estados Unidos en aprobar la legalización de la marihuana con
fines recreativos. En el estado de Washington, los electores aprobaron un
aumento considerable del salario mínimo de la mayoría de los trabajadores del
aeropuerto Sea-Tac y de la industria hotelera que lo rodea, para fijarlo en 15
dólares la hora. Se prevé que esta medida presionará a la ciudad de Seattle a
realizar un aumento similar.
Estas victorias electorales y otras similares surgen tras
años de organización de los movimientos de base, que se ha vuelto mucho más
importante en vista de la paralización del Gobierno federal. Sin embargo, el
dinero de las empresas continúa dominando nuestro sistema electoral. También en
el estado de Washington, un referendo popular para exigir el etiquetado de los
alimentos que contienen organismos genéticamente modificados (OGM) no fue
aprobado luego de que las empresas del sector de alimentos y agricultura
invirtieran 22 millones de dólares en campañas en contra de la medida.
Los políticos responden a la presión. “Oblíguenme a
hacerlo”, fue la célebre respuesta del ex Presidente Franklin D. Roosevelt al
pedido del sindicalista y activista por los derechos civiles A. Philip Randolph
que quería ayuda para los afroestadounidenses y la clase trabajadora. Barack
Obama dijo lo mismo a los activistas. Bill de Blasio promete un programa
progresista para la ciudad de Nueva York, pero la historia indica que sin
presión popular constante, la clase dominante reafirmará su poder.
Las elecciones no deberían ser el fin de las campañas
populares para exigir un cambio. Simplemente significan que una puerta está
entreabierta. Depende de los movimientos de base, y no de las personas que son
electas, si la puerta se abrirá de una patada o se cerrará de un portazo.
Denis Moynihan colaboró en la
producción periodística de esta columna.
© 2013 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 400 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 400 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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