Vista aérea sobre el río Limón, Zulia |
Por cierto, “El
Tiempo” de Bogotá (28/10/2015) recoge la información del Ministerio de
Minas de Colombia, reconociendo que el inventario nacional de gasolina
cayó más del 50% a partir del cierre de la frontera. Afirma que este bajón ha
evidenciado que la ruta principal del contrabando no es por las
trochas sino por el puente “Simón Bolívar” y otros pasos fronterizos.
Reconocen que pasa “en las narices” de los funcionarios colombianos de la
Dirección de Impuestos y Aduanas Nacional (DIAN)”, con la evidente complicidad
de la GN y los funcionarios SENIAT venezolanos. De otra manera sería imposible
el tránsito aduanal diario de 350 cisternas cargadas con un total de
45.000 b/d, según la estimación más conservadora del MPPEP.
Cuando el cargamento arriba al territorio colombiano pasa a
manos del Estado aunque en la práctica, hay un acuerdo “implícito” entre éste y
las organizaciones de contrabandistas, para permitir que sean estas las que
distribuyan la gasolina en los Departamentos fronterizos a un “precio
preferencial”. Así, Ecopetrol en lugar de enviar a esa zona su cuota de
combustible, la destina a cubrir el déficit nacional o a exportar el
“remanente”. De esta manera y sólo por este concepto, Colombia estaría
recibiendo por los “caminos verdes”, 3.000 millones de dólares al año
procedente de la renta petrolera. A 60 días del cierre fronterizo ha disminuido
el contrabando de gasolina como lo refleja el desabastecimiento que desde
entonces sufre Colombia, pero esta situación se mantendrá mientras exista esa
enorme diferencia de precios, no se ataque la corrupción a fondo y continúe la
política del “disimulo” del vecino.
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