“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

15/2/16

El bloqueo del desarrollo en el Tercer Mundo — Elementos para una explicación

Eric Toussaint   |   Karl Marx (Marx. 1968), en el Libro I del El Capital, identifica diferentes fuentes de acumulación originaria que permitieron al capital europeo extenderse a escala mundial. Estas fuentes fueron, especialmente: el saqueo colonial, la deuda pública y el sistema de crédito internacional, fuentes que se agregaron en Europa a la progresiva desposesión de los productores de sus medios de producción, lo que permitió que una mano de obra, transformada en asalariada, fuera puesta a disposición del capital industrial para producir plusvalía.
La acumulación originaria de capital en el orden internacional
Con respecto al papel del saqueo colonial, Karl Marx escribió: «El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, la cruzada de exterminio, esclavización y sepultamiento en las minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros: son todos hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista.» |1|

Según Marx:
«Las diversas etapas de la acumulación originaria tienen su centro, por un orden cronológico más o menos preciso, en España, Portugal, Holanda, Francia e Inglaterra. Es aquí, en Inglaterra, a fines del siglo XVII donde se resumen y sintetizan sistemáticamente en el sistema colonial, el sistema de deuda pública, el moderno sistema tributario y el sistema proteccionista.»
Consagró varias páginas a la descripción del saqueo colonial y luego abordó la cuestión del crédito internacional:
«El sistema del crédito público, es decir, de la deuda del estado, cuyos orígenes descubríamos ya en Génova y en Venecia en la Edad Media, se adueñó de toda Europa durante el período manufacturero. El sistema colonial, con su comercio marítimo y sus guerras comerciales, le sirvió de acicate. Por eso fue Holanda el primer país en que arraigó. La deuda pública, o sea, la enajenación del Estado –absoluto, constitucional o republicano –, imprime su sello a la era capitalista. […]La deuda pública se convierte en una de las más poderosas palancas de la acumulación originaria. […] Con la deuda pública surgió un sistema internacional de crédito, detrás del cual se esconde con frecuencia, en tal o cual pueblo, una de las fuentes de acumulación originaria.» |2|
En este capítulo, Karl Marx enunció también una fórmula que indica la relación dialéctica entre los oprimidos de las metrópolis y los de las colonias: «En general, la esclavitud encubierta de los obreros asalariados en Europa exigía, como pedestal, la esclavitud sin adjetivos en el Nuevo Mundo», y en un movimiento de vaivén, escribió en otro lugar del texto: «Muchos de los capitales que hoy comparecen en Norteamérica sin cédula de origen son sangre infantil recién capitalizada en Inglaterra.»

Algunos trabajos de autores marxistas del siglo XX desarrollaron y profundizaron la cuestión de la acumulación originaria en el orden mundial. |3| El artículo de Ernest Mandel titulado La acumulación originaria y la industrialización del Tercer Mundo, publicado en 1968, presenta una síntesis particularmente interesante. Como continuación de sus trabajos de 1962, estima, sobre la base de cálculos de diversos autores, que entre 1500 y 1750, la transferencia de valores de las colonias hacia Europa occidental llegó aproximadamente a más de 1.000 millones de libras-oro inglesas, «es decir ¡más que el valor total del capital invertido en todas las empresas industriales europeas hacia 1800!». |4|

Entre el siglo XVI y fines del siglo XIX se constituyó progresivamente una economía mundial jerarquizada donde las diferentes partes del globo fueron puestas en relación de manera brutal por la onda expansiva de Europa occidental.

Ese proceso no solamente implicó el saqueo de pueblos enteros por las potencias coloniales europeas sino que también arrastró la destrucción progresiva de civilizaciones avanzadas que, sin esa contingencia, podrían haber seguido su propia evolución en un marco plural, sin pasar obligatoriamente por el capitalismo. Las civilizaciones inca, azteca, |5| india (de la India), africanas… fueron total o parcialmente destruidas. No faltaron las resistencias. Karl Marx expresaba con estas palabras la amplitud de la resistencia desarrollada en India y en China:
«Los obstáculos que opone la firmeza y estructuración internas de los modos de producción nacionales precapitalistas, a la acción disolvente del comercio, se muestran patentemente en el comercio de los ingleses con la India y China. La amplia base del modo de producción la constituye en este caso la unidad entre la pequeña explotación agrícola y la industria doméstica, a lo cual se suma aún en la India la forma de las comunidades aldeanas basadas en la propiedad común del suelo, la cual, por lo demás, fue asimismo la forma primitiva en China. En la India, los ingleses emplearon asimismo su poderío político y económico directo, en su carácter de gobernantes y rentistas de la tierra, para abolir estas pequeñas entidades comunitarias económicas. Su comercio obra allí revolucionando el modo de producción solamente en virtud de que, a causa del bajo precio de sus mercancías, aniquilan las actividades del hilado y del tejido, que constituyen una antiquísima parte integrante de esta unidad de la producción agrícola-industrial, desgarrando de este modo las comunidades. Inclusive aquí sólo logran realizar muy paulatinamente esta labor disolvente. Menos aun en China, donde no acude en su auxilio el poder político directo.» |6|
Según Karl Marx, la acumulación de capital a escala mundial se realizaba no solamente por el saqueo sino también por el intercambio desigual. Este último proceso Karl Marx lo describió en el libro III de El Capital, en la parte que dedicó al comercio exterior:
«Los capitales colocados en el comercio exterior pueden procurar una tasa de beneficio más alta, porque compiten con mercancías que los otros países no producen con las mismas facilidades, de manera que el país más adelantado vende sus mercancías por encima de su valor, aunque más barato que los países competidores. [...] La misma situación puede presentarse con respecto a un país del cual se importan y al cual se exportan mercancías. Este país puede ofrecer en especie más trabajo materializado que lo que recibe y sin embargo recibir las mercancías a mejor precio que si los produjera él mismo». |7|
Es necesario señalar que Marx hablaba de las ventajas obtenidas por los capitalistas del comercio exterior no solo a través del intercambio desigual sino también como un medio de disminuir sus costes de producción, lo que le permitía al sistema capitalista el contrarrestar la tendencia a la baja de la tasa de beneficio.
La fase imperialista
Eric Toussaint
A fines del siglo XIX, comienzos del siglo XX, se erigieron tres polos en la cúspide de las naciones del mundo: el viejo continente europeo que tenía a su cabeza el Reino Unido, Estados Unidos (ex colonias británicas hasta fines del siglo XVIII) y Japón. Conformaron el “Centro” por oposición a la “Periferia” que dominaban.

En la época imperialista, el desarrollo de la Periferia ya no estaba determinado por un proceso de acumulación primitiva de las clases nacionales dominantes, sino por la exportación de capitales de los países imperialistas hacia los países de la periferia (colonias o países independientes). Esa exportación de capitales tenía por objeto crear empresas que respondieran a los intereses de la burguesía imperialista. Ese proceso ahogaba el desarrollo económico de los países que constituirán el Tercer Mundo, ya que: en primer lugar expropiaba una fracción del plusproducto nacional en beneficio del capital extranjero y disminuía considerablemente los recursos disponibles para la acumulación nacional de capital; en segundo lugar, orientaba lo que restaba del excedente económico nacional hacia sectores tales como el comercio exterior, los servicios para compañías imperialistas, la especulación inmobiliaria, el turismo, la usura, la corrupción, etc. provocando el «desarrollo del subdesarrollo» (André Gunder Frank) o «el desarrollo de la dependencia» (Theotonio Dos Santos); en tercer lugar, las antiguas clases dominantes fueron recluidas en el campo, y se excluyó una parte importante de la población rural de la producción mercantil propiamente dicha y, por consiguiente, de la economía monetaria.

Lo que produce el «subdesarrollo» es un conjunto de condiciones económicas y sociales que, a pesar de que favorecen la acumulación del capital-dinero (ahorro), a los ojos de los actores locales, vuelven menos rentable y más incierta la acumulación del capital industrial que los ámbitos de inversiones anteriormente citados, o que la colaboración con el imperialismo en la reproducción ampliada de su propio capital.

Existen, en efecto, esferas de inversiones de capitales que rinden más y con menos riesgos que la inversión industrial: la especulación con tierras, la importación-exportación, la especulación inmobiliaria, actuar de prestamistas, la colocación de capitales en el extranjero, la colocación de capitales en títulos de la deuda pública interna, el turismo, la producción y el comercio de drogas, el mercado negro…

Por consiguiente, no se trata de una mayor o menor espíritu emprendedor, sino del contexto socioeconómico del conjunto.

La dominación de ese capital extranjero conduce a que el desarrollo económico de un país de la Periferia sea un complemento económico para un país del Centro. La especialización en producción de materias primas económicas es coherente con el crecimiento de un excedente relativo de capitales en la metrópolis y la aspiración de una tasa de beneficio más alta.
El bloqueo del desarrollo: elementos para una explicación
En una gran parte de los países de la Periferia existen supuestos que pueden conducir a la acumulación primitiva del capital industrial: disolución de las comunidades por la penetración de la economía monetaria y mercantil, separación progresiva de los campesinos de la tierra. En Europa, fue así como pasó: la miseria campesina condujo a la proletarización masiva del campesinado y a la formación del capital industrial, a la creciente extensión de las manufacturas, y posteriormente de las empresas industriales.

Pero, para numerosos países de la Periferia, solamente se reprodujo la primera parte del proceso. La segunda parte se realizó de manera parcial e insuficiente. ¿Por qué?

En numerosos países del Tercer Mundo, se pueden tener aparentemente las condiciones favorables a la industrialización enunciadas por Marx: desintegración de la economía natural del campo, generalización de la economía mercantil, poder político de la clase burguesa, papel del Estado. La mano de obra está allí, la plusvalía social está allí, el capital dinero está allí. Pero, sobre todo falta una clase social que tenga la voluntad de valorizar el capital para poder entrar en un ciclo completo de industrialización.

En la teoría económica neoclásica, la acumulación primitiva del capital es tratada en el capítulo de “crecimiento”. Allí se explica que un bajo nivel de ingresos solamente permite una baja tasa de ahorro que conduce a una débil inversión que conduce… a unos bajos ingresos: es el círculo vicioso de la pobreza.

Paul Baran argumentó contra esta teoría que el “sobre-producto social” es superior en el Tercer Mundo que en los países industrializados. Ernest Mandel (1968) mostró que el problema no reside principalmente en la insuficiencia del capital-dinero (ahorro) sino que el bloqueo se sitúa en el ámbito de las condiciones socioeconómicas del conjunto de la economía-mundo y en la estructura de clases de esos países. Un conjunto complejo de causas que traban la movilización y las inversiones productivas de ese “sobre-producto” en la industria.

Pero, ya que la acumulación primitiva del capital-dinero se prosigue en el Tercer Mundo, aunque una parte de ese capital se pierda para el país, hay, sin embargo, en el Tercer Mundo capitalistas locales que podrían financiar un proceso de industrialización. No obstante, en la mayoría de países no lo hacen, o muy parcialmente. |8|

Podría ser que hubiera otras vías desconocidas. Aunque una cosa es cierta: en una sociedad dominada por clases sociales cuyo poder es función de la propiedad privada de los medios de producción y de la acumulación de fortunas privadas, la industrialización solo es posible cuando la situación socioeconómica en su conjunto, creada por esas clases, presenta un interés mayor para emprender el desarrollo industrial.

1.- Los países subdesarrollados fueron incluidos en el mercado mundial por el interés del capital occidental —Europa, Estados Unidos, Canadá (a los cuales se agregó Japón a partir de fines del siglo 19) —: producción de materias primas complementarias a la industrialización occidental. Por lo tanto, división del trabajo en el marco del mercado mundial capitalista y del sector económico «moderno» limitado.

2.- Una parte de la plusvalía producida en el Tercer Mundo es realizada en el mercado mundial y no por la burguesía local.

3.- La estructura del comercio basada en el intercambio desigual (véase más adelante) al que se agrega la degradación de los términos del intercambio.

4.- Se añade periódicamente la transferencia negativa neta sobre la deuda que tiende a convertirse en un mecanismo permanente de transferencia.

5.- Se agregan también otras formas de transferencia de la Periferia hacia el Centro: la fuga de capitales, el saqueo de los recursos naturales (incluido el material genético), la fuga de cerebros…

Señalemos que esta pérdida de acumulación primitiva del capital industrial es ampliamente superior a la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo), que en realidad constituye una ayuda a las empresas del norte industrializado.

4. Algunos obstáculos al desarrollo ligados al intercambio desigual: el papel de la ley del valor

En la etapa presente de la mundialización del capital que tiene por objeto, especialmente, mejorar la movilidad internacional del mismo, subsisten diferencias de productividad y de intensidad de trabajo entre los países, entre los grandes conjuntos económicos. Además, subsisten diferencias en la tasa de beneficio y valores diferentes para una misma mercadería en los diferentes países.

El trabajo del país que posee la productividad de trabajo más elevada será valorizado fuertemente, es decir que el producto de una jornada de trabajo en eses país será intercambiada contra el producto de más de una jornada de trabajo de un país menos industrializado. El intercambio desigual puesto de manifiesto por Karl Marx subsiste en la fase actual de la mundialización.

Cuando se exportan productos de un país de fuerte productividad hacia un país de baja productividad, los exportadores obtienen, en principio, un beneficio excesivo (a pesar de que venden sus productos por debajo del precio de los productos equivalentes producidos en el país de menor productividad. Por ejemplo, el maíz de Estados Unidos se vende en México a un precio inferior al del producido en México, sin embargo los exportadores estadounidenses consiguen un beneficio extra).

Si un país cuya productividad es inferior a la media mundial produce mercaderías exclusivamente para la exportación, el valor de esas mercaderías no será realmente determinado por el trabajo suministrado sino por una media hipotética. En ese caso, el país sufre una pérdida de valor por la exportación, es decir, recupera a cambio de la cantidad de trabajo suministrado para esa exportación, el equivalente de una cantidad de trabajo menor. Con respecto a los países más desarrollados con los que efectúa el intercambio, el país se empobrece relativamente: es el caso de Malí exportador de algodón o de Bangladesh exportador de textiles.

La ley del valor, debido a la diversidad de valores de las mercancías y de la productividad de los países integrados en el mercado mundial capitalista, obliga a los países menos desarrollados a una especialización que les es desfavorable en el mercado mundial. Si, a pesar de todo, intentan comprometerse en la producción de mercancías industriales avanzadas, están condenados a venderlas a pérdida en el mercado interior, puesto que la diferencia de costes de fabricación con respecto a los países industrializados supera la diferencia entre el valor en el mercado nacional (que en parte está determinado por las importaciones) y el valor en el mercado de los países exportadores. Un país solo puede afrontar el problema, que anteriormente hemos tratado, si se protege mediante barreras arancelarias y no arancelarias, y ayuda a los productores nacionales. Es lo que hicieron y continúan haciendo Corea del Sur, Taiwan y China.
Bloqueo del desarrollo debido a los factores sociales presentes
Para comprender los frenos al desarrollo, hay que tomar también en cuenta la estructura social de las sociedades de la Periferia y hacer un análisis preciso de ello, que debe considerar la especificidad de cada país o de un bloque de países.

Por ejemplo, hay un mundo de diferencias entre esos dos grandes componentes de la Periferia: América Latina y África. América Latina es formalmente independiente desde el siglo XIX mientras que África comenzó realmente a ser colonizada a fines de ese mismo siglo. Latinoamérica conoció un inicio precoz de industrialización siguiendo de cerca los comienzos de la revolución industrial europea. Mientras que la industrialización, cuando existe en algunos países subsaharianos, corresponde a la segunda mitad del siglo xx. La burguesía latinoamericana tiene una larga historia por detrás. Las burguesías africanas están todavía en vías de consolidación en muchos países. En cierta forma, esas burguesías son el producto reciente de los aparatos de Estado surgidos de los procesos por la independencia de los años 1950-1960.

Las diferencias, aunque consideremos únicamente estos dos continentes, son, por lo tanto, enormes. Y, sin embargo, tienen en común, junto a la mayor parte de Asia, constituir la Periferia.

El bloqueo del desarrollo no proviene simplemente de relaciones de subordinación de la Periferia con respecto al Centro. Tiene que ver con la estructura de clase del país de la Periferia y de la incapacidad de sus burguesías locales de lanzar un proceso acumulativo de crecimiento que implique el desarrollo del mercado interior.
Traducido por Griselda Pinero
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Notas
|1| Karl Marx Libro I, sección 7, capítulo XIV: La llamada acumulación originaria. 6: La génesis del capitalista industrial en http://www.archivochile.com/Marxismo/Marx%20y%20Engels/kmarx0010.pdf, p. 633
|2| Karl Marx, idem: pp. 634; 636, 637, 639
|3| Rosa Luxemburgo, 1913; Samir Amin, 1993; André Gunder Frank; Ernest Mandel, 1962/1968
|4| Ernest Mandel, La acumulación originaria y la industrialización del tercer mundo, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=51090 . Tema tratado en varios libros, puede consultarse: Ensayos sobre el neocapitalismo. México, ERA, 1971. pp.153-171
|5| Eduardo Galeano, 1970 Las Venas Abiertas de América Latina.
|6| Karl Marx, Libro III, capítulo XX: Consideraciones históricas sobre el capital comercial en [426]
|7| Karl Marx, op.cit. Volumen 6, sección 3, Capítulo XIV: Causas contrarrestantes.V. El comercio exterior, en http://pendientedemigracion.ucm.es/...
|8| Hay excepciones notorias en el siglo XX como son las de Corea del Sur, Taiwán, Argentina (entre los años 1930 y 1970), Brasil (desde los años 1930 hasta la actualidad), la India a partir de 1947 y China en estos últimos años. Sin embargo, en cada uno de estos casos se necesitó una fuerte intervención del Estado. En el caso los países asiáticos citados se agregaron unas circunstancias geopolíticas particulares. Sobre Corea, ver http://cadtm.org/Corea-del-Sur-el-milagro,1869

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Eric Toussaint  es maître de conférence en la Universidad de Lieja, es el portavoz de CADTM Internacional y es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia. Es autor de diversos libros, entre ellos: Procès d’un homme exemplaire, Ediciones Al Dante, Marsella, 2013; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global, El Viejo Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos, Gakoa, 2002. Es coautor junto con Damien Millet del libro AAA, Audit, Annulation, Autre politique, Le Seuil, París, 2012. Este último libro ha recibido el premio Prix du livre politique, otorgado por la Feria del libro político de Lieja. Ultimo livro : Bancocracia Icaria Editorial, Barcelona 2015. Es coordinador de las publicaciones de la Comisión de la Verdad Sobre la Deuda.

http://cadtm.org/