Ernest Hemingway ✆ Fernando Vicente |
La CIA iluminó las sombras en la vida del autor de “Adiós a
las armas”, a través del trabajo de un historiador orgánico de la agencia.
Nicholas Reynolds publicó "Ernest Hemingway, espía en tiempos de
guerra", basado en documentos desclasificados por Langley, donde el
barbado escritor queda expuesto como doble agente durante los albores de la
Guerra Fría.
Esta revelación extrañamente no tuvo la repercusión
esperada, aún cuando vio la luz en vísperas de cumplirse 60 años del clásico
"El viejo y el mar" (publicada en la revista estadounidense "Life" el
1° de septiembre de 1952) y sólo mereció un excelente artículo del periodista
chileno Carlos Basso en el sitio Diario W5 de Chile. Sin embargo, el vínculo de
Hemingway con el mayor servicio de espionaje occidental ya había sido sugerido
por la investigadora británica Frances Stonor Saunder, quien publicó en 1999 su
libro "Who paid the piper? The
CIA and the cultural cold war" (¿Quién pagó la música? La CIA y la
guerra fría cultural). En él desarrolló los lazos de la inteligencia de Estados
Unidos con un impresionante número de artistas, músicos e intelectuales de todo
el mundo, en pos de anular la influencia y avance nazi, primero, y soviético
después. Pero la novedad de lo que salió a la superficie sobre el pasado de
“Papa” Hemingway fue su binaria lealtad al Kremlin y la Casa Blanca.