“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

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24/5/15

Cuestiones de método en Suramérica | Las subjetividades están colonizadas por el poder mediático

Somos libres, pero al modo que el Imperio siempre lo ha querido: no en tanto colonias, sino neocolonias
Hoy hemos buscado nuclear una fuerza contrahegemónica, una praxis libre, una conciencia crítica, pero estamos en inferioridad de condiciones
Gral. José de San Martín
José Pablo Feinmann   |  El concepto que late en el horizonte de la lucha contrahegemónica en Suramérica es el de unidad. Este concepto –cuyo origen se le atribuye a Bolívar, que quería conducirlo– tiene, a su vez, que ser aclarado. La unidad de Suramérica es una totalidad en permanente destotalización. O, si se prefiere, una unidad que se deconstruye una y otra vez para construirse de nuevo. Es la unidad de una diferencia, que se estableció en el siglo XIX bajo las oligarquías nativas y el imperio británico, a la que se llamó balcanización. Pero la balcanización de América latina deberá estar (hoy) al servicio de su unidad, deberá expresar la identidad de cada país, su diferencia con los otros y, superándola, la necesariedad de superar la diferencia en busca de una unidad contraimperial, contracolonialista. Somos Occidente, pero al modo de sus víctimas. Somos Occidente, pero al modo de la subalternidad. Somos Occidente, pero somos su periferia. Somos Occidente, pero (y he aquí nuestro breve homenaje al fallecido Galeano) somos sus venas abiertas, sangrantes, nutritivas y finalmente secas, o siempre secándose en beneficio del poder hegemónico.