Diego Marín
Para todos, claro está. Al que le caiga el guante que se lo
plante. Con un guantazo, por cierto, desafío públicamente a un duelo de ideas a
unos específicos profesores de filosofía, a esos especímenes europeizados en
grado summa cum laude.
Video: La Gota Fría / Binomio de Oro |
Pero me adelanto. Antes que nada, les cedo el privilegio de
escoger ustedes las armas porque yo traigo de todo, como Richie Ray. Aunque me
parece que ya las eligieron, tan solo con echarle una ojeada a sus programas
sobre la materia. Veo, veo, ¿qué ves? Mucho Jurgen Habermas, un exceso de
Gilles Deleuze, muchísimo Michel Foucault y una sobredosis de Gaston Bachelard,
pero ni un solo pensador latinoamericano, ni hablar de un colombianito, ya no
digamos un barranquillero.
Erick y Decisión Vallenata / La Gota
Fría
Entonces, por qué piensan desde otra parte, y como para otra
espacio, para otro tiempo, si es que a repetir la carreta de otros, como
sumisos loritos tercermundistas, colonizados ideológicamente, se le puede
llamar pensamiento, si es que cacarear, por enésima vez, el discurso de la
Acción Comunicativa de Habermas es una operación siquiera remotamente similar a
la decisión consciente de pensar lo que no ha sido pensado aún, aquello que es
todavía inédito en el mundo del pensamiento, lo cual, me parece, es la
obligación primaria de todo filósofo digno de tal nombre.
Ojo: nadie está diciendo que no haya que leer a los
pensadores europeos, ¿pero solo a ellos? ¿No saben ustedes que, hace ciento
catorce años, José Martí escribió que “el libro importado ha sido vencido, en
América, por el hombre natural”? De modo que uno puede, y debe, leer a Jürgen
Habermas, pero cantándole, como un pirata del Caribe, me lleva él o me lo llevo
yo, pa’ que se acabe la vaina, ay, Jurgencito
a mí no me lleva porque no me da la gana. Pero ustedes se han quedado, como
sombras, nada más, al fondo de la caverna platónica, y ni siquiera se les
ocurre mandar a sus alumnos a ver Matrix,
que es puro Platón reloaded.
La gota fría para los profesores de Filosofía. Porque es muy
fácil repetir y repetir la cantinela de Michel Foucault –ese mancito (*)
francés que le debe un libro, Las palabras y las cosas, a Jorge Luis Borges, un
latinoamericano, oh, ¡qué horror!–, pero es arriesgado ponerse a pensar la
corrupción colombiana, y lo es mucho más, yo diría que es un deporte de alto
riesgo, un bunji jumping de las
ideas, aplicarle el rigor del pensamiento lógico a los huecos de la Circunvalar
o a por qué la Cámara de Comercio se quedó muda y pálida, sin ningún discurso
sobre Barranquilla, lo mismo que ustedes.
Es muy chévere ser pensado por otros, ay, de papayita, en
vez de pensarse uno mismo. Porque si no te conoces tampoco puedes hacer
filosofía, seamos serios, te conviertes en un impostor que posa de amplio y
tolerante cuando en verdad es un machista patanoide,
y paranoide, corroído por el resentimiento y la envidia.
Ustedes, profesores de filosofía, tienen una cita pendiente
consigo mismos, para ver si piensan que piensan, para que se vean pensando que
piensan. Mientras tanto, aquí los espero para el duelo, mientras tanto, espero
sinceramente que les pase lo mismo que a Moralito, que cuando me oyó tocar le
cayó la gota fría.
Nota del Editor
(*) “Mancito” es diminutivo de “man”, hombre en inglés, no
confundir con “mansito”, de manso