Frank Molano Camargo | Los Incas lo denominaron mamaqucha,
representaba el submundo sobre el que se alzaba la mamapacha.
El Inca Túpac Yupanqui, lo navegó siguiendo las corrientes marinas y llegó
hasta Oceanía. A lo largo de la costa pacífica del incario florecieron puertos
y comercios. Los mayas lo nombraban en lengua náhuatl tēpāpāquiltiliztli
ilhuicaātl: También eran excelentes navegantes, tanto en este
océano como en el Caribe. Y los Gunas o Kunas ancestrales conocían los dos
mares, los navegaban e intercambiaban tradiciones y objetos con otros pueblos
de AbyaYala. Mil años antes del “descubrimiento”
europeo, el denominado Océano Pacífico permitió intercambios entre pueblos
polinesios, mesoamericanos y
suramericanos. Para estas sociedades este mar era parte de su cotidianidad, de su sobrevivencia, de su orden simbólico y de sus modos de producción.
suramericanos. Para estas sociedades este mar era parte de su cotidianidad, de su sobrevivencia, de su orden simbólico y de sus modos de producción.
Durante las conmemoraciones
del V Centenario, indígenas cuna de Panamá, le reclamaron al gobierno de
Ricardo Martinelli que incluyera en las ceremonias el nombre de Bab Giakwa
conocido también como Ptanguiaco o Panquiaco, indígena cuna quien le dijo a
Balboa de la existencia de otro mar, lo que permitió que el 25 de septiembre de
1513, los españoles se atribuyeran el descubrimiento de este océano al que nombraron
como el “gran lago español”. 500 años después las conmemoraciones de este episodio
se organizaron tanto en Panamá como en España, en un contexto geopolítico de
nuevas dinámicas de globalización imperialista, en las que los monopolios capitalistas
españoles y el gobierno neoliberal y neocolonial de Panamá instalan una memoria
oficial que entrelaza el mito de Balboa, el proyecto imperial europeo y la
conversión de Panamá en plataforma de la logística del imperialismo.
>> Texto completo | PDF: 6 pp.
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