Desigualdad ✆ Eneko |
Un elemento clave del conocimiento económico neoliberal (que
domina la cultura mediática en temas económicos) es creer que las desigualdades
de renta son esenciales para estimular el crecimiento económico, pues
constituyen el hilo conductor del estímulo económico, basado en los incentivos
que generan las desigualdades. La gente trabajará más y más a fin de subir en
la escala social, y a más desigualdad, mayor será el camino para recorrer hacia
arriba.
Siguiendo tal creencia, la mayoría de autores de tendencia
neoliberal explican el crecimiento económico que ocurrió a los dos lados del
Atlántico Norte desde el año 1980 como consecuencia del crecimiento de las
desigualdades generadas por la aplicación de políticas liberales (hoy conocidas
como neoliberales) a partir de los mandatos del Presidente Reagan en EEUU y de
la Sra. Thatcher en el Reino Unido. El problema con tales teorías es que el
crecimiento económico fue mucho mayor en el periodo 1945-1980 que en el periodo
1980-2013, siendo las desigualdades de renta más bajas en el primero que en el
segundo periodo.
En realidad, el hecho de que las economías de los países a
los dos lados del Atlántico Norte hayan tenido un crecimiento menor a partir de
1980 se debe precisamente al crecimiento de las desigualdades, con una gran
concentración de las rentas derivadas del capital a costa de un descenso de las
rentas derivadas del trabajo. Dicho de otra manera, los aumentos de riqueza
–como consecuencia del crecimiento económico- fueron a enriquecer más a las
primeras que a las segundas rentas. Y el descenso de estas últimas, las rentas
del trabajo, determinó un descenso de la demanda, puesto que la mayor parte de
la demanda procede primordialmente de las rentas del trabajo, que constituyen
las rentas de la mayoría de la población en cualquier país. Esta tesis,
ampliamente y erróneamente definida como keynesiana, fue, en realidad,
defendida por Karl Marx, autor que goza de muy mala prensa en la terriblemente
conservadora (casi reaccionaria) cultura económica dominante en este país. Fue
el mismo Marx el que indicó que la propia lucha de clases, con una victoria del
mundo del capital sobre el mundo del trabajo, llevaba a recesiones y
depresiones, como resultado del descenso de la masa salarial, y con ello de la
demanda. El casi nulo conocimiento en los medios (incluidos los académicos) de
información sobre cualquier otra escuela de pensamiento que no sea la
dominante, explica que la tesis expuesta anteriormente se defina como
keynesiana, cuando Marx definió este fenómeno mucho antes que Keynes. Y fue el
discípulo de Marx, el economista polaco Michal Kalecki, el que analizó los
ciclos económicos según la relación capital-trabajo, como bien ha reconocido
Paul Krugman, el economista keynesiano con mayor proyección mediática. Lo que
sí subrayó Keynes, que no hizo Marx, fue la capacidad del Estado de intervenir
y alterar las variaciones en la demanda, lo cual explica su popularidad en las
familias políticas de sensibilidad reformista.
Pero, además del impacto negativo que la concentración de
las rentas (y del capital, es decir, de la propiedad que genera rentas) tiene
sobre la demanda, reduciéndola, también afecta muy negativamente a las
capacidades redistributivas del Estado, y ello como resultado de la bien
probada y documentada relación existente entre poder económico y poder
político. Hay una clara relación entre desigualdades de renta y propiedad en un
país, y la calidad de su sistema democrático. A mayores desigualdades, menor
calidad democrática. España (incluyendo Catalunya) y EEUU son un claro ejemplo
de ello. Las desigualdades de renta y propiedad en EEUU y en España están entre
las más elevadas hoy en el club de países más ricos (la OCDE), siendo también
países en los que la calidad democrática es muy baja. En realidad es difícil
(por no decir imposible) mejorar el sistema democrático sin redistribuir las
rentas y la propiedad, pues los propietarios del capital (que hoy, en lugar de
clase capitalista se llaman el 1%) y las rentas superiores (las clases que
gestionan y promueven los intereses del 1% y que tienen una gran influencia,
directa o indirectamente, a través de los medios de información que controla el
1%) tienen una enorme influencia sobre el Estado.
Falsas explicaciones del crecimiento de las desigualdades
Desigualdad ✆ Baldinger |
Ese gran crecimiento de las desigualdades desde los años
ochenta del siglo pasado se ha intentado analizar y explicar atribuyéndola a
factores como la globalización, el cambio tecnológico y otros, que tienen
limitado poder explicativo, pues más que causas, estos factores son
consecuencia de la causa real, es decir, del enorme poder del mundo del
capital, que se ha adquirido a costa del debilitamiento del mundo del trabajo,
poder que se ha traducido en toda una serie de intervenciones públicas, la
mayoría de carácter político, como son el debilitamiento de los sindicatos, la
desregulación de los mercados laborales, la instrumentalización del poder
político, el aumento de los partidos liberales y conservadores (que representan
sus intereses) y otras intervenciones que han facilitado el crecimiento de
aquellas situaciones (como la globalización económica) que se presentan,
erróneamente, como las causas de dicho debilitamiento. Una de las áreas donde
el incremento del poder del mundo del capital ha sido más marcado ha sido en
los medios de información, siendo una característica de este periodo liberal
(1980-2013) la enorme concentración de los medios y de su propiedad,
convirtiéndose en meros medios de persuasión y manipulación de la realidad (el
caso español es un caso claro de esta situación, donde no hay ningún medio de
sensibilidad crítica y de orientación de izquierdas, siendo las únicas
variedades existentes y permitidas las distintas tonalidades conservadoras,
liberales o socioliberales, excluyendo a las izquierdas). Existe una relación
clara de que a mayores desigualdades, menor libertad de expresión, siendo, de
nuevo, España (incluyendo Catalunya) un ejemplo manifiesto de esta relación
directa entre desigualdades y limitada (inexistente, en el caso español)
diversidad en los medios. Ejemplos de esta falta de diversidad los hay miles.
El caso más reciente es el de que no haya habido ningún rotativo (entre los que
tienen mayor difusión) que haya editorializado apoyando el referéndum griego y
su resultado. Todos los medios han editorializado a favor de las políticas de
austeridad impuestas por la Troika y el Eurogrupo al pueblo griego. Y a esta
situación el establishment político-mediático español (incluyendo el catalán)
le llama cínicamente libertad de expresión.
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