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Debe quedar claro sin embargo, que el reino del capital financiero no tiene nada que ver con la fantasía ideológica "neoliberal" que pretende establecer el equilibrio fiscal, monetario y cambiario a través del "libre mercado". El mundo nunca ha vivido desequilibrios tan colosales como en esta nueva fase de dirección de las finanzas y de las políticas macroeconómicas a través de los bancos centrales independientes.
Todos sabemos que no existe un libre mercado en el mundo contemporáneo
dominado por monopolios privados e incluso estatales. Y todos sabemos que desde
principios de los años 60 del siglo XX hay un desequilibrio permanente del
centro hegemónico de la economía mundial, los Estados Unidos, que condujo a un
déficit comercial y también financiero que terminaría llevando a ese país a una
crisis colosal y una deuda imposible de ser superada (1).
En Brasil estas transferencias tienen una forma absurda: el
gobierno brasileño lanzó y todavía lanza en el mercado financiero títulos de
deudas no porque tenga deudas (desde hace más de 20 años que Brasil tiene
superávit fiscal y por lo tanto no tiene deudas en la gestión primaria de su
presupuesto). De hecho, el gobierno brasileño desde los años 1994 lanza títulos
de deuda no para satisfacer las necesidades de su población y cumplir con los
objetivos del Estado. Incluso sabemos que al definir la función del Estado, no
hay ningún teórico de la corriente neoliberal que incluya entre los deberes del
Estado lanzar títulos de deuda con altas tasas de interés sin tener ninguna
deuda derivada de los llamados "fines" del Estado.
De hecho, la colosal deuda pública actual de Brasil comenzó
en 1994, cuando debíamos 56 mil millones de dólares y llegó a su punto más alto
de más de 800 mil millones de reales en vísperas de la elección de Lula como
presidente de la República. Es importante resaltar que, de manera más moderada,
Lula continuó la política de altas tasas de interés manteniendo la emisión de
títulos de la deuda federal para pagar intereses de la deuda que fue construida
sobre la nada con el único propósito de transferir recursos a una minoría que
vive de estos intereses inexplicables.
Cabe señalar que estos enormes recursos públicos que se
transfieren al sector privado o semipúblico no fueron utilizados para ninguna
inversión productiva y sí para la especulación en un mercado financiero cada
vez más distante de la economía productiva y, por tanto, cada vez más cerca de
una gran crisis económica, social y política. Agregamos a estas crisis la
elaboración enfermiza de un discurso capaz de defender esta política irracional
con sus efectos desmoralizantes para el pensamiento social brasileño.
Se hace necesario por tanto una terrible manipulación
intelectual desde hace mucho tiempo practicada en nuestro país: hacer deudas
públicas y pagar por ellas altas tasas de interés por razones macro económicas
y no pagar deudas públicas inexistentes. Otros estados nacionales escondieron
sus objetivos de servir al capital financiero (es decir, el 1% que posee más
del 50% de la riqueza mundial). Por ejemplo, Estados Unidos transfirió el
equivalente a la mitad de su PIB a sus bancos y agentes financieros durante la
crisis de 2008, bajo el pretexto de que era necesario ayudar a los clientes de
estos bancos afectados por la especulación y la crisis financiera y, sobre todo
que era necesario para salvar las agencias financieras afectadas por la crisis
porque eran demasiado grandes como para permitirse que entren en quiebra. Las
consecuencias de estas quiebras afectarían a todos...
En Brasil se inventaron dos excusas vergonzosas para
enriquecer a nuestro 1% de la población y por tanto los dueños de nuestro país,
siendo gran parte de ellos empresas subsidiarias de capitales de propiedad de
corporaciones transnacionales del centro del sistema mundial. Veamos la
situación generada en los últimos 20 años como resultado de estas políticas
indefendibles:
1. Cuando estábamos con los dólares excedentes durante la primera década de los años 2000, debido al enorme aumento de nuestras exportaciones, se consideró conveniente favorecer más entrada de dinero al país atrayendo capitales del exterior con altas tasas de interés pagadas por el Estado brasileño.
2. Cuando se redujo la tasa de interés pagada por el Estado a alrededor del 6% en los años 2010-2012, se inventó una amenaza de aumento de la tasa de interés de Estados Unidos que nunca ocurrió. De acuerdo con estas "predicciones" sería el fin de la entrada de capitales internacionales en Brasil y, por tanto, deberíamos sin falta "elevar las tasas de interés"... con lo cual el pueblo brasileño dejaba transferir cerca del 50% del "gasto público" a este sector reducido de la población.
Recordemos que a pesar del título de "inversión directa" se trataba
de capitales financieros en busca de nuestros excedentes financieros,
especialmente expresados en nuestras elevadísimas reservas de divisas que
–asómbrese lector- están en manos del mismo Banco Central que las aplica en
inversiones financieras injustificables (como la compra de los desvalorizados
títulos emitidos por Estados Unidos y por los cuales paga cero interés desde
2008) o sino se utiliza nuestras reservas en el mercado de divisas para
mantener nuestra moneda con alto valor frente al dólar, en lugar de colocarlas
al servicio de inversiones realmente productivas y necesarias. Esta institución
monstruosa empujó al país a un falso déficit fiscal, que debe ser cubierto con
el ajuste fiscal para reducir el gasto público destinado a satisfacer las
necesidades de nuestra población aumentando de manera completamente artificial
nuestras deudas y exigiendo más recortes de gastos públicos para aumentar el
déficit público. E incluso consideran como un despilfarro absurdo a la
"responsabilidad fiscal".
Por lo tanto, la presidenta Dilma Rousseff, dirigía un país
de alto éxito económico (y financiero!) con un crecimiento del PIB de más del
7% anual, un poderoso superávit comercial internacional, unas reservas en
crecimiento, una capacidad envidiable de atracción de capitales del exterior,
un aumento del empleo y la reducción del desempleo, un programa de gasto
público de alta calidad a pesar de todas las críticas que se podía hacer y
finalmente a través de unas políticas sociales que pasaron a ser imitadas en
todo el mundo. En ese momento el gobierno de la presidenta Dilma alcanzó más
del 60% de aprobación en 2012.
¿Cómo es posible que la presidenta Dilma haya dado crédito a
los "economistas" del Banco Central y pase a abandonar su programa
extraordinariamente exitoso? ¿Cómo puede ser que acepte las ideas absurdas de
los directores del Banco Central, reunidos bajo el nombre de COPOM, e inicie
una política recesiva a partir del aumento de la tasa de interés con el único
objetivo de contener una inflación, que en realidad era relativamente baja?
Peor aún, ¿cómo puede nuestra querida luchadora y estudiosa
de la economía heterodoxa con influencia marxista creer que este es el camino
correcto para contener una inflación que todavía era baja y que
"amenazaba" explotar, según estos economistas "geniales"?
Explosión esta que sólo existía en la cabeza de los seis directores del Banco
Central. No hubo un solo estudio económico para probar esto. No hubo un solo
modelo teórico que probara esta previsión interesada y desastrosa...
Esta es la gran pregunta. Lean detenidamente el artículo del
Premio Nobel más respetado en el mundo actual - Joseph Stiglitz (2). No se
trata de un radical izquierdista y sí de un analista social, político y
económico de gran calidad que no se dejó llevar por raciocinios primarios sin
ningún fundamento empírico.
En un artículo reciente sobre la crisis mundial reitera que
el "pensamiento" económico que sustenta estas políticas de falso
rigor fiscal es de hecho un instrumento directo del capital financiero. Los
partidarios de esta política, a la cual se convirtió Dilma y gran parte de la
izquierda brasileña, inexplicablemente, pues estoy seguro de que al menos la
presidenta Dilma no razona en función de intereses personales, sino por los
intereses del país. Los pueblos de todo el mundo sufren de los resultados de
esta opción. Los pueblos de todos los países del mundo votan sistemáticamente
contra los llamados "ajustes fiscales" que son un ajuste del gasto
público para crear "excedentes" fiscales para pagar las deudas que el
sistema financiero consigue crear en todo el mundo.
Los pretextos utilizados por el pensamiento neoliberal no
son válidos. Sin embargo, incluso los papas del neoliberalismo en mundo entero
nunca se atrevieron a poner en el cadalso un país como Brasil que desde hace
veinte años mantiene el superávit fiscal y cuenta con cerca de $ 400 mil
millones de dólares de reservas. Los discutibles evaluadores de la
"salud" económica de los países, a pesar de sus errores tremendos de
predicción y evidente asistencia a los especuladores en general, no se
atrevieron a bajar el estatus de Brasil al punto de excluirlo de los centros
más saludables del mundo para recibir capital.
Sin embargo, el gobierno respaldado por las fuerzas
populares del país entrega el poder a un contador sin ninguna obra científica
que pueda justificar su "prestigio" y que trata de imponer el recorte
de gran parte de las medidas económicas de contenido social para establecer una
política macro económica inexplicable.
Ningún razonamiento económico razonable, ningún estudio
empírico serio, ningún estudio de caso capaz de probar la relación absurda
entre los aumentos desproporcionados en las tasas de interés y contención de la
inflación, ninguna teoría o incluso un articulito en alguna revista con
calificación alta, como es la moda en nuestros círculos académicos actuales, se
presentó para el debate con el pueblo brasileño que justifique la transferencia
de alrededor de 1 billón de reales en pago de intereses al privilegiadísimo 1%
del pueblo brasileño. En fin, ninguna explicación capaz de fundamentar esta
política que es rechazada radicalmente por más del 70% de la población... que
dejó de apoyar a Dilma para convertirse en masa de maniobra de intereses
golpistas en el país.
Stiglitz se acerca cada vez más a los análisis que nos
conducen a las políticas económicas contrarias a la trayectoria seguida de
repente por el actual gobierno, elegido para mantener su política anterior –
esto es, antes del suicidio del regreso a las altas tasas de interés para
beneficio del capital financiero. Él esperaba que se las perfeccione, nunca que
se las abandone. Nadie imaginaba que, en lugar de continuar con la política
aprobada por la abrumadora mayoría de la población, el segundo gobierno de
nuestra compañera de muchas luchas adoptaría la política económica de la
oposición brasileña.
Se trata inclusive de la sumisión a los economistas del
Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que dejaron el gobierno en
2002 con una tasa de inflación del 13%, una deuda externa de 35 mil millones de
dólares, una deuda pública de más de 800 mil millones de reales, un crecimiento
cero del PIB, una concentración del ingreso colosal, etc., etc. Es hora de
pensar bien en quien creemos. El pueblo brasileño, como todos los pueblos del
mundo, ya tomó su decisión. Hay un levantamiento mundial contra las políticas
neoliberales y sus "ajustes fiscales" que retiran recursos de nuestro
pueblo para entregarlos bajo diferentes disfraces a los dueños del sistema
financiero mundial...
Si no creen en el rigor de estos análisis, esperemos para
ver la explosión mundial que se está configurando...
Notas
(1) En la reciente reedición de mi libro sobre “A Teoria da
Dependencia: Balanço e Perspectivas”, Editora Insular, Florianópolis, 2015,
reproducimos un texto de 1975 donde reafirmaba mis análisis de la economía
mundial que preveía una nueva división internacional del trabajo en la que se
profundizaría la crisis del centro hegemónico de la economía mundial
establecido fuertemente al final de la II Guerra Mundial. Se trata de la
introducción a mi libro “Imperialismo e Dependencia”, cuya última edición en
español fue publicada por la Biblioteca Ayacucho y el Banco Central de
Venezuela, Caracas, 2011. Se puede acceder y descargar el libro gratuitamente.http://theotoniodossantos.blogspot.com/p/livros-e-artigos-para-download.html
(2) Ver Stiglitz: como bancos tornaram-se ameaça global http://outraspalavras.net/capa/stiglitz-como-bancos-tornaram-se-ameaca-global/
(2) Ver Stiglitz: como bancos tornaram-se ameaça global http://outraspalavras.net/capa/stiglitz-como-bancos-tornaram-se-ameaca-global/
Theotonio Dos Santos es Premio Mundial Economista Marxista de 2013 de la Asociación Mundial de Economía Política - World Association for Political Economy - WAPE.
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