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En el campo de la "esfera financiera", el quantitative easing (flexibilidad
monetaria) alimenta la burbuja de activos en lugar de alimentar la inversión
productiva, que se estanca. Y la única perspectiva -hasta ahora retrasada- de
un repunte del tipo de interés del FED(Banco Central de EE UU) pesa como
una espada de Damocles hasta el punto de desestabilizar las monedas y los
mercados financieros de numerosos países.
En fin, "la incertidumbre y las fuerzas complejas pesan sobre el crecimiento mundial" para retomar la fórmula del FMI en sus últimas perspectivas/3. De este cuadro puntilloso, se pueden extraer las tres características fundamentales de la coyuntura actual:
En fin, "la incertidumbre y las fuerzas complejas pesan sobre el crecimiento mundial" para retomar la fórmula del FMI en sus últimas perspectivas/3. De este cuadro puntilloso, se pueden extraer las tres características fundamentales de la coyuntura actual:
— La persistencia de las "secuelas de la crisis financiera mundial";
— Las perturbaciones de la economía mundial;
— La perspectiva de un "estancamiento secular".
— Las secuelas de la crisis financiera mundial
La flexibilización monetaria permite a un Banco
Central la compra de títulos. De ese modo crea moneda que, inyectada en la
economía, debería hacerle despegar. Admitamos que eso haya podido funcionar
durante un tiempo en Estados Unidos. Pero el hecho nuevo es que se comienza a
tomar conciencia de que este tipo de medidas tiene efectos colaterales
preocupantes.
El presidente del Banco federal de Dallas, Richard Fisher
(de poco peso en el seno del FED), resume de esta manera su escepticismo: "el dinero que hemos impreso no se ha
distribuido tan bien como lo hubiéramos deseado. Una gran cantidad ha servido
para la especulación corrupta o, con más exactitud, corrosiva"/4.
Durante esa conferencia, llegó incluso a citar un poema de Jonathan Swift,
fechado en 1735: "El dinero, la
sangre vital de la nación/ Se estanca e infecta en las venas/Al menos que una
buena circulación/garantice su movimiento y su calor"/5.
La ineficacia a largo plazo de las políticas monetarias se
explica en función de varios mecanismos o de los efectos secundarios que pesan
en la coyuntura actual. De entrada, la inyección de moneda se hace a ciegas y
nada garantiza que la liquidez se vaya a utilizar para favorecer las
inversiones. Por el contrario, termina por alimentar la especulación y provocar
un incremento del precio de los activos que no beneficia más que a los ricos y
conduce a la formación de burbujas [financieras].
Tipos de interés históricamente bajos
La flexibilidad monetaria conduce simultáneamente
a una reducción de los tipos de interés (ver gráfico 1). También podría
contribuir a la recuperación de las inversiones en vivienda y sobre todo en las
inversiones productivas, puras y simples. La recuperación de las inversiones
es, por otra parte, la cuestión clave para toda recuperación. Ahora bien, nos
encontramos con que esta recuperación no llega porque las empresas, a falta de
mercados y/o de beneficios, no invierten. Restablecen sus márgenes hacen caja,
multiplican las fusiones y adquisiciones, distribuyen dividendos, pero sus
inversiones no avanzan.
Gráfico 1
Tipo de interés real 1972-2014
Tipo de interés real 1972-2014
Tipos de interés de referencia de los
bancos centrales
(Media ponderada de Alemania, EE UU, Japón). Fuente: BIS-BRI/6
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Al mismo tiempo, es verdad que la inyección de moneda conduce a la inflación de activos, pero no a la inflación pura y simple, la de los precios. Tipos de interés bajos e inflación débil se combinan entonces de tal forma que los tipos de interés reales (descontada la inflación) no pueden devenir altamente negativos. Los tipos de interés nominales llevan a lo que los economistas americanos denominan ZLB (zero lower bound): cero como tipo base. Este límite es para algunos, como Lawrence Summers/7, el resultado del estancamiento secular, caracterizado por elevadas tasas de ahorro, una aversión al riesgo y una débil disposición a invertir. Para restablecer la situación, serían necesarios tipos de interés reales negativos para relanzar la actividad, lo que está fuera de toda perspectiva. Esta interpretación es muy discutible porque no tiene en cuenta determinantes más estructurales del eventual estancamiento secular/8.
Sin embargo, Summers tiene razón en un punto cuando pone de
manifiesto su temor de que "si se produce una recesión, las autoridades
monetarias no tendrían instrumentos para hacerle frente. No existe más margen
para una flexibilización [monetaria]". La misma preocupación la
expresa Claudio Borio /9, economista del BRI (Banco de Pagos Internacional, con
sede en Basilea), en la presentación de su informe anual: "Los tipos de
interés han sido extraordinariamente bajos durante un tiempo
extraordinariamente largo. Reflejan la respuesta de los bancos centrales y de
los actores del mercado a una recuperación post-crisis inhabitualmente débil,
como si estuvieran tanteando a ciegas para encontrar nuevas certitudes". Dicho
de otro modo, a la política monetaria se le ha pedido más de la cuenta para
relanzar el crecimiento.
Acumulación de deudas
El resultado es una enorme acumulación de deudas privadas y
públicas. Según un estudio del McKinsey Global Institute/10, representan casi
200 billones de dólares a escala mundial; es decir el 286 % del PIB
mundial, contra el 269 % en 2007, antes del estallido de la crisis. Esta
progresión resulta particularmente neta para la deuda de los Estados, pero
también para la de las empresas (gráfico 2)
Gráfico 2
Deudas mundiales acumuladas
Deudas mundiales acumuladas
Fuente: McKinsey Global Institute |
Esta tendencia concierne especialmente a la deuda de las
empresas no financieras de los países emergentes, que se ha cuadruplicado entre
2004 y 2014. El FMI se pregunta si hay que inquietarse por ello /11 y
recomienda prepararse para el endurecimiento de las condiciones para la
financiación. Como las economías financieras van "a normalizar sus
políticas monetarias, los mercados emergentes deberían prepararse para un
incremento de quiebras de empresas".
Por tanto, este panorama conduce a dos escenarios de cara al
desencadenamiento de la próxima crisis. El primero fue descrito por François
Morin en su último libro/12. Su punto de partida es la existencia de burbujas
financieras en torno a las deudas públicas pero, también, en los mercados
financieros drogados por tipos de interés muy bajos. El elemento desencadenante
podría ser la quiebra de un banco sistémico, con reacción en cadena sobre otros
grandes bancos.
El segundo escenario nos remite a las inquietudes del FMI en
relación a los países emergentes. El elemento desencadenante sería entonces, un
incremento del tipo de interés del FED de Estados Unidos; el
endurecimiento de las condiciones financieras evocadas por el FMI. Esto
conduciría a una explosión de las burbujas, comenzando por los países
emergentes y, evidentemente, con repercusiones sobre el conjunto de las
finanzas mundiales.
En resumen, actualmente están reunidos los factores de
riesgo en torno a esta contradicción: de un lado, las políticas
deflexibilización monetaria no repercuten en la economía real, alimentan
las burbujas y sitúan a las finanzas mundiales en una trayectoria que no puede
continuar así sine die.
Pero el incremento de los tipos de interés provocaría la
explosión incontrolada de las burbujas, en un contexto en el que los Estados
apenas tienen munición para salvar de nuevo a los bancos.
En defensa del capital ficticio
Así pues, Christine Lagarde tiene razón cuando habla de las
"secuelas de la crisis financiera mundial". Más en concreto, el
esquema global es el siguiente: el periodo precedente de la crisis se
caracterizó por una enorme acumulación de capital ficticio; dicho de otro modo,
de derecho adquiridos sobre la plusvalía producida por la explotación del trabajo
asalariado. Para que el capitalismo despegue de nuevo sobre bases sanas,
hubiera sido necesario destruir ese capital ficticio (y también, sin duda, una
parte del capital productivo). Ha habido pérdidas, pero las políticas
desarrolladas en todo el mundo han estado guiadas por un principio básico:
preservar el capital ficticio y los derechos adquiridos que representan. Esto
se ha hecho de dos maneras: de una parte, a través de convertir las deudas
privadas en deudas públicas y mediante una punción sobre el plus valor a través
de las medidas de austeridad; de otra parte, por la inyección masiva de
liquidez. En el primer caso, se puede decir que el capitalismo respeta la ley
del valor porque busca ajustar la ratio capital ficticio/plus-valía aumentando
la plus-valía. En el segundo, por el contrario, trata de negar o contornear la
ley del valor operando sobre el numerador. Por tanto, en su sentido más
profundo, la próxima crisis se podrá interpretar como una severo recuerdo de la
[existencia de la] ley del valor.
Incluso si privilegia la austeridad a través de
"reformas estructurales", la Europa capitalista se vuelve, con cierto
atraso, hacia soluciones artificiales. Existe la flexibilización monetaria al
estilo Juncker que patina tanto como en Estados Unidos. Pero hay más: la última
gran idea de la Comisión europea fue la de lanzar una "iniciativa para la
titularización"/13 como parte de un proyecto más amplio de
"unión de mercados de capitales". Bajo la cobertura de su
reglamentación, el objetivo real es el de relanzar la titularización /14 pero
esta vez "con seguridad total", para obtener por esa vía "más de
100 mil millones de euros de financiación suplementaria"; es decir, la
mitad de los niveles anteriores a la crisis. No hay que olvidar que este
objetivo también lo fue del FMI en… octubre del 2009, cuando intentaba
"discernir cómo la titularización podría contribuir positivamente a la
estabilidad financiera y al crecimiento económico durable"/15. He aquí un
ejemplo terrible de la voluntad del sistema para favorecer el crecimiento del
capital ficticio.
La inestabilidad de la economía mundial
Antes de la crisis, la economía mundial estaba estructurada
en torno al eje China-Estados Unidos, a menudo bautizada como
"Chinamérica"/16. Este eje está camino de deshilacharse y es, sin
duda, uno de los elementos fundamentales de la remodelación de la economía
mundial.
El fin de la Chinamérica
La desinversión es simétrica: de un lado, el modelo
estadounidense se aleja de su funcionamiento anterior a la crisis -crecimiento
a base de crédito- debido a la recuperación de la capacidad de ahorro de los
hogares y de una menor dependencia energética. Estos dos factores reducen el
papel de motor de la economía mundial otorgado hasta entonces a EE UU.
Por su parte China había entrado en una fase de transición,
es verdad que dura y difícil, hacia un modelo centrado en la demanda interior.
Y en todo caso alejada del crecimiento basado en las exportaciones: su
participación en el PIB chino ha pasado del 36 % en 2006 al 26 % actualmente. La
complementariedad entre las dos grandes economías se reduce y esta retracción,
con sus efectos colaterales en los países emergentes y Europa, desequilibra
toda la economía mundial.
Esta reorientación de la economía china se manifiesta a
través de un cambio en la estructura de su comercio exterior/17, que también
contribuye a la ralentización del comercio mundial. Lo que constituye otro
elemento inquietante para los economistas que se interrogan sobre sus causas y
se plantean si se trata de un fenómeno pasajero o más estructural. Todo hace
pensar que se trata de un cambio de tendencia a largo plazo/18, que se
corresponde con la ralentización del fraccionamiento de las cadenas de valor.
Esta organización de la producción, a caballo entre
diferentes zonas de la economía mundial, característica de la globalización
contemporánea, está a punto de alcanzar su límite, al igual que el crecimiento
del comercio mundial a un ritmo más rápido que el PIB que había impulsado. Este
fenómeno afecta fundamentalmente a China, pero también a EE UU, Corea y Japón,
lo que confirma que el eje China-EE UU está a punto de deshacerse.
Desincronización y volatilidad
La inestabilidad de la economía mundial se agrava aún mas
debido a la desincronización de las coyunturas entre EE UU y la zona euro. Un
estudio minucioso del FMI/19 muestra que estas divergencias tienen efectos
colaterales (spillovers) importantes.
Ahí también, los autores ponen de relieve su inquietud, planteándose "si el despegue de EE UU no sólo podría
reforzar el dólar frente al euro sino también incrementar los tipos de interés
en la zona euro, o si la flexibilización monetaria en la zona euro podría no
solo debilitar al euro, sino continuar presionando a la baja en los
rendimientos de EE UU".
El mismo documento arroja una luz interesante en lo que
concierne a los países emergentes. Sus autores distinguen dos canales de
transmisión. El canal "tradicional" es que los capitales van hacia la
zona (EE UU o zona euro) aprovechando un repunte del crecimiento, que tendrá
por efecto una apreciación de la moneda de la zona que se beneficie de esta
afluencia de capitales. Pero también identifican otro canal, originado por la
atracción del riesgo (risk-appetite): los capitales anticipan la recuperación
en los países emergentes provocada por la de la zona del "centro" (EE
UU o zona euro). Este flujo de capitales en los países emergentes conducirá a
una apreciación de su moneda.
Estos análisis muestran que el funcionamiento de la economía
mundial escapa a cualquier regulación y que los países emergentes están
expuestos a movimientos de capitales que, salgan o entren, tienen efectos
desestabilizadores. El período actual se caracteriza precisamente por un
incremento de la volatilidad de estos movimientos de capitales.
El agotamiento de los incrementos de productividad
Durante la presentación de las últimas previsiones de la
OCDE, su economista-jefe, Catherine Mann, subrayó que "la ralentización
del crecimiento potencial en los países avanzados es una preocupación
permanente"/20. Christine Legarde, por el FMI, hizo referencia a la
"nueva mediocridad" o, dicho de otro modo, "al riesgo
de un persistente crecimiento débil " que, según ella, se acerca.
Como base de estas afirmaciones está el agotamiento de los
incrementos de productividad. Esta tendencia no es nueva, porque se desencadenó
en los países avanzados a mediados de los años 1980, con fluctuaciones fuertes
en el caso de EE UU. Pero, al final, los países emergentes tomaron el relevo y
los incrementos de productividad que lograron pudieron ser captados en gran
parte por los "viejos países capitalistas". Al inicio de la crisis,
los países emergentes sostuvieron el crecimiento mundial. Pero puede ser que
esta gran transformación de la economía mundial haya llegado a un punto de
inflexión: en efecto, los datos más recientes del Conference Board muestran
que el crecimiento de la productividad horaria del trabajo ha retrocedido de
forma neta en los países emergentes desde el inicio de la crisis (ver gráfico
3)
Gráfico 3
Tendencia del crecimiento de la productividad del trabajo
Tendencia del crecimiento de la productividad del trabajo
Fuente: The Conference Board/21 |
Ahora bien, la productividad y, más en concreto, la
productividad global de los factores es un elemento fundamental en la dinámica
de la tasa de beneficio. Sin embargo, esta última se ha recuperado en los
principales países capitalistas a pesar del agotamiento de la productividad/22.
Esta proeza sólo ha sido posible por la puesta en pie de toda una serie de
dispositivos: financiarización, endeudamiento, desigualdades, reducción de las
rentas salariales, etc. Al mismo tiempo, la rarificación de las oportunidades
para inversiones rentables ha conducido a un estancamiento de las tasas de
inversión productiva.
Discrepancias en las tasas de beneficio
El capitalismo no tiene otra alternativa que encarrilar el
modelo neoliberal intentando, para ello, reducir los factores de desequilibrio.
Evidentemente, en esta búsqueda de una salida para la crisis, la cuestión clave
es la recuperación de la tasa de beneficio que, fundamentalmente, no puede
pasar más que por el incremento de la tasa de explotación. Ahora bien, lo que
resulta chocante es la dispersión de los panoramas. Entre los países avanzados,
asistimos a un desmembramiento de las tasas de beneficio, a la vez entre EE UU
y la zona euro y en el interior de ésta última (ver gráfico 4). Este fenómeno
implica un endurecimiento de la competencia entre las multinacionales, que es
susceptible de derivar en un repliegue general de la tasas de beneficio. En
todo caso, es lo que anuncia el Instituto McKinsey/23, que prevé que los
beneficios de las transnacionales (global corporate profit) pasen del 9,8 %
mundial en 2013 al 7,9 % en 2025, situándose más o menos al nivel de 1980.
Gráfico 4
Tasa de beneficio 2007-2015
Tasa de beneficio 2007-2015
Base 100 en
2007. Fuente: Ameco ‘Net returns on net capital stock: total economy’. * Ver el infográfico mas detallado. |
No hay beneficios, no hay recuperación
Estas divergencias se pueden ilustrar a través de un
análisis más detallado de la coyuntura en la zona euro. Este ejercicio lo ha
llevado a cabo recientemente la Comisión europea/24: en él se comprara la
tímida "recuperación" actual con otros episodios de la recuperación.
Los resultados de este estudio están ilustrados en el gráfico 5, que compara el
ciclo 2002-2015 con el precedente de 1996-1999. En ambos casos, el año de
referencia es el año que precede al punto más bajo (1992 y 2008,
respectivamente). Se examinan dos variantes claves en la dinámica del
capitalismo: las inversiones y la parte de los salarios. En los dos casos, el
beneficio es comparable en lo que respecta a la fase del ciclo que precede a la
recesión. Pero lo que ocurre después nos lleva a dos historias muy diferentes.
Tras la recesión de 1993, la inversión cae, pero se
restablece progresivamente y, al cabo de seis años, recupera el nivel previo a
la crisis. La participación salarial [en la renta nacional] , que comenzó a
aumentar ligeramente a partir de su punto más bajo en 1989, vuelve a una
inexorable tendencia a la baja y retrocede casi cuatro punto del PIB entre 1992
y 1999. Se trataba de una buena salida de la recesión para el capitalismo, con
una mejora de la rentabilidad y una recuperación de la acumulación.
Pero lo que acontece tras el estallido de la última crisis
no tiene que ver con un ciclo clásico. La parte salarial aumentó fuerte en
2009, después bajó y hoy en día está estabilizada en un nivel superior en dos
puntos del PIB a su nivel previo a la crisis. Dicho de otro modo, no se ha
restablecido la rentabilidad del capital. Y vemos los efectos sobre la
inversión: comenzó a repuntar en 2011, siguiendo el perfil de la precedente
recesión. Después, la intensificación de las políticas de austeridad condujo a
la caída doble(double dip) del crecimiento y la inversión retrocedió de
nuevo antes de recuperarse en 2014. Pero actualmente continúa siendo inferior
en un punto y medio del PIB en relación a su nivel previo a la crisis.
Gráfico 5
Dos episodios de la recesión en la zona euro
Dos episodios de la recesión en la zona euro
Causas financieras y efectos reales
Comprender como interactúan la finanza y la producción es
una tarea fundamental pero difícil. Un reciente estudio de los economistas del
BRI/25 (Banco de pagos internacional) permite aclarar esta cuestión a partir de
un modelo que relaciona las "causas financieras" y sus "efectos
reales". Los autores construyen un índice a partir de lo que contribuye el
reparto sectorial del empleo al crecimiento medio de la productividad. Después
muestran que este índice está significativamente correlacionado (negativamente)
a los booms financieros. Dicho de otro modo, cuando el crédito aumenta más
rápido que el PIB, el empleo se desplaza hacia sectores con una productividad
inferior. También muestran que el valor de este índice antes de una crisis
financiera determina la trayectoria posterior de la productividad. Y ese
mecanismo se retroalimenta porque el recurso al crédito alimenta [la tendencia]
que estaría tratando de contrarrestar; a saber, la ralentización de la
productividad. Esta modelización de la relación entre la eficacia productiva y
las derivas financieras parece especialmente pertinente para analizar la crisis
de la zona Euro.
La crisis que viene
Después de este análisis somero una cosa es segura: la
"Gran recesión" ha abierto un período de "regulación
caótica" a escala mundial. Hoy en día la perspectiva de una nueva crisis
parece casi inevitable y es difícil discernir donde se dará el punto de ruptura
(¿la bolsa, la banca, la deuda, el tipo de cambio?), pero este episodio será en
todo caso la expresión de profundas contradicciones estructurales.
Hoy en día el capitalismo mundial se encuentra sometido a
una tensión fundamental. De un lado, la gestión de la crisis que estalló en
2008 se abordó según dos principios fundamentales: no arreglar las cuentas (sus
"secuelas"), y reconstituir el modelo neoliberal previo a la crisis
tratando de controlar sus efectos más nocivos. En la práctica se trata de garantizar
los derecho adquiridos por el "1 %" y la libertad de acción de los
bancos y las multinacionales. Pero, actualmente, el mecanismo fundamental del
dinamismo del capitalismo, a saber los incrementos de productividad, está
agotándose.
Esta configuración conduce a interacciones complejas entre
las evoluciones que se dan en el seno de la esfera productiva y el manejo de
los instrumentos financieros y monetarios. Por ello, como en 2007-2008, el
punto de desencadenamiento de la próxima crisis no bastará para sacar a la luz
sus causas profundas.
Notas
1/ Christine Lagarde, "Gérer la transition
vers une économie mondiale plus saine", 30/09/2015.
2/ Jacques Attali, "La crise,
Acte 2", 17/08/2015.
3/ FMI, Uncertainty,
Complex Forces Weigh on Global Growth, World Economic Outlook, octubre
6, 2015.
4/ Richard Fisher, "Monetary Policy and the Maginot Line”,
julio 16, 2014.
5/ Money, the life-blood of the nation / Corrupts and
stagnates in the veins / Unless a proper circulation/ Its motion and its heat
maintains.
6/ BIS, 85th
Annual Report, junio 2015.
7/ Lawrence Summers, “The global economy is in
serious danger”, The Washington Post, octubre 7, 2015.
8/ Michel Husson, "Estancamiento
secular: un capitalismo empantanado?" en VIENTO SUR,
junio 2015
9/ Claudio Borio, Media
briefing on the BIS Annual Report 2015, 24/06/2015.
10/ McKinsey Global Institute, Debt
and (not much) deleveraging, febrero 2015.
11/ FMI, Global Financial Stability Report,
October 2015. Capítulo 3: “Corporate leverage in emerging markets—a
concern?”.
12/ François Morin, L’hydre
mondiale : l’oligopole bancaire, Lux, 2015 ; ver este vídeo del autor.
13/ Comisión europea, Initiative
sur la titrisation, septiembre 2015.
14/ Comisión europea, Capital Markets Union, flyer,
septiembre 2015.
15/ FMI, Global Financial Stability Report,
October 2009. Capítulo 2 : “Restarting
Securitization Markets: Policy Proposals and Pitfalls”.
16/ Michel Husson, "Chine-USA. Les lendemains incertains
de la crise" Nouveaux Cahiers Socialistes n° 2,
Montréal, septiembre 2009 ; "Etats-Unis : la fin d’un modèle", La
Brèche n° 3, 2008.
17/ Michel Husson, "La fin
de l’émergence du Sud?", A l’encontre, 22/03/2015.
18/ Sébastien Jean, "Le ralentissement du commerce mondial
annonce un changement de tendance", La lettre du Cepii n°
356, septiembre 2015.
19/ “Big Players Out of Synch: Spillovers
Implications of US and Euro Area Shocks", IMF Working Paper,
septiembre 2015.
20/ Catherine Mann, “Puzzles and
uncertainties”, OECD Interim Economic Outlook, septiembre
2015.
21/ The Conference Board, “Productivity Brief 2015”.
22/ Michel Husson, "Los límites
del keynesianismo" en VIENTO SUR, febrero 2015.
23/ McKinsey Global Institute, The
new global competition for corporate profits, septiembre 2015.
24/ “The euro area recovery in perspective”,
European Commission, Quarterly Report on the Euro Area, n° 3, 2015.
25/ Claudio
Borio et al., “Labor Reallocation and Productivity
Dynamics: Financial Causes, Real Consequences”, BIS, mayo
2015.
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